Hace años era impensable. Jamás hubiéramos imaginado que cogeríamos un coche, una moto o una bicicleta en un punto de la ciudad, que lo usaríamos a conveniencia y que lo dejaríamos en otro punto de la misma sencillamente pagando por el tiempo que la hemos utilizado.

La movilidad compartida ha cogido un impulso en los últimos años que deja constancia de varias cosas. Una de ellas es que cada día, afortunadamente, somos más prácticos y, por tanto, más eficientes y sostenibles con respecto a la salud del planeta y a nuestra propia economía.

Esta tendencia se ha visto, además, favorecida por el avance de las nuevas tecnologías y la digitalización, así como por la irrupción progresiva de empresas que brindan servicios de movilidad sostenible, en muchas ocasiones multimodales. Es decir, aquellas que ofrecen la opción de coger varios transportes desde una misma aplicación.

Mayor pragmatismo y eficiencia

Con respecto a los colectivos que más uso hacen de la movilidad compartida, según los datos de varias firmas, los jóvenes que viven en ciudades son los que más utilizan estas plataformas y servicios, debido en parte a la oferta presente. Son los jóvenes, además, los que  mayor conciencia medioambiental tienen, mostrando un compromiso social con la misma.  A su vez, son ellos los que no cuentan con una amplia solvencia económica para comprar un coche, moto o bicicleta eléctrica…

Por otro lado, la concentración de población en las ciudades también hará que este fenómeno de movilidad colaborativa e interactiva aumente considerablemente. La previsión de los organismos internacionales señala que en 2030 alrededor de 5.000 millones de personas habitarán en ciudades, lo que hace aún más necesarios desplazamientos eficientes y sostenibles que a su vez contribuyan al descenso de las emisiones de CO2.

Una necesaria conciencia medioambiental

La movilidad compartida ha venido para quedarse, y debe formar parte del compromiso de todos los agentes sociales, económicos y empresariales para con la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, como viene apuntando la ONU en las sucesivas Cumbres por el Cambio Climático, y como reflejan tanto la Agenda 2030 como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En este último caso, la movilidad sostenible juega un papel transversal en todos los ODS, ya que dichos objetivos están relacionados con el bienestar y la salud de las personas a través de la innovación, la investigación y los avances energéticos. Es decir, la energía posibilita la movilidad en centros urbanos cada vez más necesitados de un medio de transporte eficiente tanto para el planeta como para el bolsillo.

50 motos eléctricas para cuidar de la atmósfera

Por ello, es fundamental una educación ambiental ambiciosa que aumente nuestro compromiso con el mundo que nos rodea, así como un compromiso desde el sector privado por impulsar iniciativas de movilidad sostenible que amplíen la oferta disponible.

En línea con este compromiso, Santander Brasil ha puesto en marcha un nuevo patrocinio: Se trata de un proyecto pionero para compartir motos eléctricas en Sao Paulo. Concretamente, 50 motos eléctricas de la firma Riba se han distribuido por puntos estratégicos de la ciudad, lo que solo durante un año supone 20 toneladas menos en emisiones de CO2.

El área donde se comparten las motos está ubicada entre los barrios de Campo Belo, Vila Olímpia, Itaim Bibi, Jardim Paulistano, Jardim Paulista y Cerqueira César. Los vehículos, que pueden ser usados tanto por clientes como por personas no vinculadas a la entidad, están disponibles todos los días de 6:00 a 23:00 y se pueden estacionar en cualquier zona pública reservada a motos.

Esta es la segunda colaboración de Santander con Riba. En agosto del año pasado la filial de Santander en Brasil financió 36 motos eléctricas de la compañía en un proyecto piloto en colaboración con la red de pizzerías Domino’s, por el que los repartidores de la franquicia usan las motos en sus entregas en Sao Paulo. Además, Santander Brasil cuenta con una línea de financiación para las personas interesadas en adquirir los diversos modelos de motos eléctricas de la marca.

El apoyo a estos proyectos en Brasil deja constancia del compromiso de Banco Santander con el cambio climático y la movilidad sostenible, centrándose cada día más en proyectos que tienen un impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad.

Sistema de alquiler público de bicicletas en Londres

Además de en Brasil, Santander ha alcanzado acuerdos en otras partes del mundo que apuestan por la movilidad sostenible. En Londres, por ejemplo, Santander UK extendió en mayo de 2021 su colaboración con Transport for London hasta 2025 para incentivar el uso de la bicicleta en la capital inglesa.

Esta iniciativa, denominada Santander Cycles, ya ha evitado que se emitan 20 millones de kilogramos de CO2 a la atmósfera gracias a los más de 300 millones de kilómetros recorridos en bicicleta desde 2015.

Por una Fórmula 1 sostenible

En diciembre, la entidad presidida por Ana Botín anunciaba que volvía a la Fórmula 1 para convertirse en patrocinadora de Ferrari, la escudería más laureada de la historia de la competición.

Como parte del acuerdo, Santander ofrecerá a Scuderia Ferrari una amplia gama de soluciones para apoyar sus planes de ser neutro en emisiones de carbono en 2030, contribuyendo así a que la industria del automóvil sea más sostenible.

Y es que Santander fue en 2020 el primer banco del mundo en financiación de energías renovables, y su negocio de banca de inversión (Santander CIB) tiene equipos especializados en asesorar a sus clientes en su transición verde. La entidad es también neutra en carbono en su actividad desde 2020 y tiene la ambición de alcanzar cero emisiones netas en toda su actividad para 2050.