Conocer algo, a menudo, es quererlo, amarlo y respetarlo. Este es, sin duda, uno de los valores más interesantes de Conexión a Tierra, el nuevo videopodcast de Endesa donde conviven el campo y la ciudad a través de un punto en común: las energías renovables.
Conexión a Tierra, que consta de 11 capítulos –el primero se ha estrenado este 16 de diciembre–, está protagonizado por Pilar Pascual, ganadera y agricultora de 22 años muy conocida en Instagram con el nombre de @Agripilar, y Elisardo Pardos, creador de contenido bajo el nombre de @elisardopardos.
Ambos han unido sus voces y sus experiencias de vida para dar a conocer al público cómo el campo vive la ciudad y cómo la ciudad ve el campo. Un diálogo abierto sobre cómo las energías renovables conviven y desarrollan los entornos rurales, desde el punto socioeconómico y medioambiental, y que nace, además, con el fin de desmitificar falsas creencias a través de datos y voces expertas que relatan sus vivencias en primera persona, como pastores, apicultores, ganaderos, formadores, biólogos, ornitólogos, arqueólogos, etc.
Conexión a Tierra, una divertida herramienta de divulgación
Pardos cree, y así lo destaca, que Conexión a Tierra es un programa «perfecto» para «enseñar, tanto a la gente del campo como de la ciudad, conocimientos sobre la energía y sobre cómo ésta se puede combinar con un entorno agrícola. Es una gran oportunidad, además, para entender lo importante que es cuidar del campo y lo mucho que lo necesitamos todos para vivir».
@agripilar, por su parte, que cuenta con más de 46 mil seguidores en Instagram con los que comparte su día a día en la Finca Telereta, donde cultiva pistachos, y su trabajo con el ganado vacuno en Salamanca, resalta que Conexión a Tierra es una «herramienta para conectar el campo y la ciudad y, sobre todo, una forma de ayudar a la gente de campo a entender que las energías renovables nos pueden aportar muchos beneficios y nos pueden aportar un valor añadido al mundo rural.
Tenemos que entender que los modelos de negocio de antaño ya no son rentables, o por lo menos la gran mayoría no lo son, y tenemos que innovar y adaptarnos a las nuevas tecnologías y a los nuevos tiempos».
Esta futura ingeniera agrónoma defiende, además, que las plantas solares como los que Endesa tiene en varios puntos de España como Salteras, en Sevilla, o Andorra, en Teruel, compartidos con otros negocios ligados al campo, como pueden ser el pasto de ganado y la fabricación de queso, o los panales de abejas de los que después recoger la miel de la forma más natural posible, «dan la oportunidad de compaginar las actividades tradicionales con otras relacionadas con las energías renovables».
Asegura también que el unir fuerzas es un tren que no debemos dejar pasar. «Tenemos que aprovechar esta oportunidad a nuestro favor para que poder mantener esa vida rural que tanto nos gusta, pero siendo rentables y estando actualizados, tenemos que evolucionar al ritmo que lo hacen las grandes ciudades», apunta sin atisbo de duda @agripilar.
Eso sí, es consciente la joven, y así lo expone, que la vida de campo «es muy sacrificada, hay que estar preparado para ello y no romantizarlo; pero sí saber que es muy gratificante». Razón por la que, explica, «los que elegimos apostar por esta vida, lo hacemos por pasión y sabiendo que vamos a tener que sacrificar muchos aspectos, pero haciéndolo con gusto. Como se suele decir: ‘Sarna con gusto no pica’. ¿Por qué? Porque sabemos que lo que queremos es estar en el pueblo y tener su ritmo de vida».
Pardos, por su parte, señala que, sin duda, la opción de instalar parques fotovoltaicos en el mismo lugar donde se desarrollan actividades ganaderas y agrícolas es aceptada por una gran mayoría de las personas que trabajan el campo; pero también es posible percibir algo de recelo inicial, quizá motivado por la desinformación que hay sobre el tema. «De entrada son reacios, pero creo que si se les explica bien y se les enseñan casos de proyectos reales y ven los beneficios que se pueden obtener, creo que se ganan adeptos», comenta.
«Diría que esa es la clave, entender y que la gente entienda que es necesario que compartamos y que todos ganamos», asevera el co-presentador de Conexión a Tierra.
Agripilar, una mujer rural
Agripilar, como se define ella misma, es «una mujer de campo, como dicen en mi pueblo, soy más de campo que las amapolas», y tiene una curiosa historia detrás. «Soy estudiante de Ingeniería Agrícola, agricultora de pistachos en Parada de Rubiales (Salamanca) y ahora también ganadera. Bueno, el ganadero realmente es mi pareja, pero le estoy ayudando cada vez más con una ganadería de vacuno en extensivo, también en la misma provincia».
Y es que de casta le viene al galgo, ya que la ganadería siempre ha estado presente en el día a día de su familia. «Mi abuelo era agricultor y ganadero. Mi padre se crio llevando y trayendo las vacas antes y después de ir al cole. Y aunque yo no he estado directamente relacionada con la agricultura y ganadería, al menos hasta ahora, siempre es algo que he llevado en mis raíces. He estado siempre cerca de los pueblos, de los agricultores y de los ganaderos. Me he criado yendo al campo y los domingos a cazar. Así que es algo que llevo en la sangre», expone.
Pero es que, además, la joven ha experimentado cómo es la vida en una megaciudad como Shanghái, que cuenta con casi 25 millones de habitantes. «Llegar a China fue un cambio brutal, yo que vivía en Salamanca, entre pueblos como La Armuña y Guareña. Vamos, una ruralita total. Así que cuando llegué en 2013 a Shanghái me tuve que adaptar a un ritmo de vida completamente distinto y acelerado, todo el cambio fue muy brusco, pero también muy bueno», relata.
Reconoce que «es una experiencia que agradezco muchísimo haber vivido, porque hoy, gracias a ella, tengo muy claro que quiero quedarme en el pueblo. Quizás si no hubiera vivido esa experiencia urbana, no tendría tan claro que lo que yo quiero es quedarme en el mundo rural, con el ganado y con la agricultura. No creo que vuelva a irme, pero agradezco la experiencia porque me ha ayudado a formarme como persona y a tener las ideas muy enfocadas».
Las oportunidades de los pueblos y las trabas administrativas
Asegura también Agripilar que en los pueblos «hay oportunidades». De hecho, cree «firmemente que hoy en día los pueblos están llenos de oportunidades, pero también es cierto que lo tenemos muy difícil. Emprender ahora en el mundo rural es súper complicado porque, lejos de tener el apoyo de las administraciones públicas y de los políticos, lo que recibimos son trabas, problemas y piedras en el camino para emprender nuestra senda en el mundo rural».
«Hay muchísimas formas distintas de emprender en el mundo rural, ya no en agricultura y ganadería, sino que otros modelos de negocio que nos pueden animar a quedarnos en los pueblos, a volver a lo que son nuestras raíces y a evitar esa despoblación de la España, en mi opinión, mal llamada España Vaciada. Pero también es cierto que hay que pedirle a los de arriba que nos faciliten ese proceso, porque, la verdad, tal y como están las cosas ahora mismo, es algo muy, muy, muy difícil», apostilla la joven.
Compartir la tierra: un modelo de impacto socioeconómico positivo
La instalación de placas fotovoltaicas en los campos de pasto de animales o destinados a otros menesteres que no son agrícolas o ganaderos, es no sólo una novedad, sino también una oportunidad sin parangón para aprovechar al máximo los recursos naturales. Un modelo de impacto socioeconómico importante que tiene el fin, entre otros, de facilitar la transición ecológica de manera inclusiva y equitativa, intentando crear sinergias que traigan empleo en el sector rural, uno de los más afectados por el desempleo y la despoblación, sobre todo por falta de oportunidades.
«Las energías renovables nos aportan valor. Llama mucho más la atención la miel solar que la miel normal. Siempre se ha producido miel, pero la miel solar es un método de producción tradicional que se compagina con las nuevas tecnologías. Estás produciendo miel y energía, eso va a hacer también que la gente en las ciudades valore mucho más ese producto y al productor, porque no sólo te da miel muy rica y natural, sino también la energía para que enciendas una bombilla», subraya Agripilar.
Antes de comenzar a grabar Conexión a Tierra de Endesa, Agripilar ya sabía que se podían instalar placas solares para el autoconsumo en las fincas, pero que era posible compartir la tierra para una explotación conjunta. «En nuestra finca de pistacheros nos autoabastecemos, somos autosuficientes, siempre hemos creído que las renovables son el futuro», comenta.
Por tanto, termina Agripilar, «tenemos que buscar la forma de compartir terreno, como venimos diciendo en el videopodcast de Endesa, y sacar provecho para producir de todo, porque todo es compatible y lo estamos viendo in situ. Los proyectos que presentamos en Conexión a Tierra son reales y protagonizados por personas reales, agricultores, ganaderos y empresarios del mundo rural, los cuales compaginan su actividad con el trabajo que hace Endesa, que es producir energía».
Precisamente, el conocer proyectos concretos que están ya en funcionamiento es uno de los aspectos que han sorprendido a Pardo. «Ovejas que pastan entre placas solares, la producción de miel en plantas fotovoltaicas, la producción de azafrán o la recuperación de plantas aromáticas son iniciativas que están en marcha. Y muestran que no se compite por los terrenos, sino que se comparten para el desarrollo de diferentes actividades, algo que beneficia a todos», concluye Pardos.
Energías limpias e inclusivas
Por otro lado, el empleo verde está siendo una verdadera revolución en todos los sentidos. Se están creando nuevas y numerosas oportunidades laborales alrededor de las energías limpias, puestos de trabajo que tienen que ser cubiertos, pero que requieren de una formación específica para poder desarrollarlos.
Los proyectos de generación de energía limpiade Endesa donde se comparte la tierra también son una fuente de oportunidades e inclusión para los colectivos en riesgo de exclusión social, como son las personas con discapacidad. En este escenario, tienen un papel fundamental las organizaciones del tercer sector como, por ejemplo, UNEI, una empresa social de Andalucía especializada en la empleabilidad de personas con discapacidad que colabora con el programa Compost-In, de Endesa y la Fundación Juan XXIII, un curso que tiene como objetivo la formación en el ámbito del compostaje y las actividades relacionadas con la operación de plantas fotovoltaicas, como el desbroce o la pantalla forestal.
Vita Lirola, directora de comunicación de UNEI, afirma que para la organización ha sido «muy importante impartir la formación porque ha resultado ser un círculo virtuoso, estamos convencidos de que el empleo verde es un gran yacimiento de oportunidades laborales para personas con discapacidad». Pone el foco, además, en el desempleo de este colectivo que, a menudo, suele ser más alto que la media. «La realidad es esa, pero se puede revertir, y en ello estamos trabajando. Somos una empresa innovadora que está pendiente de las nuevas tendencias y oportunidades de empleo, y éstas están en la transición energética», señala.
«Todos los trabajos que se desarrollan en plantas solares pueden ser intensivos en creación de empleo para personas con discapacidad y, además, oportunidades laborales a las zonas rurales de Andalucía», explica Lirola.
Empleo y formación, un binomio de éxito
En UNEI trabajan en municipios con poca densidad de población, como es el caso de Campillos (Málaga), , Castillo de Locubín (Jaén), Adra (Almería), Isla Cristina (Huelva), etc. «Nosotros vamos a crear empleo allí donde están los nuevos proyectos y las oportunidades. Y, sin duda, uno de los más potentes son los relacionados con la transición energética», destaca.
«Creemos que la cualificación de las personas con discapacidad y el empleo son un binomio de éxito, e iniciativas como Compost-In así lo demuestran», concluye Lirola.
Vídeo: Y. Andreo // E. De la Calle