Laura González lleva prácticamente toda su trayectoria profesional nadando en el mundo de la cultura. Primero en competencias de comunicación de festivales culturales tan potentes como el World Press Photo, y más tarde editando libros de artistas, una manera cercana de tener obra de un creador, pero con precios algo más accesibles que una pieza única. Y es que la accesibilidad al arte, como veremos, es algo que está muy presente en la mente de González.

Tras aquel caminar profesional, desde 2018 es la directora de Chiquita Room, un centro de arte, exposiciones, residencia y editorial de libros de artistas en Barcelona. “Abrí esta galería con intención de hacer la cultura accesible para las personas, que fuera un espacio de conocimiento donde poder generar ideas e intercambiarlas con confianza. No queremos que el arte se aborde con un discurso críptico, ni reservado solo para unos pocos”, apunta.

Expone, además, que la cultura en general tiene la capacidad de crear “una vida más bella”. Por eso, asegura González que en Chiquita Room “queremos que nuestra actividad cercana al arte, a la belleza y al humanismo cale en todas las capas de la sociedad, que haya una relación con la cultura real y fácil, y que seamos capaces de crear una comunidad”.

Cultura con vocación social

Detalle del interior de Chiquita Room. ©QuimBosch

Para ello, explica González, ha impulsado proyectos tan importantes como Chiquita Room Collectors, un programa de coleccionismo accesible donde los usuarios pagan una cuota anual de 99 euros y reciben tres ejemplares de obra gráfica o edición de artista para iniciar una colección de forma asequible. “Lo más importante de esta iniciativa es que la gente se anime, no tenga pudor en entrar en el silencio de la galería y despertar las ganas de coleccionismo de manera progresiva”, comenta. Y añade divertida: “No espero que haya cola para entrar en la galería, de eso soy consciente, pero sí que haya personas que quieran descubrir curiosos nuevos contenidos”.

Chiquita Room tiene, además, varios proyectos activos que llaman poderosamente la atención. No solo por su fuerza y la ambición que lo caracterizan, sino también por la vocación internacional que encierra: la residencia de artistas. “Les exponemos y también les acogemos, es un hogar para ellos. Les podemos ofrecer un espacio de alojamiento, tiempo para desarrollar la producción artística de un proyecto y una posterior presentación en público. Vienen artistas de fuera de Barcelona a vivir e integrarse en la ciudad durante un tiempo para inspirarse y desarrollar aquí su obra”, señala.

Otra gran iniciativa cultural en la que participa Chiquita Room es Espais C, un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona que tiene un impacto transversal sobre la comunidad educativa. “Nosotros, como entidad media, llevamos a artistas a los colegios, éstos se instalan allí su taller y los niños pueden ser testigos y partícipes del proceso creativo en todo momento. De este modo, van tomando el hábito de estar cerca de la cultura desde pequeños”, relata González.

La importancia de trabajar en red

Detalle de la entrada de Chiquita Room. ©QuimBosch

Chiquita Room cada día tiene más peso en el ecosistema cultural nacional e internacional al apostar por firmas artísticas de vanguardia de todos los puntos del planeta. “Un crecimiento que es posible”, explica González, “gracias al trabajo en red que llevamos a cabo con diversas organizaciones, artistas e iniciativas del sector privado como Emplea Cultura de Fundación Banco Santander, a la que estoy tan agradecida”.

Y es que Banco Santander, a través de Fundación Banco Santander, tiene un amplio compromiso con el sector cultural con diferentes proyectos. Uno de ellos es, precisamente, Emplea Cultura, un programa que nace en 2014, que encara ya su novena edición, y que tiene como objetivo crear empleo entre los jóvenes especializados en cultura contemporánea y ayudar a crecer de forma sostenible a las organizaciones del sector cultural, más frágil que nunca tras el paso de la pandemia.

En cada una de las convocatorias, Emplea Cultura selecciona diez organizaciones culturales que incorporarán a sus equipos una persona, financiando íntegramente su contratación. Además, cada uno de estos proyectos recibirán en esta nueva convocatoria, 22.000 euros anuales destinados al salario de los nuevos empleados. También podrían optar a una donación adicional de 10.000 euros para mantener al trabajador un segundo año.

“Para mí colaborar con Emplea Cultura ha sido una forma de oxígeno. Me ha permitido tener a una persona más en nuestro equipo durante un año entero, así como tener un plan de expansión internacional de una forma más sostenible, ver cómo están las ferias de arte en EEUU o tomar contacto con artistas y poder llevármelos a Barcelona. Ahora mismo estoy de viaje en el extranjero y eso no sería posible sin las personas que están trabajando en España”, expone al referirse a la iniciativa de la entidad.

También desde Fundación Banco Santander acompañan a los candidatos desde el primer momento, a través de la organización de talleres y encuentros colectivos, para que la comunicación entre organizaciones y personas sea fluida. Una visión que también comparte González: “Este proyecto cumple con la percepción que tengo del arte, y es que éste debe estar disponible para las personas. Me gusta que el arte y la cultura estén presentes para todos, tanto a nivel social como espiritual, por eso trabajo en este proyecto llamado Chiquita Room que espero que se alargue en el tiempo gracias al trabajo conjunto”.

Compromiso con la cultura

Emplea Cultura no es la única iniciativa en este campo de Banco Santander, pues también tiene otras que impulsa desde su Fundación. Ejemplo de ello es el Premio a la Producción Artística, con el que contribuyen a dar visibilidad a jóvenes creadores emergentes alejados de los circuitos comerciales, facilitándoles, además de una residencia de tres meses en un estudio, una dotación económica para producir su obra.