Una de las cosas que más preocupan a los padres es encontrar la escuela infantil ideal a la que llevar a sus hijos. Son espacios en los que pasarán mucho tiempo, lugares donde se divertirán, se relacionarán con más niños y, además, vivirán sus primeras experiencias sensoriales y educativas.

Por ello, y ahora que se han abierto los plazos de matriculaciones en la mayor parte de las escuelas infantiles de España, es posible que muchos padres se pregunten cómo es el día a día de uno de estos centros donde dejarán a sus niños cotidianamente. Es importante destacar que en este momento hay muchas escuelas infantiles que, además de cumplir con los planes educativos de las consejerías de Educación de sus Comunidades Autónomas, también cuentan con proyectos pedagógicos propios que están siendo un éxito entre los niños porque, entre otras cosas, estimulan su imaginación y sus habilidades.

En Koala Escuelas Infantiles, compañía de Clece, se preocupan especialmente por potenciar en todos sus centros, el desarrollo de los más pequeños de una forma adaptada a los nuevos tiempos, en el mejor ambiente posible. Es el caso, por ejemplo de la Escuela Infantil Sanipeques, titularidad del Ayuntamiento de Granadilla de Abona (Santa Cruz de Tenerife) gestionada por Koala Escuelas Infantiles, un colegio “común”, señala su directora pedagógica Idayra Beltrán, “pero con un proyecto propio con el que nos desmarcamos un poco de lo habitual porque trabajamos muchísimos aspectos importantes para el desarrollo de los niños como, por ejemplo, la creatividad. Es decir, que salgan de aquí con unos objetivos añadidos”.

Explica, además, que “nos gusta que emocionalmente estén estables, por eso trabajamos mucho la empatía e intentamos siempre crear un vínculo entre la escuela y la familia para que los niños se sientan como en casa. Nuestro método es el cariño, así que siempre decimos que ¡tenemos un montón de hijos! A los niños no les falta cariño, nosotros les damos muchos mimos e intentamos que aprendan cantando y pasándolo bien”.

“Nuestro método es el cariño”

Hay un aspecto, además, en el que Beltrán pone el foco en varias ocasiones y es la importancia que tiene la autonomía de los niños en Sanipeques. “Desde que llegan trabajamos esto con ellos para que sean autosuficientes, se sepan vestir y comer solos, así como a quitarles el pañal y enseñarles a controlar el esfínter. Tenemos un ratio de 15 niños, así que podemos dedicarnos mucho más a cubrir y adaptarnos a las peticiones de cada uno de ellos”, aclara Beltrán.

Destaca que en Sanipeques hay “muy buenos resultados y los padres están muy contentos, pero también debo decir que hay muchísimo trabajo de fondo. Conocemos a los niños en profundidad, vemos cómo se relacionan y en qué son habilidosos”. En este sentido, explica la directora pedagógica, y con el fin de guiar a los niños, se hace a los alumnos el test de Howard Gardner o test de las ocho inteligencias múltiples: musicales, lingüísticas, lógica, espacial, sinestésicas, naturalistas, espaciales, intrapersonales e interpersonales. Así vemos en qué destacan y qué podemos potenciar”.

El arte como estímulo y experimentación

Se trata también de una escuela innovadora que “es un orgullo para nosotros”, apunta la directora pedagógica, porque “potenciamos las nuevas tecnologías porque hoy en día son fundamentales, pero también trabajamos que vivan sus propias experiencias pintando, haciendo juegos motores, saliendo mucho a jugar al patio para que se relacionen entre ellos o dibujando, por ejemplo”.

En este sentido, Beltrán destaca que este curso el arte y los artistas de la zona han tomado un papel relevante en la formación de los niños. “Estamos trabajando en un museo, hemos seleccionado artistas como, por ejemplo, César Manrique, para que pinten, modelen y experimenten con las texturas y después haremos una exposición en la escuela”, expone.

De este proyecto relacionado íntimamente con el mundo del arte, Janira Mendoza, educadora de Sanipeques, está especialmente orgullosa porque “hemos trabajado mucho sobre ello, es uno de nuestros grandes proyectos”. Destaca, además, que “lo hemos enfocado al mundo del arte porque son actividades nada monótonas, sino todo lo contrario. Descubren todo a través de los sentidos”.

La implicación de la familia

“Se trata”, comenta Beltrán, “de una etapa muy bonita y queremos que saquen a relucir su personalidad con nuestra ayuda y nuestra guía. Por este motivo, el contacto con la familia para nosotros es muy importante porque formamos también parte de su educación”. Además, y lo subraya, “pasamos mucho tiempo con ellos y los observamos mucho, así que somos capaces de detectar de manera temprana si tienen algún problema de comunicación, posibles TEA o autismo y poder tomar unas pautas de manera precoz”.

Sobre este último aspecto, Mendoza comenta que, efectivamente, “hay que tener en cuenta las necesidades de los niños con alguna discapacidad o problema para poder adaptarnos a ellos”. Eso sí, destaca también que “vienen de muy bebés, de modo que esto facilita mucho nuestra labor de observación y la relación con los padres”.

Y añade: “implicamos mucho en todo a la familia, nos gusta tener su plena confianza y así lo sentimos. Esto es para nosotros de gran importancia porque, de verdad, vemos cómo los resultados con los niños se multiplican por cinco cuando trabajamos juntos. Se dejan aconsejar mucho y entienden que somos un complemento a la educación que ellos les dan en casa”.

Debido a las circunstancias generadas por el Covid, el día a día ha cambiado sensiblemente en los centros de Koala Escuelas Infantiles, pues antes de acceder a las instalaciones, las familias se quedan en la entrada, se mide la temperatura, se retiran las mochilas utilizándose bolsas desechables y los niños se reparten en diversos grupos respetando la distancia de seguridad.  Aunque se han reforzado los equipos de limpieza a lo largo de la jornada, el cierre se ha anticipado para poder desinfectar juguetes, lencería de cama, etc. Todo ello para procurar un espacio seguro para los más pequeños.