Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a mediados del siglo XXI alrededor de 1.500 millones de personas tendrán más de 60 años y se convertirán en uno de los colectivos más numerosos de nuestra sociedad. Ante este escenario y con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad, que se celebra cada 1 de octubre, la OMS ha recordado la necesidad de procurar que la calidad de vida de nuestros mayores sea lo más satisfactoria posible, respetando sus gustos, su manera de vivir, sus decisiones, así como sus necesidades.

El tiempo no se puede detener, pero actualmente existen diferentes rutinas que promueven un envejecimiento activo y que fomentan la autonomía de las personas mayores, respetando su autodeterminación. En Clece, empresa de referencia en la gestión de servicios dirigidos al cuidado de personas mayores y dependientes, tienen esto siempre presente. Por eso, la atención sociosanitaria en las residencias y centros de día, así como en el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) y de teleasistencia que gestiona en varios municipios de España, está completamente centrada en las personas.

María Hernández, psicóloga del centro CleceVitam Ponent, situado en Lérida, explica que cuando los usuarios llegan a la residencia “lo primero que hacemos es escucharles” porque “así podemos conocerles más y sacar lo mejor de ellos mismos proponiendo actividades que les resulten interesantes, cercanas y motivadoras”.

Entre las actividades que desarrollan en este centro, según asegura Hernández, gozan de éxito las tertulias: “Participan mucho porque charlan sobre su juventud, los juegos que hacían, las canciones que cantaban o sus trabajos en el campo, ya que muchos vienen del entorno rural. También hacemos talleres de lectura: leemos textos y luego hacemos ejercicios para estimular su memoria y su comprensión”.

Y es que, tal como expone la psicóloga del centro, la experiencia les ha demostrado que conocer el estilo de vida de las personas es fundamental para que se sientan a gusto y fomentar, de esta forma, su autonomía. “En CleceVitam Ponent, por ejemplo, tenemos una residente que era profesora y ahora está compartiendo con los demás sus conocimientos, como ha hecho siempre con sus alumnos. Por eso, hay que hacerles ver que pueden aportar a la sociedad cosas muy importantes, como esta profesora”, añade.

Por su parte, Elisabeth Ortiz, fisioterapeuta de la residencia CleceVitam Ceritania, ubicada en Barcelona, también contribuye a procurar un envejecimiento activo de las personas mayores a través de actividades grupales e individuales. “Todos los talleres que hago con los residentes son muy dinámicos y, en general, muy participativos, y ellos disfrutan porque socializan con sus compañeros”, concreta.

Sin embargo, de todo el trabajo que lleva a cabo, Ortiz cree que lo más importante es hacerles partícipes a nivel individual de las actividades cotidianas de su día a día: “Para ellos, a pesar de los años, es fundamental sentirse valiosos a la hora de ser independientes en cosas tan básicas como ducharse. Por eso, mi labor consiste en trabajar con ellos físicamente para que puedan estar en relativa forma y poder mejorar y potenciar su calidad de vida”.

El poder de los recuerdos

Con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad y con el objetivo de fomentar su autonomía a través de actividades diferentes, Clece ha impulsado una iniciativa muy interesante entre los usuarios del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), residencias y centros de día que gestiona en diversos municipios de Cataluña, Andalucía, Canarias, Extremadura, así como en la provincia de Valladolid y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que ha llamado Saboreando Recuerdos. Se trata de un libro de recetas que pone en valor los recuerdos y vivencias de estas personas mayores compartiendo con nosotros el secreto de los platos de toda la vida, así como aquellos que son típicos de la zona en la que viven.

Un homenaje en el que han jugado un gran papel las auxiliares del SAD porque no solo han ayudado a los usuarios a recordar cómo cocinaban para su familia o quiénes les habían enseñado a meterse entre fogones, sino porque también han estado con ellos conformando las recetas que tan emocionantes recuerdos les traen.

El proceso de creación del libro Saboreando Recuerdos ha reportado múltiples beneficios a las personas mayores que han participado en esta iniciativa. Les ha ayudado, por ejemplo, a estimular su capacidad cognitiva, ejercitando su memoria y su atención; y también ha potenciado su autoestima al hacerles ver que su sabiduría gastronómica servirá para que jamás podamos perder los platos tradicionales de nuestra cocina. Porque compartiendo recuerdos y escribiéndolos, como en este recetario, somos capaces de conservarlos para siempre.