CleceVitam Otazu es uno de los centros de la red de residencias de Clece. Un hogar situado en la ciudad de León donde las personas mayores son atendidas por un equipo altamente cualificado y lleno de vocación. Los gerocultores, médicos, terapeutas, enfermeros o fisioterapeutas, entre otros perfiles profesionales que lo conforman, se preocupan de conocer cada una de las necesidades físicas y emocionales de los usuarios, lo que les permite proporcionar una atención personalizada. Una metodología que es conocida como Atención Integral Centrada en la Persona (AICP) y que se aplica en todas las residencias CleceVitam de España y Portugal.
Un equipo coordinado
«Somos una pequeña familia. Los profesionales que trabajamos aquí tenemos la oportunidad de conocer a todas las personas, tanto su proyecto de vida como sus patologías», explica Raúl Martínez, enfermero de este centro. Su trabajo está perfectamente coordinado con la labor que desarrollan el médico y los gerocultores, una cadena esencial para ofrecer una atención integral a las personas mayores que residen en CleceVitam Otazu.
“Nuestro día a día consiste en controlar la salud de todos los usuarios. Realizamos analíticas de sangre, evitando así los traslados innecesarios a la atención primaria, y estamos alerta para detectar cualquier problema de salud que pueda surgir, además de estar pendientes de sus patologías previas», aclara Martínez.
Para conseguirlo, el diálogo y la comunicación entre enfermeros y gerocultores es fundamental porque los segundos son los oídos de los primeros. «Somos los que más tiempo pasamos con las personas usuarias. Estamos pendientes de todas sus necesidades, por ejemplo, que duerman y coman bien. Les damos nuestro apoyo en acciones diarias. Pasamos tanto tiempo con ellas que podría decirse que somos su segunda voz», relata Fermari Reyes, gerocultora de CleceVitam Otazu desde hace cinco años.
Martínez, de hecho, refrenda la afirmación de Reyes sobre la importante labor de los gerocultores que trabajan en el centro: «Son muy profesionales y siempre detectan cualquier complicación: una herida, una lesión… Nos avisan de todo para que el equipo de médicos y enfermeros podamos poner solución a los problemas de salud que puedan tener los usuarios».
Atención y escucha activa
Otro de los pilares del trabajo diario del equipo de CleceVitam es la promoción del envejecimiento activo de las personas usuarias, a través fundamentalmente de las diferentes actividades organizadas por los animadores socioculturales o los terapeutas ocupacionales, así como de las sesiones de fisioterapia.
Álvaro Jano, fisioterapeuta en CleceVitam Otazu, asegura que su trabajo ayuda a las personas mayores a mantener su autonomía tanto a nivel físico como cognitivo: «En muchas ocasiones, los residentes no tienen dolores ni lesiones previas, pero debemos trabajar desde el punto de vista de la prevención. La fisioterapia genera, por ejemplo, una mejor circulación sanguínea y una mayor funcionalidad para realizar las actividades cotidianas. Está demostrado, además, que los ejercicios de fisioterapia previenen el deterioro cognitivo».
Jano explica que su labor en este centro se dirige tanto a los mayores que entran en la residencia de forma temporal, por ejemplo, para recuperarse de alguna lesión, como a las personas usuarias que residen en el centro, con las que trabaja la prevención para que no pierdan movilidad y sigan siendo autónomas el mayor tiempo posible.
Ejercitar las capacidades cognitivas
Además de las sesiones de fisioterapia, mediante las que se promueve el envejecimiento activo, la terapeuta ocupacional de CleceVitam Otazu, Carla Bernado, organiza diferentes actividades tanto individuales como en grupo, con el objetivo de que los usuarios «estén lo más activos posibles». «Por ejemplo, si tienen problemas de movilidad en los brazos y les cuesta vestirse, les enseñamos estrategias para que lo puedan hacer de forma independiente», asegura.
Asimismo, Bernardo detalla que en sus terapias suele trabajar con fichas de estimulación cognitiva o con el visionado de cortometrajes que después comentan todos juntos: «Ponemos ideas en común y eso les gusta mucho porque se relacionan entre ellos». «Hay residentes que interactúan más, pero siempre estamos atentos a los menos participativos para que también estén motivados. Es muy importante que las personas mayores entrenen sus capacidades cognitivas y su motricidad», añade.
La terapeuta ocupacional de CleceVitam Otazu también recuerda la necesidad que muestran algunos usuarios de ser escuchados, por ello, muchas veces las actividades que organiza pueden virar totalmente hacia conversaciones sobre sus vidas: «Ellos quieren compartir sus anécdotas o sus problemas, lo hablamos y eso les ayuda mucho. En esta conversación, todos, sin excepción, son muy participativos», aclara.
«Se aprende mucho de las personas mayores»
Una opinión que comparte todo el equipo de CleceVitam Otazu sobre su día a día en la residencia es la gran satisfacción que supone trabajar con personas mayores. «Se aprende mucho de ellas, tienen mucha experiencia y nos enseñan mucho», asegura la gerocultora del centro.
Martínez secunda sus palabras y destaca además la atención personalizada que se ofrece en una residencia: «He trabajado más de 15 años en un hospital de Barcelona, por lo que he hecho un cambio radical en mi profesión. Ahora estoy en una residencia porque me apetece dar una atención más cercana y personal. En general, suelo recibir muestras de agradecimiento y eso es lo que cada día me llevo de mi trabajo».
«Se puede creer que en este punto vital de las personas ya no podemos cambiar nada con nuestro trabajo, pero es una equivocación, aquí hay residentes que mejoran mucho y evolucionan favorablemente, y eso es muy satisfactorio», añade.