Sentirse como en casa, tener la flexibilidad de vivir como en el propio hogar y estar 100% atendido. Estas son algunas de las máximas de CleceVitam, el nuevo concepto de residencias para personas mayores de Clece en las que se trabaja desde el modelo de atención AICP (Atención Integral Centrada en la Persona) que consiste, entre muchos aspectos, en atender al usuario teniendo en cuenta sus gustos, costumbres y preferencias.
Esto se logra gracias, tal como detalla Natividad Torres, directora del centro vigués CleceVitam Pardo Bazán, a la elaboración de un elemento fundamental a la hora de diseñar cómo va a ser la estancia del usuario: su historia de vida. Es decir, toda la información recopilada sobre el usuario, bien directamente o bien a través de familiares, así como de terapeutas y auxiliares.
Una atención personalizada
En los centros CleceVitam, además, hay una gran diferencia con respecto a las residencias clásicas y es que el usuario puede disponer en su habitación de mobiliario y objetos personales que han formado siempre parte de su vida y de su día a día con el fin de que puedan hacer de su espacio su verdadero hogar. Por otro lado, Carmen González, directora del centro CleceVitam Otazu, ubicado en León, expone que otra gran diferencia es que los centros de CleceVitam están en el centro de las ciudades. “Esto permite que los usuarios más autónomos mantengan sus contactos y rutinas inalterables, ya que normalmente son vecinos del barrio de toda la vida”.
También se diferencian en el hecho de la metodología de atención que usan, ya que brindan a los residentes mucha libertad para comer, merendar o ducharse cuando ellos quieren. “Tal y como harían en casa, eso hace que se sientan bien. En este caso, además, las auxiliares que trabajan por planta ya saben las costumbres y los gustos de los usuarios porque siempre son las mismas. De este modo, también hacemos que haya muchísima más familiaridad entre todos”.
Otra característica de las residencias CleceVitam es que su ratio trabajador/número de usuarios siempre superior a lo que establece la ley, lo cual garantiza una atención más personalizada que en el resto de residencias. “En la Pardo Bazán, por ejemplo, aunque es un centro grande, sólo admite como máximo a 21 usuarios por planta y, además, si por cualquier circunstancia tienen que cambiar de planta, no supone ningún problema de adaptación para el usuario ya que la distribución en todas las plantas es la misma”, añade Torres.
Desde CleceVitam Pardo Bazán explican que estos centros se diferencian de las residencias más tradicionales en “muchas cosas” porque “queremos mejorar el concepto y que sean un hogar para los residentes”. Por ello, prosigue, “intentamos que el centro no esté masificado, que los comedores no sean masivos y que, además, haya perfiles mixtos porque al final los residentes se convierten casi en familia. De ahí que estén organizados en grupos de apenas una veintena de personas”.
Talleres al gusto de los usuarios
Con respecto a las actividades de los centros, continúa, se conforman talleres que sean beneficiosos y gusten a los usuarios. “De todos modos”, comenta la directora de CleceVitam Otazu, “cada uno puede ir o no a las actividades que hacemos, tienen esa libertad, aunque siempre animamos a que vayan porque desde el punto de vista cognitivo es beneficioso”.
Por último, González, concluye que, sin duda, una de las cosas que más le gustan de CleceVitam son “su localización, sus instalaciones y, sobre todo, nuestro modelo de atención centrado en la persona”.
Protocolos COVID férreos para proteger a empleados y residentes
Con respecto a los protocolos COVID, teniendo en cuenta que este tipo de centros son vulnerables, se tienen unas medidas férreas para proteger a usuarios y empleados. González explica que una de las cosas “más importantes es la sensibilización y la precaución que todos los profesionales muestran cada día para poder evitar que el virus llegue a la residencia”.
Por ello, detalla, “todos los trabajadores se hacen semana tras semana un test para prevenir brotes y localizar el foco de un contagio en caso de haberlo: lo hacen encantados. Del mismo modo ocurre con los usuarios. Se sigue trabajando con todas las medidas de higiene y desinfección adecuadas y, por supuesto, con los EPI, controles de saturación y temperatura de usuarios y profesionales, etc”.
También se emplean técnicas de limpieza hospitalaria que son mucho más exigentes para dotar de mayores garantías de limpieza a espacios y superficies, y cuentan con cañones de ozono así como del robot Xenex, capaz de lograr una reducción del 99,99% del COVID-19. Su eficacia ha sido contrastada por el Centro Nacional de Biotecnología, dependiente del CSIC.