«Las personas mayores necesitamos mucho amor y cariño, que nos traten con dulzura cuando están con nosotros porque, si Dios quiere, todos vamos a ser mayores y todos vamos a necesitar lo mismo. A mi casa vienen cada día tres auxiliares, Esperanza, Montse y Yusuf, a atenderme porque estoy en silla de ruedas, y no sólo me ayudan, también me dan mucha alegría porque son muy simpáticos».
Estas palabras son de María Mercedes Gómez, una usuaria del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) del IMSERSO de Ceuta, gestionado por Atende, filial de Clece, que tiene 73 años y que, según cuenta, siempre se ha dedicado a cuidar de las personas mayores. «Fui pionera en trabajar en el servicio a domicilio en España cuando aún era un servicio nuevo. Necesitaba tener un empleo porque me quedé viuda con hijos muy pequeños y siempre he tenido vocación de ayudar a los demás, así que entré como empleada en Cruz Roja. Toda la vida quise ser misionera, pero al final no fue posible», explica pizpireta al otro lado del teléfono.
María Mercedes forma parte del grupo social al cual se homenajea y ensalza en el Día Internacional de las Personas de Edad, que se celebra cada 1 de octubre. Una fecha designada por la ONU a través de la resolución 45/106 de diciembre de 1990, en la que se recuerda al mundo la importancia de cuidar a las personas mayores, de implantar medidas que les den pleno acceso a los cuidados sociosanitarios necesarios para su bienestar y de identificar y combatir los retos a los que se enfrentan en su día a día, como puede ser el edadismo –discriminación por su edad– o la exclusión social.
Desde la ONU, su secretario general, António Guterres, defiende que es necesario promover el aprendizaje permanente, la asistencia sanitaria de calidad y la inclusión digital, y fomentar el diálogo y la unidad entre generaciones: «Juntos debemos construir sociedades más inclusivas y adaptadas a las necesidades de las personas de edad y un mundo más resiliente para todos».
Escuchar y dar cariño
Rocío Anaya, responsable de Coordinación del SAD que gestiona Atende en Ceuta, explica que lo que más valoran los usuarios, además de que los ayuden con las labores de limpieza o con su aseo diario, «es que los escuchen y les den cariño».
«Debemos pensar que muchas de estas personas viven solas y, aunque tengan hijos, cada uno tiene su trabajo. La llegada de las auxiliares es uno de los momentos que la mayoría de los usuarios más espera del día, ya que charlan, están acompañados, salen a dar un paseo o a tomar un café», asegura. De alguna forma, añade, «las auxiliares se convierten en una persona más de su familia. Con el tiempo conocen sus gustos y son un nexo de comunicación con sus familiares».
Formación y mucha vocación
Las dos coinciden, además, en afirmar que cuando alguien decide enfocar su futuro y su carrera a la atención de personas mayores, muchas de ellas en situación de dependencia, debe tener formación y también mucha vocación.
«Las personas llegamos a una edad en la que tenemos muchas rarezas. Por eso, es importante que las auxiliares que vienen a ayudarnos entiendan que al principio lo normal es no querer a nadie en casa, así que deben tener vocación para entendernos y preguntarnos de manera cariñosa por nuestras vidas, nuestra juventud, etc. De esta forma, cogemos confianza y nos abrimos por completo», expone María Mercedes.
En este sentido, Rocío cree que la labor que hace el personal del SAD tiene un impacto muy positivo en las personas mayores, pero también en los profesionales: «Trabajar para ayudar a los demás es muy satisfactorio porque se trabaja desde la empatía, pensemos que todos vamos a ser mayores y debemos tratar a todo el mundo como nos gustaría que nos trataran».
Y es que la sociedad camina de forma progresiva a un mundo cada vez más envejecido que va a necesitar de cuidados especializados. Según datos de la ONU, en 2021 había 761 millones de personas en el mundo con 65 años o más y prevé que se incremente a 1.600 millones en 2050.
Impacto positivo sobre las personas
Mientras charlamos con María Mercedes, una de las auxiliares, Montse, le está dando un masaje en las piernas. «Todos los días me da uno, como no camino, me estimula la circulación. Ellas están aquí conmigo todos los días y hacen todo lo mejor posible. Con la empresa también tenemos una gran comunicación, cuando tengo algún problemilla les llamo y se lo cuento. Siempre me ayudan y lo intentan solucionar».
Con respecto a la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad, María Mercedes cree que «hay que celebrarlo», pero asegura que lo que necesitan es «mucho amor y cariño» parar tener una vida feliz y que sus últimos años estén «llenos de sonrisas».