Cuidar el planeta y usar los recursos naturales de manera sostenible y consciente es cosa de todos. Debe ser un movimiento social en el que participen al unísono los agentes sociales que mueven en el mundo: gobiernos, organizaciones internacionales, empresas y personas. Los recursos, aunque puedan parecerlo, son finitos.
El pasado 25 de mayo fue una nueva muesca de aviso en el calendario, se celebró el conocido como Overshoot Day, el día la fecha en la que los seres humanos hemos consumido todos los recursos naturales que la Tierra regenera en un año. Es decir, es la fecha más temprana desde que, a principios de los años 70, el mundo empezó a sufrir este problema de agotamiento.
Y es que, además, se trata de un fenómeno que ira en aumento, sobre todo porque la población mundial va a seguir creciendo en los próximos años. Concretamente, y según datos de la ONU, la población mundial se ha incrementado en un 121% dese 1970 y pasaremos de los 7.600 millones de habitantes actuales hasta los 8.600 millones de habitantes en 2030.
¿Podemos frenar esta alarma climática y adaptar nuestras vidas a una forma de consumo más responsable? En este sentido, muchas instituciones, privadas y estatales, están trabajando en varias soluciones sostenibles que transformen nuestro sistema de consumo y producción en más verde, ecológico y descarbonizado.
Desde Bruselas se ha impulsado el Green Deal, desde la ONU los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), desde los gobiernos se han aprobado importantes leyes contra el Cambio Climático y desde las compañías privadas se han conformado ambiciosas estrategias ambientales. En definitiva, hemos tomado consciencia de que la economía y la sociedad deben ser verdes o, sencillamente, no serán, porque no podemos apuntalar nuestro modo de vida en extraer, producir y tirar como hemos hecho de forma tradicional. Hay que dejar de pensar en lineal y pensar en circular, todos y cada uno de de nosotros.
Un desafío ambiental sin parangón
El desafío es enorme, de eso no cabe duda. Pero, por fortuna, hay un consenso a la hora de impulsar mecanismos que palien este fenómeno ambiental donde los principios de Economía Circular serán clave, junto a la descarbonización y la eficiencia energética, para rediseñar la evolución ambiental del planeta. En esta línea, España acaba de hacer historia porque ha aprobado la primera ley de cambio climático y transición energética. Una ley fundamental que aborda la reforma del sector eléctrico y la descarbonización paulatina de la economía.
En detalle, cuenta con 36 artículos y tiene dos fechas determinantes para su desarrollo. La primera es 2030, año en el que España deberá reducir un 23% las emisiones de efecto invernadero respecto a 1990, una penetración de renovables en el consumo final de energía del 42%, un 74% de renovables en el conjunto del sistema eléctrico y un objetivo de eficiencia energética del 39,5%. Y, la segunda, es el año 2050, un momento en que debemos alcanzar la neutralidad climática.
2050, el año clave para la neutralidad climática
En este sentido, hay que destacar que el papel de las grandes empresas está siendo muy importante porque llevan años avanzando hacia la neutralidad climática. Es decir, se avanza hacia una forma de generar energía limpia y sin emisiones, aunque, de momento, lo he hecho hasta ahora no es suficiente. Se requiere también de la desmaterialización de los procesos de la cadena de valor de la energía, así como mirar hacia la economía circular.
“La descarbonización a través del mix energético (cierre de térmicas e impulso de renovables) conseguirá una reducción de emisiones a nivel global del 55%, pero para conseguir el resto es necesario ir hacia un modelo circular, incorporar todos sus criterios en los diferentes eslabones de la cadena de valor. Es la respuesta necesaria para desvincular el crecimiento económico del consumo de recursos y del deterioro ambiental”, así lo ha expresado María Malaxechevarría, directora general de sostenibilidad de Endesa.
La Economía Circular no es algo que podamos incluir en un manual, es más bien una nueva mirada de cada uno de nosotros sobre lo que hacemos en el día a día en nuestro trabajo, y cómo no, una nueva mirada sobre nuestro comportamiento como ciudadanos. Lo cierto, además, es que para alcanzar un modelo circular debemos tener en cuenta varios elementos como, por ejemplo, el flujo de activos y materiales en todos los procesos, reaprovecharlos introduciéndolos en nuevos ciclos productivos e impulsando nuevos modelos de negocio como la “servitización” –pago de servicio, en lugar del pago por producto–, así como la extensión de la vida del producto que aceleren el proceso de transformación del modelo económico.
La economía circular no puede –ni debe ser– un modelo opcional, ya que se trata de un marco de consumo y producción que implica compartir, reparar, renovar y reciclar materiales que ya existen todas las veces que sea posible para crear un valor añadido y conseguir, por tanto, que el ciclo de vida de los consumibles se extienda en el tiempo. También implica reducir al máximo los residuos, de ahí la importancia del movimiento social a pequeña y gran escala del Zero Waste.
El papel de las empresas, el papel de las personas
Por eso, en el pleno proceso de descarbonización, el tratamiento de la energía y los residuos con pensamiento circular es clave. En Endesa, por ejemplo, el enfoque circular no sólo se aplica en el desmantelamiento de las centrales en cierre, sino que también se aplica en las fases de proyecto y construcción de nuevas plantas renovables. El objetivo es compatibilizar la ejecución de los trabajos con la maximización del valor de todos los equipos, materiales y recursos existentes en las centrales y que la producción de residuos sea la mínima posible.
Además, Endesa persigue optimizar los recursos disponibles y garantizar la recuperación de materiales, equipos y componentes mediante su reutilización, reparación y / o valorización. Estos principios son los pilares del programa New Life, una iniciativa para dar una segunda vida a los equipos de las centrales térmicas que han dejado de operar, como son los casos de las centrales de Compostilla, en León, y de Andorra, en Teruel. Son los “desmantalamientos circulares”
Además de buscar una segunda vida a los activos o a su valorización como residuos, Endesa trabaja en la reutilización de equipos, así como en la gestión de donaciones a entidades de carácter social o cultural. Por ejemplo, en la central de Litoral, en Almería, se trabaja con el proyecto Spare parts and equipment New Life , que ha permitido reutilizar sus catalizadores de la central española en las centrales italianas de La Spezia y Fusina.
Otro ejemplo de reutilización de equipos está en la central de Andorra, en Teruel, donde se van a reutilizar los alternadores síncronos para la planta fotovoltaica que se va a construir, lo que supone evitar más de 1.200 toneladas de residuos, así como la reutilización de la parte de las infraestructuras necesarias para la construcción y conexión de la nueva instalación renovable.
Inversión de 3.600 millones de euros y 17 proyectos ‘circulares’
Endesa ha presentado ante el Ministerio de Transición Ecológica una carta de interés para desarrollar en España hasta 17 proyectos que impulsan la economía circular, tanto en la península como en las islas, y que tienen un volumen de inversión asociado de unos 3.600 millones de euros.
La cartera de Teresa Ribera lanzó a finales de enero esta nueva convocatoria de expresión de interés para fomentar la economía circular en el ámbito de la empresa. Estas manifestaciones de interés son el primer paso para que las empresas presenten sus propuestas y proyectos y así acceder a los 140.000 millones de euros que comprometió la UE a España.
Estos 17 proyectos podrían generar, además, más de 40.000 nuevos puestos de trabajo y de ellos cabe destacar también las iniciativas para el desarrollo de mecanismos de compensación síncrona en los sistemas eléctricos de Baleares y Canarias, claves para la integración de energía renovable en las redes.
La economía circular, en definitiva, impregna toda la cadena de valor de Endesa. Para que todo ello ocurra, la compañía ha creado una ambiciosa iniciativa: la Comunidad de Economía Circular. Un grupo de consulta formado por personas de las distintas líneas de negocio de la compañía y áreas soporte convencidas de que el cambio es posible y decididas a ponerlo en marcha.
“Este equipo, arropado por el compromiso de la Alta Dirección de la compañía, está dando los primeros pasos en algo que estamos seguros formará parte de nuestro ADN, un paso más hacia el desarrollo de una economía sostenible”, concluye Ocio de la Fuente.
Demostrar el movimiento ambiental con hechos, con leyes y con voluntad.