Este 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Trabajo Social. Una jornada que se enmarca este 2023 bajo el título ‘Respetando la diversidad a través de la acción conjunta’ y que busca, entre otros aspectos, reconocer cómo las comunidades pueden llevar a cabo acciones que transformen la sociedad en un espacio cada día más inclusivo, sostenible y seguro para todos.
En este camino transformador, el trabajo social es un pilar fundamental. No sólo porque sus profesionales son los encargados de detectar la realidad y las necesidades de los colectivos más vulnerables de nuestro entorno; sino porque su mirada, empática y cargada de sensibilidad, busca mejorar el día a día de las personas que pueden estar viviendo situaciones que dificultan su inclusión en la sociedad.
La labor del trabajador social puede desarrollarse en diferentes medios, tanto en el ámbito público como privado, ya que las sinergias entre ambos espacios son imprescindibles. Y es que, cuando hablamos de atender a los colectivos más desfavorecidos y de construir una sociedad inclusiva, el diálogo público-privado debe ser permanente y, además, hablar el mismo idioma.
De ahí que ambos sectores requieran de profesionales especializados en las relaciones humanas, y que cada día más trabajadores sociales incorporen su talento y conocimientos a las empresas para tratar de mejorar la vida de las personas, tanto hacia el interior como hacia el exterior de la organización, como es el caso de Clece.
Esta empresa de servicios esenciales cuenta en su plantilla con un amplio número de trabajadores sociales, que juegan un papel muy importante en las diversas áreas de actividad de la compañía, como en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) o las residencias, así como en su estructura interna mediante las Unidades de Apoyo.
Escucha activa para dar un mejor servicio
Laura Fiel es trabajadora social y actualmente coordina el SAD que gestiona Clece en el distrito madrileño de Villaverde, aunque no es el único, ya que la compañía también gestiona este servicio en los distritos de Retiro, Usera, Puente de Vallecas, Moratalaz, Villa de Vallecas, Vicálvaro y San Blas Canillejas, atendiendo en todos ellos a más de 23.000 usuarios. “Creo que las personas que nos dedicamos al trabajo social miramos el mundo con una sensibilidad especial, buscamos transformarlo en un espacio más justo e inclusivo para todas las personas. Por eso, creo que para trabajar en este ámbito es muy importante saber escuchar, ser empático, tolerante y, por supuesto, saber trabajar en equipo porque debes coordinarte con la Administración y otras disciplinas presentes dentro de la empresa”, apunta Fiel.
La labor de esta trabajadora social tiene varios ejes de actuación. En primer lugar, para poder poner en marcha el Servicio de Ayuda a Domicilio, Fiel tiene una comunicación directa y estrecha con la Junta de Servicio Social del Distrito de Villaverde, ya que es esta quien envía a Clece las altas de los nuevos usuarios a los que deben dar servicio.
“Una vez que tenemos el alta, nos ponemos en contacto con el usuario, organizamos una cita en su domicilio y vamos hasta allí para poder conocernos, saber cómo es su situación concreta y organizar bien el servicio que vamos a dar”, detalla. Tras conocer la necesidad de esa persona, según explica, buscan al personal auxiliar que acudirá a su casa y hacen la distribución de las horas mensuales y las tareas que requiere para “hacer mejor su día a día, cubriendo todas sus necesidades”.
Una vez se ha activado el servicio, Fiel también lleva a cabo tareas de seguimiento a través de llamadas semanales o reuniones. “De esta manera, vemos si las necesidades que habíamos identificado se están cubriendo, si las personas están bien con el servicio y contemplar, si fuera necesario, una reorientación del mismo o ampliarlo”, añade.
A modo de conclusión, Fiel señala que lo mejor de su trabajo es saber que están cuidando de las personas que más lo necesitan: “Ayudamos a mejorar la calidad de vida de nuestros usuarios, eso lo hace todo muy motivador para seguir adelante con nuestro trabajo porque creo, además, que atender las necesidades básicas de la sociedad es una forma de evitar la exclusión”.
El trabajo social en una Unidad de Apoyo
En esta compañía, otro de los ejes de actuación de los trabajadores sociales se centra en la Unidad de Apoyo, una iniciativa pionera dentro del sector privado que tiene la finalidad de acompañar a los nuevos empleados durante su proceso de adaptación al puesto de trabajo, sobre todo a las personas procedentes de colectivos sociales en riesgo de exclusión.
Alberto Valderas es trabajador social y desde hace años desarrolla su labor dentro de la Unidad de Apoyo de Clece en Madrid, una de las regiones donde está activa, junto a Andalucía, Valencia y Cataluña. “Nuestro foco principal está puesto en caminar junto a los trabajadores procedentes de colectivos desfavorecidos desde que llegan a Clece. Cuando sabemos que comienza un nuevo empleado con nosotros, nos presentamos, le explicamos qué es lo que hacemos en la Unidad de Apoyo y le pedimos que nos cuente su recorrido laboral, así podemos conocer a la persona y, si fuera necesario, poder ayudarla de la mejor forma posible”, comenta.
“Intentamos crear un ambiente amable, hacer un seguimiento semanal de su proceso de integración, y si este es favorable, lo voy espaciando en el tiempo poco a poco hasta la plena adaptación, sabiendo que, si necesita algo, puede llamarnos en cualquier momento”, explica Valderas.
Cree este trabajador social de Clece que el proyecto de la Unidad de Apoyo debería instaurarse en todas las compañías: “Tendría un impacto muy positivo tanto para las personas como para las empresas. Hablamos de tú a tú con los empleados y conocemos lo que les puede estar pasando, eso ayuda a que se desarrollen mejor profesionalmente”.