“Llevo un año y medio viviendo aquí, todas las auxiliares y las enfermeras son fantásticas y nos cuidan como si fuéramos su familia”, explica sonriente Birte, una danesa de 84 años que vino a Marbella hace cinco décadas y hoy vive en la Residencia de Mayores Cuevas de San Marcos (Málaga), un centro gestionado de forma íntegra por Clece. Confiesa Birte, además, que es “complicado vivir solo cuando se es mayor, necesitas que te cuiden, que te ayuden y aquí hay mucha gente buena. Como muy bien y, ante esta situación actual del Covid, nos han hecho test y nos toman varias veces al día la temperatura. Estamos muy controlados”.
Lo que más echa de menos Birte, según detalla, es “salir a la calle a dar un paseo, ver tiendas, hacer algunos encargos, tomar un café en una cafetería o, simplemente, ver a la gente pasar. Pero entiendo que estamos en una situación complicada que tarde o temprano pasará y podremos seguir adelante”. De momento, dice con tono cariñoso, “salgo a pasear a un patio muy bonito que tenemos aquí porque no quiero que mis piernas se adormezcan. También me gusta mucho leer y cada noche hablo con mis hijas, una vive en Los Ángeles y la otra en Inglaterra, a través de videollamadas para contarles mi día y ver también a mis tres nietas. Las chicas que están aquí nos ayudan muchísimo y conocen muy bien nuestras vidas para hacernos sentir cómodos”.
Laura Cantero, jefa de Servicio de Residencias, llama la atención sobre este último aspecto, el hecho de conocer a fondo la vida de las personas mayores que viven en las residencias gestionadas por Clece, porque asegura que es clave que sientan sus centros como verdaderos hogares. “Tras los meses de pandemia, contrariamente a la mala impresión que se ha dado del trabajo de algunas residencias, nosotros conocemos aún más si cabe las preferencias, los gustos, las costumbres de nuestros residentes porque así es como les damos lo mejor de nosotros mismos”, comenta.
Un modelo de atención centrado en la persona
En Clece, que vela por el cuidado y la salud de más de 4.000 personas mayores que viven en las 61 residencias que gestionan de manera integral en todo el territorio nacional, Cantero destaca que tienen implantado un modelo de atención centrado en la persona que goza de gran éxito. “Se trata de un modelo que no sólo es asistencial, sino que también fomenta las capacidades de los usuarios a través de sus gustos o las profesiones que tenían cuando vivían en sus casas o antes de jubilarse. Y, para ello, necesitamos conocer todo y conocer también a sus familias, no ser sólo las personas que les atienden”, explica Cantero.
La vallisoletana, que tiene decenas de anécdotas al respecto, comparte algunas historias emocionantes que, desde luego, pasan directamente por el corazón. “Hacemos con ellos actividades que para ellos tengan un sentido porque para nosotros lo más importante son las personas. Queremos atenderles respetando sus costumbres y sus rutinas, escucharlos y darles lo que necesiten. Conocerlos y, sobre todo, no infantilizarlos, dejarlos que actúen y que decidan como personas adultas y libres”, añade.
Recuerda Cantero con especial cariño a una usuaria de la Residencia Parquesol que era profesora de música y siempre había tocado el piano, le había dado un ictus y estaba encorvada en la silla de ruedas, apenas se movía. Allí, en el centro, detalla, curiosamente tienen un piano y el recepcionista un día lo comenzó a tocar y, sintiendo la fuerza de la música, la residente levantó los brazos, los puso sobre las teclas. “Todos nos quedamos con los pelos de punta al verla hacerlo”, apunta.
Otra residente, recuerda con cariño Cantero, adora los talleres de cocina porque toda la vida había cocinado en su restaurante. “Le dejamos las patatas, las cebollas y los huevos para hacer una tortilla y en un momento lo tenía todo pelado y preparado. Claro, disfrutaba haciendo lo que había hecho siempre y en los últimos años mientras vivía sola no podía porque, por seguridad, tenía en casa los fuegos precintados”, cuenta.
“Nos encanta verlos felices y disfrutando de todas las actividades. Ahora está todo un poco restringido porque hay que hacer las cosas con pequeños grupos debido al Covid, pero nosotros seguimos conociéndolos y estimulando sus capacidades para que sigan activos, trabajando y haciendo ejercicio físico. Queremos, de verdad, atenderles bien y ser su familia”, concluye Cantero.