El Servicio de Ayuda a Domicilio para las personas mayores y personas con dependencia siempre es importante, pero durante la pandemia del Covid-19 y el confinamiento, durante el cual los grupos de riesgo no podían salir a la calle ni a comprar alimentos por el peligro de contagio, ha sido un servicio absolutamente imprescindible. Sin sus cuidados, muchos usuarios se habrían quedado aislados y habrían tenido importantes problemas en tareas esenciales como el aseo, la limpieza del hogar o realizar la compra.

Durante toda la pandemia, de la que aún estamos saliendo poco a poco, los empleados de ayuda a domicilio han salido a trabajar para ayudar a la población más vulnerable. Eso sí, el camino hasta hoy no ha sido sencillo porque todos, tanto usuarios como trabajadores, han estado dominados en algún momento por el miedo a contagiar y contagiarse de un virus del que desconocíamos casi todo.

La importancia de una pronta coordinación ante el Covid-19

Por todo ello, y con unas circunstancias tan extraordinarias, ha sido de especial importancia la coordinación de los Servicios y Políticas Sociales de los ayuntamientos españoles con las compañías que prestan Servicios de Ayuda a Domicilio. En este sentido, María Carriedo, coordinadora de Clece en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Palencia, detalla que los primeros días, cuando todo eran dudas e incertidumbre, los usuarios “llamaban asustados, claro, el miedo es libre, y nos decían que no querían que nadie fuera a sus casas a atenderles por el terror al contagio”.

Sin embargo, explica Carriedo, “la empresa dispuso un protocolo de actuación muy detallado desde el principio y nos dio material de protección para poder atender a los usuarios con todas las medidas de seguridad”. Además, asegura, “en Palencia el 100% de la plantilla ha sido negativo tras habernos hecho los test y sólo ha habido dos usuarios con positivo en Covid-19 que han sido atendidos con unas medidas higiénicas muy férreas y con una organización muy estricta”.

No obstante, concluye la coordinadora palentina, “durante todo este tiempo hemos readaptado los servicios que les dábamos ya que, con el confinamiento, a las labores que realizábamos se ha sumado hacerles la compras en supermercado o farmacia para evitar riesgos de contagio”. Y no sólo eso, además, explica que “durante el estado de alarma hemos hecho un seguimiento telefónico de todos los usuarios que se dieron de baja y que, ahora, poco a poco y según el miedo va retrocediendo, están regresando para activar el Servicio de Ayuda a Domicilio”.

“Han sido el remedio a nuestros males”

Una de estas usuarias es Victoria, a la que todo el mundo llama cariñosamente Tolli, que vive en Palencia con su marido Walter, un hombre totalmente dependiente que necesita que lo ayuden para todo. Ambos sobrepasan los 80 años y, por lo tanto, pertenecen a ese grupo de población de riesgo que durante la pandemia ha tenido que cuidarse mucho y aislarse en su casa para protegerse del Covid-19.

Por ello, Tere, la auxiliar que cada día va a casa de Tolli y Walter, se ha convertido para el matrimonio en “un ángel de la guarda, así es como la presento yo a todo el mundo”, dice esta mujer palentina. Señala, además, que está “encantada con este servicio, nos ha ayudado mucho durante esta cuarentena”.

Confiesa Tolli, además, que cuando comenzó a conocerse la pandemia se asustaron muchísimo: “Somos mayores y nos preocupa nuestra seguridad, tanto la física y psíquica, como la social. Nos preocupa la estabilidad presente y futura, por eso, hemos encontrado en esta ayuda a domicilio una salvación. En muchos de nuestros males han sido nuestro remedio”.  Relata, con voz agradecida, que gracias ayuda a esta ayuda “no nos ha faltado de nada, han hecho las compras, han traído nuestras medicinas… tenemos que reconocer que tenemos mucha suerte de contar con ellos, con su amabilidad y su buen servicio”.

No duda en afirmar que “lo hemos llevado mejor gracias a ellas y, además, venían muy bien preparadas con toda la protección y medidas de seguridad, nos desinfectaban todo si salían a la compra, etc. No tengo más que alabar su trabajo, se lo merecen porque nos cuidan muchísimo desde el primer día que llegan a casa sin conocernos de nada”.

“Trabajamos con personas, de corazón a corazón”

Finalmente, explica Tolli que su marido, Walter, “no quería que nadie lo bañara, pero ahora está encantado con todo y le da pena que no vengan los fines de semana”. Espera, además, que “esto pueda ser un homenaje para las personas que como ellas trabajan en Clece, así como los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Palencia, porque hacen una labor maravillosa. Me imaginaba que podíamos morir solos, como tantas otras personas, y nos daba mucho miedo, y ellos no han parado de llamarnos, no sé cómo lo hubiéramos hecho sin ellos”.

En este sentido, Marisa, auxiliar de Clece en el Servicio de Ayuda a Domicilio de Sevilla desde hace más de cuatro años, detalla que “todos vamos a sus casas a atenderles y darles lo mejor de nosotros mismos”. Confiesa también que siempre se ha sentido muy valorada por las personas con las que ha trabajado, “toda la gente que me ha tocado cuidar ha sido encantadora conmigo.  Yo trabajo en esto por vocación, era una meta que tenía que cumplir. Me encanta lo que hago desde que empecé y cada día me gusta más”.

Y concluye: “La ayuda a la dependencia es muy necesaria, les damos calidad de vida con nuestros cuidados y lo hacemos en sus viviendas, con sus cosas de toda la vida. Al fin y al cabo, trabajamos de corazón a corazón”.