Hoy es un día especial para la familia Foster. Sir Norman Foster, uno de los arquitectos más emblemáticos del mundo contemporáneo, cumple 90 años. Paola, su hija y también arquitecta, ha querido adelantarse a la celebración con un sencillo pero emotivo mensaje en Instagram: «90 today». Un álbum familiar que recoge el peso de un clan que ha marcado la arquitectura. Aunque podríamos decir que las mejores obras de Foster no son los rascacielos ni los puentes que lleva firmando décadas, sino los refugios privados que comparte con su esposa, la editora y galerista de arte contemporáneo Elena Ochoa, la icónica psicóloga de los 90 reconvertida en Lady Foster.
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La pareja divide su tiempo entre varios rincones de lujo: un penthouse con vistas privilegiadas al Támesis en Londres, su refugio en St. Moritz, donde en invierno residen en la elegante Chesa Futura, una casa de tres plantas diseñada por el propio Foster, y una propiedad exótica en Leedon Park, Singapur. Sin embargo, la joya de la corona está en Madrid, en la aristocrática calle Monte Esquinza 48, un palacete señorial que, desde hace ocho años es sede de la Fundación Foster (y se puede visitar).

Los precios de las propiedades de lujo en St. Moritz han alcanzado niveles récord en 2025. Según datos recientes, el precio promedio de las casas es de aproximadamente entre 20 y 40 millones de euros.
Considerando que Chesa Futura es una residencia única, diseñada por el propio Norman Foster y ubicada en una zona de alta demanda, su valor podría situarse en el rango superior de estos precios.

El palacete de Chamberí de Elena Ochoa y Norman Foster
Este palacete, ubicado en el corazón de Chamberí, es más que una residencia: es un símbolo. La finca de más de 1.700 metros cuadrados fue transformada sin alterar su esencia histórica para albergar el legado artístico y arquitectónico de los Foster. El edificio fue construido por Joaquín Saldaña en 1912 para el Duque de Plasencia.
El palacete, valorado en más de 12 millones de euros en su día, hoy podría alcanzar entre 14 y 16 millones de euros. Se erige ahora como un imán para la intelectualidad y la jet set madrileña, un punto de encuentro donde arte, diseño y urbanismo se entrelazan con la exclusividad que sólo esta familia puede ofrecer. Aquí, Elena Ochoa, además de ser la musa y compañera de vida de Foster, despliega su pasión por el arte contemporáneo a través de Ivory Press, su editorial que tiene en Chamberí una segunda casa, en la Calle Aviador Zorita.

La Fundación Foster reúne maquetas, planos, dibujos y un archivo personal repartido por el mundo, junto con una colección permanente de piezas de arte y diseño que la pareja ha ido acumulando durante décadas. Sin duda, un palacio con alma y espíritu único, al que la historia añade un matiz personal y familiar.

Porque más allá de los edificios que ha concebido Norman Foster, las casas que ha creado (junto a Elena) reflejan su verdadera obra maestra: un hogar diseñado para vivir el arte, la arquitectura y la vida con un lujo discreto y exclusivo, tan imponente como íntimo.