Hoy se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Una jornada a través de la cual se da visibilidad a esta problemática mundial para concienciar a la sociedad de la necesidad de erradicarla. No en vano, dos de cada tres mujeres han sufrido en primera persona algún tipo de violencia o conocen a alguien que está pasando por esa situación, según el último informe anual de ONU Mujeres.

Por ello, es tan importante que entre todos los agentes sociales, tanto de manera individual como colectiva, conformemos una red para que las mujeres que sufren abusos y violencia puedan pedir ayuda, recomponerse y seguir adelante con dignidad. Muchas de estas víctimas no sólo necesitan protección y asistencia en su día a día, sino también un empleo que fomente su inclusión e independencia económica para tener las mismas oportunidades que el resto de ciudadanos.

Sobre ello están muy concienciados en Clece, que incorpora en su estructura un servicio que, bajo el nombre de Unidad de Apoyo, ayuda a las mujeres víctimas de violencia de género contratadas por la empresa. Para ello, se ponen en marcha diversas acciones, como la organización de jornadas de apoyo y un continuo seguimiento psicosocial para asegurarse de que estas nuevas incorporaciones están bien, así como para percibir los posibles problemas que tienen otras mujeres de la plantilla y ayudarlas a encontrar soluciones.

“Se trata de una iniciativa empresarial pionera en España que ha sido una respuesta y apuesta clara por la inclusión desde la alta dirección de Clece”, tal y como señala Mateo Lamirán, delegado social de Clece en Levante. “La Unidad de Apoyo nace en los Centros Especiales de Empleo, pero en nuestra empresa, desde hace años se implantó en la estructura para integrar a colectivos vulnerables que requieren de unas garantías especiales en el ámbito laboral y, de este modo, limitar su exposición a situaciones discriminatorias”, añade.

Lamirán explica, además, que con esta iniciativa interna se vela por el bienestar laboral, social y personal de estos colectivos tan frágiles. Por ello, al principio de la contratación se hace una primera valoración de la situación de cada una de estas mujeres y se contempla apoyo extra para que el desempeño de sus tareas en la empresa sea total y haya una integración plena de la persona.

Integración plena de las personas y seguimiento detallado

Mercedes Ortega, psicóloga de la Unidad de Apoyo de la zona sur de Clece, relata cómo funciona la contratación y el seguimiento de estas mujeres que han sufrido violencia en sus hogares. “En Clece hay contratación prioritaria de colectivos vulnerables que tienen una complicada inclusión laboral. Contactamos con diferentes asociaciones y fundaciones que nos dan currículum para que podamos hacer las contrataciones y nos nutrimos de estos perfiles, siempre tratando todo con suma confidencialidad. Es decir, nosotros sabemos el problema que han podido y pueden tener con el fin de ayudarlas, pero en sus puestos de trabajo nadie tiene conocimiento de nada”, señala.

Una vez que se ha contratado a la empleada, la propia Ortega hace un detallado seguimiento –telefónico o presencial– de cómo está o si se siente bien en ese puesto. “Esto es importante para que desarrolle su labor profesional. Si tiene algún problema, lo hablamos y vemos si necesita ayuda, orientación o ser derivada a atención psicológica o bien proponerle una asociación que trate el posible problema, ya que estas personas han pasado por momentos muy complicados”.

Sobre la discreción, Lamirán comenta lo siguiente: “Es importante para nosotros y para ellas. Hay personas más abiertas y otras menos dadas a contar nada, así que en muchos casos observamos y si necesitan ayuda se la proporcionamos”.

Acerca de la reserva a la hora de contar situaciones personales, el delegado social de Clece pone un ejemplo que ha pasado en alguna ocasión. “Veníamos observando que una de las empleadas llegaba tarde. Al hablar con ella descubrimos que no llegaba puntual porque no tenía a nadie que se quedara con sus hijos antes de llevarlos al colegio. En este momento, la Unidad de Apoyo le buscó ayuda económica para que pudiera dejar a los niños antes de comenzar el colegio y desempeñar sin problemas su labor”.

Más que un empleo

En definitiva, explica Ortega, esta Unidad de Apoyo de Clece trata de hacer un plan de acompañamiento completo de las mujeres víctimas de violencia de género, incluso abordando su situación económica y familiar. “Insisto, siempre con confidencialidad”, señala. “Además -añade Ortega- siempre pido que les pongan la jornada completa porque suelen ser familias monoparentales y necesitan salir adelante también económicamente. Quieren sentirse útiles, valerse por sí mismas. A lo largo de este tiempo, he aprendido que para ellas esto es más que un trabajo, es una manera de sentirse realizadas. Yo, personalmente, aprendo de ellas en cada una de nuestras conversaciones”.

La Unidad de Apoyo de Clece supone un gran avance que favorece la consecución de una nueva vida para muchas mujeres que han sido víctimas de violencia de género.

Para favorecer la integración laboral de las víctimas de violencia de género, Clece trabaja con asociaciones dedicadas a este colectivo. La compañía forma parte del programa Red de Empresas por una Sociedad Libre de Violencia de Género que promueve el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y que tiene como objetivo sensibilizar a la sociedad frente a esta lacra, así como promover la inserción sociolaboral de las víctimas.