Durante esta pandemia, que en apenas dos meses se ha cobrado una cantidad ingente de vidas, las asociaciones y ONG del Tercer Sector han jugado un papel muy importante a la hora de amparar bajo sus cuidados a los colectivos más vulnerables de la crisis sanitaria. Personas que han podido perder, no sólo a sus seres queridos a causa de la Covid-19, sino también su empleo, su vivienda y, en muchos casos, la capacidad de alimentar a su familia.
Esta realidad, no obstante, ha sido gradualmente aliviada gracias a la solidaridad colectiva, conformada por redes de decenas de personas anónimas que nacen en vecindarios, barrios o ciudades de diferentes tamaños. Lo cierto es que se ha convertido en un instrumento protector muy potente y con un alto impacto positivo sobre la sociedad en su conjunto. Personas mayores que viven solas, niños o adolescentes, sin recursos económicos para acceder a sus clases online, personas con discapacidad física o intelectual o personas sin hogar han sido ayudadas por decenas de instituciones y organizaciones públicas y privadas a través de la atención alimentaria, ayudas económicas, recursos tecnológicos y, por supuesto, soporte sanitario.
También como consecuencia de la pandemia, han nacido nuevas organizaciones dedicadas a ayudar a los que más sufren que se unen a grandes organismos con años de actividad humana a sus espaldas para paliar las necesidades primarias y básicas de un sector de la población adolecido por las consecuencias de la crisis sanitaria y económica. Según datos recientes del Banco de España, la economía de nuestro país sufrirá este 2020 una caída de PIB del 15% y no se recuperará al menos en un periodo de entre tres o cuatro años.
A tenor de los datos, la crisis podría elevar las desigualdades sociales. En este sentido, y a nivel internacional, el informe de las Naciones Unidas ‘Impacto de la Covid-19 sobre la seguridad alimentaria y la nutrición’, señala que hasta 270 millones de personas pueden acabar el año viéndose en situación de hambre aguda. Por su parte, desde Oxfam Intermon alertan de que la Covid-19 podría convertirse, si no se toman medidas de protección social ambiciosas, en un obstáculo para los avances dados en los últimos años de crecimiento económico en materia de desigualdad y poner en peligro los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.
“Es muy importante que haya una extensión amplia de las redes de asistencia y acción social lo antes posible con la colaboración de toda la comunidad internacional”, apuntaba Andy Summer, profesor de Desarrollo Internacional del King’s College London. En España, la Plataforma del Tercer Sector, que aglutina alrededor de 28.000 ONG, señala que “para combatir esta crisis se necesita reforzar a la sociedad, y la forma de hacerlo es que exista un tercer sector fuerte que afronte los problemas y luche contra la pobreza».
El apoyo de Banco Santander a las ONG que cuidan de los más vulnerables
Ante un escenario tan preocupante como el anteriormente planteado, las diferentes asociaciones necesitan apoyo institucional público y privado para seguir abrazando con sus acciones e iniciativas a los más vulnerables. Detrás del trabajo de estas organizaciones, que tejen verdaderas redes de cuidados y ayudas, hay también entidades privadas que les ayudan económicamente para reforzar y ampliar los recursos que obtienen a través de sus asociados.
En este sentido, Banco Santander ha destinado 400.000 euros a 76 ONG y asociaciones que trabajan con algunos de los colectivos más golpeados por la crisis del coronavirus y, de este modo, hacer frente a las necesidades más urgentes, sanitarias y sociales, generadas por una situación tan inédita como esta pandemia mundial. La entidad ha lanzado dos iniciativas destinadas a aliviar las consecuencias de virus. Por un lado, ‘Covid19 Tiempo de Juego – Santander’ y, por el otro, el programa ‘Santander Ayuda’, iniciativa ya veterana que ha celebrado una edición extraordinaria debido a la situación.
400.000 euros para financiar la actividad de 76 asociaciones
El primer proyecto, en colaboración con la cadena COPE, ha destinado 200.000 euros a 36 entidades sin ánimo de lucro como Aldeas Infantiles, Asociación Manos Artesanas, Soñar Despierto o Fundación Madre de la Esperanza, que trabajan con los colectivos más frágiles de la sociedad. Entre ellos, menores en riesgo de exclusión, personas con discapacidad física e intelectual o mayores. Además, este apoyo servirá para la compra de material sanitario y de protección como EPIs, guantes, pantallas, geles, ozono para la desinfección de centros y vehículos de traslado, etc.
La donación procede del ‘Fondo Solidario Juntos’ que la entidad financiera creó en marzo y que se ha nutrido con las aportaciones voluntarias de directivos y empleados de Santander hasta llegar a los 54 millones de euros; una cantidad que forma parte de los 100 millones que el Banco está destinando en todo el mundo a iniciativas de alto impacto social para luchar contra el coronavirus.
Por su parte, el programa ‘Santander Ayuda’, impulsado por la Fundación Banco Santander desde hace varios años, ha celebrado una edición especial y ha doblado la ayuda y el alcance habitual de sus convocatorias para poder donar 200.000 euros a 40 entidades sin ánimo de lucro como AMPROS, AFAGA Alzheimer o el Banco de Alimentos de Cuenca, entre otras, con el fin de atender las necesidades urgentes de los colectivos más afectados socioeconómicamente por el coronavirus y, de este modo, poder aliviar el fuerte impacto social y psicológico de la pandemia.
Para Juan Carlos Rodríguez, presidente de AFAGA, una asociación gallega que trabaja para mejora la calidad de vida de enfermos de Alzheimer y sus familiares “esta ayuda nos permitirá seguir atendiendo a un colectivo en situación de especial vulnerabilidad ante esta situación de pandemia, como es el de las personas con demencia y su entorno familiar.
En respuesta a esta nueva realidad, hemos puesto en marcha un servicio de estimulación terapéutica a domicilio con más de un centenar de beneficiarios. Por eso, los fondos concedidos se destinarán a la compra de equipos de protección individual (EPI) que facilitarán el desarrollo de este programa cuyo propósito principal es el de enlentecer el proceso de deterioro asociado a estas patologías”.
Por su parte, María Orreo, directora de la Asociación de Personas con Diversidad Funcional Emburria, aseguró que esta cantidad irá destinada al proyecto Vuelvo a la comunidad, “que nos va a permitir acompañar y guiar a las personas con diversidad funcional y sus familias a través de la figura del asistente personal, acompañándoles y enseñándoles a utilizar medios higiénicos para hacer salidas seguras.”
La Asociación Emburria ha tenido siempre como principal objetivo, en palabras de Orreo, la inclusión total en la comunidad de estas personas, y por eso ahora es tan importante “dotar a las familias y las personas con diversidad funcional de habilidades que les permitan desenvolverse en la nueva realidad”.