Elegir una residencia para nuestros seres queridos es una decisión muy importante. Pero, además, hay que tener en cuenta que se trata de una decisión complicada sobre todo porque se trata de una elección llena de carga emocional. Por tanto, ¿qué aspectos debemos tener en cuenta a la hora de elegir? Dependerá de varios factores generales, pero también de las situaciones concretas y particularidades de las personas que vivirán en el centro como, por ejemplo, gustos personales o patologías que requieran de cuidados determinados.
Yasmina Valdivielso, directora de CleceVitam Altos de Parquesol en Valladolid, explica que ella «siempre» intenta ponerse en la piel de los familiares que buscan residencia para darles la mejor orientación. «Entiendo que a veces no es sencillo elegir o tomar la decisión, por ello somos un equipo que intentamos ser empáticos y dar a los usuarios y familiares un cariño y una cercanía que les haga sentirse como en su propia casa».
Otro punto a tener en cuenta, detalla, es que el acompañamiento desde el primer día en su proceso de adaptación. «Es una decisión muy dura, así que acompañar los primeros momentos a residentes y familias con un feedback continuo es imprescindible. Quieren conocer el día a día de su evolución».
Conchi Hernández, hija de una residente de CleceVitam Altos de Parquesol en Valladolid, señala que estuvo mirando «bastante tiempo antes de elegir porque mi situación era un poco complicada. Mi madre tiene una demencia, pero además tiene diabetes. La cuidábamos entre mi padre y yo, pero él murió de manera repentina y estuvo conmigo en casa viviendo alrededor de ocho meses».
«En ese momento», prosigue, «ya era dependiente, pero con los meses y con mis dos hijos la situación se tornó muy compleja, estaba muy cansada y había atenciones que ya no podía darle. No podía más, estaba afectando a todos los niveles de mi vida». Reconoce Hernández, además, que «me costó tomar la decisión, la verdad, porque una cosa es lo racional, y otra cosa muy distinta es lo emocional».
Lo que más me gustó de CleceVitam cuando fui a visitar las instalaciones es que «eran alegres, bonitas y con buenas vistas. Algo que puede parecer una tontería, pero no lo es en absoluto, quería que estuviera en un lugar donde cuidaran de su demencia y de sus crisis de diabetes». Valdivielso, por su parte, comenta que tener un «espacio al aire libre donde pasear y disfrutar de las visitas de una manera accesible, por eso también contamos con parking, así pueden aparcar con facilidad».
Hernández también agradece mucho «el seguimiento que hacen de mi madre, ya que tienen una plantilla con médico, enfermera, fisioterapia, etc. Desde el primer momento, la directora me dio mucha confianza, sentí que desde el principio entendió qué era lo que necesitaba para mi madre, noté mucho interés en ella».
Valdivielso agradece las palabras de Hernández, aunque comenta que todo es trabajo en equipo. Otra de las cosas en las que ambas coinciden como un factor importante a la hora de tomar la decisión es el tamaño del centro: «Me gustó mucho que fuera una residencia pequeña, ver que tenían dotación sociosanitaria que dan un trato lo más personal posible. Al haber menos usuarios, es más sencillo que se familiarizaran con ella y con sus gustos».
La directora de CleceVitam en Valladolid relata que todo el equipo «intenta conocer muy bien a las personas que van a ingresar. Su historia de vida, sus necesidades y preferencias, cómo les gusta vivir. Sólo así se podrán hacer cosas con sentido y que los familiares confíen en nosotros». Sobre ello, Hernández comenta que «aunque mi madre tiene demencia y ella no se entera de demasiado, me gusta verla con su ropa, vestida como está en casa, tal como era».
Otra de las cosas que más valoran las familias y los usuarios es la comida. «Les encanta que sea casera, que esté rica y que conozcamos también lo que les gusta y sus preferencias, etc. La mayor parte de los residentes disfrutan mucho», apunta la directora.
«A veces los familiares nos preguntan qué pueden llevar a la residencia, nosotros siempre les decimos que todo lo que usen a diario, con lo que se sientan cómodos y con todo aquello que sea parte de su identidad», añade.
Hernández comenta que su madre lleva en CleceVitam Altos de Parquesol desde abril y «he comprobado que hay un interés real por cuidarla, están muy pendientes de ella. Me escuchan, nos escuchamos. Me informan de todo. Me gusta mucho que el trato es que tengan la mayor calidad de vida posible, que vuelva a la normalidad tras los ingresos, a pesar de que a veces sea complicado».
En definitiva, se trata de encontrar un lugar donde el usuario se sienta como en casa, que fomente la cercanía con su familia o personas más allegadas y que proporcione una buena atención sociosanitaria adecuada.