Este viernes se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una jornada designada por la ONU con el fin de concienciar a la sociedad de que la discapacidad forma parte de la condición humana e invitar a todos a impulsar la inclusión y poner a disposición de estos colectivos los cuidados integrales que necesitan en determinados casos.

Uno de los espacios dedicados al cuidado integral de personas con discapacidad intelectual y física es el CAMP de San José de las Longueras, en Canarias, gestionado por Clece. Yurena Hernández, la directora del centro, explica con orgullo que “somos un gran apoyo para las familias, pero lo que más me satisface y lo que más me llena es que trabajamos con cariño, dedicación y mucha profesionalidad con todos los usuarios”.

Atención integral durante las 24 horas

La directora detalla, además, que el centro es “un recurso y un apoyo para las personas adultas con discapacidad intelectual que pueden presentar también trastornos mentales y/o alteraciones de conducta, con necesidad de una tercera persona y apoyos externos”. En San José de las Longueras, relata Hernández, hay una estructura dividida en dos partes: residencial y centro de día. “Para las familias ambos servicios son muy importantes porque algunas personas necesitan cuidados 24 horas que en casa, en algunas ocasiones, no les pueden dar. Por ejemplo, algo tan sencillo como un baño o subirlos a la cama lo hacemos con grúa y los familiares no tienen en casa”, comenta.

En este momento, viven en este CAMP de manera permanente un total de 54 personas, algunas de ellas tutelados por el Cabildo y otras por sus familiares. En el centro de día, que ahora tiene algunas restricciones por la pandemia del Covid-19, tiene un total de 25 plazas –todas cubiertas–, que dan servicio de estancia diurna con atención integral. “Trabajamos con ellos para mantener su autonomía al mayor nivel y durante el máximo tiempo posible. En este momento, no obstante, hemos dividido a los usuarios en dos grupos burbuja con el fin de protegerles de un posible contagio de Covid”, apunta Hernández.

“Para ellos somos mucho más que las personas que trabajamos aquí, somos su familia”

El CAMP de San José de las Longueras posee un equipo profesional técnico que trabaja de forma coordinada para dar a los usuarios los mejores cuidados. Este equipo consta de trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, logopedas o integradoras sociales que están al cargo de la organización de las actividades.

“La atención es completa, integral. El ratio que tenemos es de un cuidador por cuatro usuarios. Todo su trabajo hace posible que las personas que viven en este centro tengan su rutina diaria, su aseo, su desayuno; pero también hay muchas actividades organizadas teniendo en cuenta las necesidades técnicas de cada uno de los usuarios”, explica la directora del CAMP canario.

La plantilla general de este CAMP canario es de 130 personas. Hay turnos de mañana, tarde y noche para que los usuarios estén atendidos las 24 horas del día. Toda la coordinación del centro, desde los servicios generales a las salidas de ocio de los usuarios, corre a cargo de Tamara Espino. “Mis funciones son coordinar el personal cuidador, llevar la atención directa de usuarios, coordinar al personal de servicios generales y a los grupos de usuarios, así como las salidas, ya sean de ocio o con familiares, hago labores administrativas, etc.”, señala.

Trabajar la parte lúdica para mantener su autonomía

Las actividades son un estímulo muy importante para las personas con discapacidad, por ello, desde el CAMP de San José de las Longueras organizan decenas de salidas de ocio. “Vamos con ellos al Parque de la Condesa, por ejemplo, que les gusta mucho. Ahora con el Covid intentamos que todo sea al aire libre, en espacios abiertos como permite la equinoterapia. En el centro, por ejemplo, tiene mucho éxito la musicoterapia, ha venido la Policía con perros a explicarles cómo trabajan con los animales y en Navidad haremos también actividades, aunque aún no puedo adelantar nada”, concluye.

“Lo más complicado en este momento”, apunta Espino, “es la situación de pandemia que hemos atravesado porque les ha privado de hacer con ellos sus pequeños placeres como, por ejemplo, salir a una cafetería o a un centro comercial a pasear. Todo se ha visto muy limitado para ellos, mucho más que para el resto de la sociedad, porque, además, se frustran al no entender qué es lo que está pasando o la razón por la que no ven a sus familiares más allá de una videollamada. Esperemos que todo pase pronto y podamos trabajar la parte lúdica con ellos sin restricciones”.

“Trabajamos para los usuarios, para que tengan la mejor calidad de vida”

Hernández, en esta jornada internacional dedicada a la discapacidad, expone que lo más satisfactorio de su trabajo en el CAMP es “trabajar para los usuarios. Sinceramente, quiero que estén lo mejor posible y que tengan la mejor calidad de vida. Su vida está aquí y, probablemente, muchos de ellos terminarán su vida aquí. Por eso, quiero darles todo el afecto y el cariño para que tengan una vida cálida”.

Por su parte, Espino expone que comenzó a trabajar en el CAMP de San José de las Longueras en 2013 y que le encanta trabajar con este colectivo. “Ellos son lo mejor de desarrollar aquí mi profesión, es verdad que con algunos de ellos no puedes tener comunicación verbal, pero no importa, es maravilloso que te miren con agradecimiento, con una sonrisa. Ellos te lo agradecen, a pesar de que no puedan decírtelo y eso a mí me satisface y me hace feliz. Nosotros para ellos somos más que las personas que trabajamos aquí, para ellos somos su familia”.