Este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Una jornada en la que poner el acento sobre la importancia de cuidar el planeta y mitigar nuestra huella de carbono. Este 2021, además, está marcado por el Decenio de la ONU para la Restauración de los Ecosistemas hasta 2030, un año que, por otro lado, está grabado en la estrategia de prácticamente todas las grandes compañías del mundo.

Todos los agentes sociales, además, tienen un papel fundamental en el cuidado del medio ambiente. No sólo las empresas, los gobiernos o los entes internacionales son responsables de la conservación del planeta y la biodiversidad, también las personas, de forma individual, debemos poner nuestro grano de arena para conseguir que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU sean una realidad.

En este sentido, hay que destacar también que las personas son las que forman las organizaciones y las que, además, impulsan estrategias ambientales dentro de las compañías para progresar hacia la máxima eficiencia posible. Este es el caso de Clece, una de las grandes compañías que gestionan a nivel nacional decenas de escuelas infantiles, centros sociosanitarios, residencias para personas mayores, limpieza de centros hospitalarios o Servicios de Atención a Domicilio, entre otros.

Descarbonización y transición ecológica, conceptos del día a día

La filial de ACS, consciente de la importancia de mostrar su pleno compromiso con el planeta, trabaja desde el Departamento de Calidad y Medio Ambiente por alcanzar el desarrollo sostenible de la empresa. En este momento, la compañía está inmersa en un proceso de cambio en el que los conceptos como la descarbonización, la transición energética o la biodiversidad ya forman parte del día a día de sus objetivos.

Según explica Carlos Comín, director de Calidad y Medio Ambiente de Clece, en este momento “los principales impactos ambientales de la compañía son el consumo de gasolina de coches, de productos químicos de limpieza y la electricidad de los centros que gestionamos, como escuelas, centros sociosanitarios o residencias, entre otros”.

Con respecto al consumo de químicos de los servicios de limpieza de Clece, Comín explica que poco a poco “intentamos sustituirlos por ecológicos o sin pictograma de peligrosidad para el medio ambiente. Estamos subiendo la cifra de productos eco en los servicios de limpieza, de hecho, en 2020 conseguimos el sello ECOLABEL para nuestros servicios de limpieza”.

Javier Alaminos, jefe de limpieza de Clece destaca que los servicios que prestan “están en línea con métodos y practicas respetuosas con el medioambiente y la salud laboral. Hay que tener en cuenta”, añade, “que toda elección ecológica en los productos de limpieza es positiva porque repercute en el servicio y en el respeto por el medio ambiente”.

100% de la energía de fuentes renovables

Para mitigar el impacto de su actividad, Clece está llevando a cabo diversos proyectos ambientales y sostenibles. ”El suministro de electricidad de 2020 ha procedido de energía con garantía 100% renovable, lo que supone una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero anual de 6.800 toneladas de CO2”, detalla.

En la misma línea, señala  Comín que en colaboración con el Departamento de Eficiencia Energética, “Clece y varias de sus filiales han obtenido el certificado ISO 50001 de Gestión de la energía. Este alcance incluye 100 centros y toda la flota de vehículos, así como 14 oficinas, dos centros deportivos, cinco escuelas infantiles, dos teatros, 18 servicios energéticos y 58 residencias de gestión integral”.

En el caso de la movilidad de los empleados, de forma progresiva se están sustituyendo los vehículos de gasolina por otros eléctricos, híbridos o de gas licuado. En este sentido, y con datos sobre la mesa, Clece posee en este momento cinco filiales con acreditación de Flota Ecológica, administrada y auditada por la AEGFA, con un total de 426 vehículos ECO (Híbridos, GLP o Eléctricos).

La empresa consolida, además, iniciativas que contribuyen a la conservación del medio ambiente como, por ejemplo, la compra de productos ecológicos, el uso inteligente de la energía y un alto nivel de digitalización que disminuye, significativamente, el uso de papel y de los consumibles relacionados con este.

Ser ecológicos no es opcional

La demanda de ser ecológicos viene por diferentes vías. Entre otras, de la normativa europea marcada por el Green Deal de Bruselas, así como desde las Administraciones Públicas. “Ahora, en todos los pliegos de licitación hay exigencias ambientales; nosotros aportamos un sistema de gestión ambiental certificado, el uso de productos y  vehículos ECO, y el cálculo auditado y certificado de nuestra huella de carbono”, subraya Comín.

Sobre ello pone el foco también Alaminos, quien destaca el progreso que se ha visto en materia de sostenibilidad y compromiso con el medioambiente a lo largo de los últimos años. “Hay una tendencia a lo ecológico, de eso no hay duda, con el paso de los años la Administración también ha caminado junto a nosotros, las empresas, en la línea del uso de útiles y productos sostenibles”.