En nuestro país hay más de 1,4 millones de personas dependientes que necesitan ayuda en su día a día, según los datos de cierre de año 2021 del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. En muchos casos estas personas son atendidas por un familiar que dedica la mayor parte de su tiempo a cuidar de ellas, lo que a menudo genera un desgaste importante al primero, tanto físico como psíquico.

Por tanto, sin duda, es fundamental que los cuidadores también tengan un tiempo de cuidado para ellos mismos, así como posibilidad de dejar temporalmente a sus seres queridos en las mejores manos e irse tranquilos a pasar unos días de vacaciones y desconexión. En CleceVitam, la red de residencias propias de Clece que se adaptan a las circunstancias de cada persona mayor, son conscientes de ello y, por eso, ofrece un servicio de estancias temporales.

Mónica García, jefa de Servicio de CleceVitam Carmen Conde, en Cartagena, explica que la idea surgió porque recibían llamadas preguntando si existía la posibilidad de que un familiar, en todos los casos personas dependientes, podía alojarse en la residencia durante algunos días o semanas. “Se trata de una forma de descanso para los cuidadores, dado que su papel es muy importante y también muy duro”, remarca Carlos Martínez, director de ese mismo centro.

Cuidar a una persona dependiente requiere mucha dedicación

García detalla que las razones por las que los familiares piden este servicio son diversas. “A veces es por vacaciones, un viaje, una operación o una enfermedad de los cuidadores, o bien por el proceso postoperatorio de la persona cuidada, que debe estar en un entorno donde haya auxiliares o fisioterapeutas capaces de atender correctamente su recuperación o rehabilitación. Hay muchas necesidades y nosotros las escuchamos todas”, apunta.

Destacan desde Cartagena, además, que las personas que están en las residencias CleceVitam se sienten como en su casa o, al menos, así lo intentan siempre. “Por eso es tan importante hacer un preingreso muy detallado para saber qué les gusta o qué rutinas suelen hacer las personas usuarias, por ejemplo”, afirma García.

Sobre el preingreso pone el foco Xènia Puig, directora de CleceVitam Ceritania (Sardañola del Vallés, Barcelona), ya que lo considera un paso muy importante para que los residentes, aunque sean temporales, se adapten lo mejor posible al espacio. “Es muy satisfactorio para nosotros que, a pesar de que vayan a estar sólo unas semanas, podamos tener objetivos que cumplir con ellos. Es decir, que sigan trabajando con nosotros para mantener sus capacidades gracias a las actividades que hacemos cada día, potenciando su bienestar”, comenta.

El poder de conectar con las personas

Otro de los objetivos de esta modalidad de estancia temporal impulsada por Clece es alejar de la mente de las personas la visión tradicional de las residencias. “Todo ha cambiado mucho. Ahora, ni las instalaciones ni la atención son las de hace unas décadas y aquí tienen todas sus necesidades cubiertas, adaptadas a sus preferencias. Además, mantienen su capacidad de decisión en cuanto a horarios y actividades e incluso pueden traer a su habitación su propio mobiliario y enseres personales. De alguna forma, es como si sencillamente se cambiaran de casa durante unas semanas”, subraya García desde Cartagena.

Puig, desde Barcelona, destaca también que hay historias de amistad muy bonitas en estas estancias temporales. “Somos un espacio abierto donde las personas conectan. Al irse a sus casas de nuevo, aunque se van contentos, también percibimos, y así nos lo dicen, que se van con la pequeña tristeza de dejar a gente a la que se ha tomado mucho cariño”, señala.

De hecho, cuenta de manera curiosa Puig, “a veces algunas de los residentes eventuales que han venido con nosotros a CleceVitam han decidido instalarse aquí definitivamente”. ¿La razón? La directora explica que lo hacen porque la parte más social no la pueden desarrollar de igual modo en sus casas. “Valoran la socialización y el estar con otras personas que terminan siendo sus amigos. Algunos, incluso, han sorprendido a sus propios familiares siendo los más sociables de la residencia, a pesar de que en el preingreso nos dijeron que eran muy serios. Conectar con las personas es muy positivo y así nos lo ha demostrado nuestra experiencia”, concluye.