Los conflictos armados, las guerras que convierten a la población civil en rehenes de intereses que van más allá de su propia comprensión, son una realidad que atraviesan millones de personas. Siria, desde que estallara la guerra en marzo de 2011, se ha convertido en una de las naciones que mayor éxodo de población ha sufrido debido al cruento e inhumano conflicto bélico que padece, uno de los más mortíferos y crueles desde la II Guerra Mundial.
Según datos de ACNUR, el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, a finales de 2018 había 70,8 millones de personas desplazadas forzosamente de sus hogares en todo el mundo debido a la persecución, los conflictos, la violencia o las violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, según los datos de la organización, la realidad más dramática es la de Siria: 6,7 millones de personas refugiadas y 6,2 millones de personas desplazadas internas.
Es, sin duda, un país al que le han robado el futuro y la prosperidad en el corto y medio plazo porque, además, y a pesar de los esfuerzos gubernamentales por estimular el regreso de los ciudadanos sirios a su patria, poco más de 42.000 personas regresaron a Siria en 2018 y el 85% de los encuestados en el último informe del ‘Regional Refugee and Resilience Plan’ no tenían intención de retornar. El conflicto bélico sigue adelante –ya dura ocho años–, algo más mitigado en cuanto a violencia, según el Gobierno sirio, aunque no según los datos oficiales de ACNUR, y más de un millón de niñas y niños sirios ya han nacido como refugiados.
En lo que respecta a España, desde que se inició el conflicto en Siria en 2011, nuestro país ha recibido 18.250 solicitudes de asilo de personas sirias. Concretamente, el año pasado 2.775 solicitaron protección internacional y, de un total de 1.980 resoluciones, 1.835 fueron favorables, según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Programa Santander Integra, un compromiso necesario
La labor de ACNUR en España, sin ir más lejos, es un elemento de orientación fundamental para estas personas desplazadas de sus lugares de origen. Y otras instituciones y empresas como Banco Santander, se han convertido en un gran apoyo a la hora de dar soporte a personas, en este caso jóvenes estudiantes con talento, que, a priori, tenían cercenadas las oportunidades de prosperar en un país desconocido.
A través del Programa Santander Integra, una iniciativa que inició junto a la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y que ahora ha extendido a otras universidades españolas, la entidad financiera de Ana Botín proporciona inclusión real proporcionando prácticas formativas a jóvenes procedentes de países en conflicto que han conseguido retomar sus estudios en universidades españolas.
La historia personal de Wafaa Almala
Este es el caso de Wafaa Almala, una refugiada siria que llega a España en 2013 y que, a pesar de haber estudiado Ingeniería Civil en su país, comienza a estudiar Enfermería en la madrileña UCJC y consigue una Beca Santander Integra. Wafaa Almala relata que, en 2011, cuando comienza la inestabilidad y los desórdenes públicos en Siria, su familia y ella se trasladan a nuestro país.
“Salir de casa se empezó a convertir en algo inseguro, mis padres no me dejaban salir por miedo a que pudiera pasar cualquier cosa”, y, además, detalla Wafaa Almala, “mi hermano estaba dentro de la edad en la que podían llamarlo para el servicio militar. En cualquier momento podían pararle por la calle, pedirle la identificación y, si tenía la edad, reclutarlo para el ejército”.
Ante este escenario, la familia decide esperar con la esperanza de que la guerra no estallase, sin embargo, sus anhelos no se cumplieron y tuvieron que abandonar su casa. “Decidimos venir a España de “vacaciones” –con un visado de turismo– porque mis padres habían estado antes de vacaciones y teníamos familia y amigos. Ahora estamos intentando traer a mi hermano que se quedó allí, pero es complicado conseguir un visado”, explica Wafaa Almala.
Al llegar a España, a pesar de estar en un lugar donde la guerra es desconocida, esta refugiada siria intentó homologar su título de Ingeniería Civil, sin embargo, y a tenor de sus palabras, burocráticamente hablando no fue sencillo. “La situación no ayudaba, me dijeron que tenía que esperar más de un año para poder hacerlo, además de que habría asignaturas que tendría que cursar, ya que allí no las había estudiado. En total serían casi tres años estudiando”, explica. Eso, sumado a que las salidas profesionales de su formación no eran las más fructíferas. Por ello, optó por explorar nuevas oportunidades laborales y estudiar enfermería.
Se decidió por esta disciplina sanitaria porque, según explica, “después de todo lo que hemos pasado en Siria, me ha aflorado el sentimiento de ayudar a los demás”. Y recuerda, además, una vivencia propia ocurrida en Siria que no ha podido olvidar: “Una vez, cerca de nuestra casa, se produjo una situación que nos obligó a abandonarla y lo único que llevaba en la mochila eran gasas, vendas, pastillas… Yo creo que es la única manera con la que podemos ayudar, ya que la guerra y las situaciones no dependen de nosotros”.
No obstante, Wafaa reconoce, que pasó momentos complicados tras su llegada a España. “El idioma, no había clases para extranjeros, no había nadie que me ayudase en la búsqueda, que me orientase en los pasos que tenía que ir dando, al final se me pasaban los plazos, me pedían el examen de Selectividad. Era como una falta total de información”, explica. Hasta que en este momento entra en escena una voluntaria de ACNUR que informó a Wafaa Almala de la existencia del Programa Santander Integra de Banco Santander y la Universidad Camilo José Cela.
“Santander me ha demostrado que todo el mundo puede tener las mismas oportunidades”
La beca, una ayuda económica de 600 euros mensuales , le proporcionó además orientación y prácticas en Santander España. “Más allá de la ayuda económica”, explica la ya enfermera, “me ha servido para conocer el sistema laboral de España, y para romper barreras sobre que los extranjeros o los refugiados no podemos llegar a trabajar en puestos importantes o en empresas grandes. En este caso, Banco Santander ha demostrado que todos podemos tener las mismas oportunidades”.
Wafaa Almala ha desarrollado sus conocimientos de enfermería en el centro médico de las oficinas de la entidad financiera en la calle Luca de Tena de Madrid, un hecho que le ha permitido, según ha relatado ella misma, conocer las empresas españolas, gente y, además, lanzar un mensaje positivo. “Cualquier persona puede trabajar en cualquier cosa que se proponga, independientemente de dónde venga o la historia que tenga detrás”, detalla.
Y no sólo eso, además, es clara en su moraleja tras las dificultades que ha tenido que experimentar tras su salida de Siria hace ya seis años. “A aquellas personas que hayan podido vivir una situación similar a la mía, decirles que nunca paren, no miren hacia atrás. Siempre deben ser positivos, todos podemos pasar momentos buenos y malos, pero si sólo nos concentramos en lo malo, todo será negativo y no saldremos de ahí”, concluye. Las becas de la nueva edición Santander Integra pueden solicitarse hasta el 12 de diciembre a través de la web www.becas-santander.com
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