Eden Project, las gigantescas burbujas invernadero que albergan dos biomas
Cinco burbujas enormes conducen al visitante a través de manglares y plantas de todo tipo en lo que podría ser un gran jardín tropical en Cornualles, suroeste de Gran Bretaña. Eden Project acoge dos biomas diferentes. Uno en el que se reproduce el clima tropical húmedo, y otro con un clima más caliente y seco. Un impresionante jardín que se extiende por 8 hectáreas de senderos y más de 3.000 variedades de plantas.
El espacio que hoy ocupa Eden Project no era más que una cantera de arcilla casi abandonada hace años. Un terreno árido que ha pasado a convertirse en un jardín lleno de naturaleza, y una inyección económica para el pueblo de Cornualles.
Todo se remonta a 1995, cuando la mina de arcilla se acerca al final de su vida económica. Por esa época, se estaba buscando un gran terreno en el que se pudieran exhibir algunas de las plantas más importantes del mundo.
Los primeros diseños se dibujaron sobre una servilleta, hasta que la firma de arquitectos Grimshaw respalda el proyecto. El diseño fue cambiando y evolucionando hasta convertirse en unas burbujas gigantes. Durante los primeros meses de construcción llovió todos los días, lo que produjo que llegaran al pozo de la mina 43 millones de litros de agua. Para ello, se diseñó un sistema de drenaje especial.
Se utilizaron 370 kilómetros de andamios para construir los biomas, lo que le sirvió a Eden para entrar en el libro Guinness de los Récords.
En el año 2000, y con ayuda de la Universidad de Reading, Eden Project comienza a producir más de 83.000 toneladas de suelo, lo que ayuda a demostrar que la regeneración ambiental es posible. En los biomas, la corteza comportada proporcionó el componente de materia orgánica, porque se necesitaba que fuera de larga duración. Fue en septiembre de ese mismo año cuando se planta el primer árbol.
Muchas de las plantas se cultivan a partir de semillas de su propio vivero, otras provienen de jardines botánicos y de estaciones de investigación.
El Times definió este lugar como ‘La octava maravilla del mundo’.