La crisis económica se llevó por delante miles de empresas y puestos de trabajo en España, pero dio alas a los sueños de muchas personas y se tradujo en una oportunidad para emprender y poner en marcha nuevas ideas de negocio. Tres compañeros de la Universidad Politécnica de Valencia compraron una impresora de plástico en 3D para diseñar productos y prototipos y en menos de un año, pasaron de imprimir plástico a imprimir casas con hormigón: una idea emprendedora que les ha generado reconocimiento y éxitos como el Premio Explorer UPV de Banco Santander

La historia de Be More 3D no se entiende sin el ‘caloret’ valenciano. En un garaje de Buñol (Valencia), Vicente Ramírez y su padre construyeron su primera impresora 3D de hormigón con materiales de segunda mano. Conseguirlos no fue fácil: compraron todas las herramientas con el dinero que habían conseguido vendiendo llaveros de ‘I love caloret’ en las Fallas de Valencia.

“Cuando la máquina funcionó en el garaje de mi casa, la trajimos a la universidad, conseguimos un espacio con la ayuda de un profesor y empezamos a hacer la caracterización de los materiales necesarios para imprimir: el hormigón es un poco especial porque las cantidades de los materiales van ajustadas para que sea una masa que se pueda extruir. Es como una manga pastelera de hormigón robotizada con precisión milimétrica, va tirando capa sobre capa como si fuera un castillo de arena mojada”, cuenta el CEO de Be More 3D a OKDIARIO.

En sólo doce horas, la máquina es capaz de construir una vivienda unifamiliar de 70 metros cuadrados con tres dormitorios, dos baños, comedor y cocina, lista para entrar a vivir a un precio de 50.000 euros aproximadamente, algo que promete revolucionar el futuro del sector. “Conseguimos reducir entre un 35% y un 40% los costes de gestión de la parte de la estructura y, eso repercute en el coste final de la vivienda entre un 25% y un 30%”, cuenta.

Viviendas refugio

En la Universidad Politécnica de Valencia, conservan un prototipo de vivienda de 25 metros cuadrados, como si fuese una pieza de museo. Será ahora en 2019 cuando construyan su primera casa en España para un cliente particular en Mallorca.

Hasta la fecha, decenas de constructoras y clientes se han puesto en contacto con ellos para poner en marcha diferentes proyectos. Sin embargo, prefieren ir poco a poco para no desviarse de sus objetivos: desarrollar un dispositivo que permita imprimir un inmueble de cuatro plantas y dar una solución real al problema de déficit de vivienda en países en vías de desarrollo, que han sufrido una guerra o una catástrofe natural.

Podemos hacer una vivienda refugio en un lugar donde haya habido una catástrofe natural o una guerra para 25 personas en tan solo cinco horas. Al día, se pueden hacer cuatro viviendas para dar refugio a cien personas. Es una manera de dar una solución rápida y duradera, ya que las casas que hacemos nosotros son de hormigón armado estructural y muy resistente. Pueden durar 150 años tranquilamente”, asegura Ramírez.

Programa Explorer de Banco Santander

La tecnología de Be More 3D les convirtió el pasado año en ganadores locales del programa de emprendimiento universitario Explorer, de Banco Santander, que les proporcionó un pasaporte a Silicon Valley, cuna del emprendimiento mundial. “Tuvimos la oportunidad de codearnos con emprendedores españoles que trabajaban allí, con responsables de compañías como Google y Facebook. Fue muy enriquecedor y nos ha servido para hacer una red de contactos con los 52 mejores proyectos emprendedores de toda España”.

El programa impulsado por la entidad que preside Ana Botín brinda cada año la oportunidad de obtener formación, apoyo y mentoring gratuitos durante cinco meses a miles de emprendedores de España, Argentina y Portugal y la posibilidad de optar a los premios anuales Explorer, que reparten 83.000€ entre las mejores ideas de negocio. Este contexto ha sido un gran escaparate para Be More 3D. Hasta ahora, no han recibido financiación externa, pero en 2019 han comenzado a abrir una ronda de inversión para impulsar su proyecto.

“Queremos hacer una buena internacionalización del producto y desarrollar el nuevo dispositivo para hacer casas de cuatro plantas. Empezamos siendo unos locos, en ese momento sólo existían proyectos chinos y nosotros. A día de hoy vemos como cada tres meses hay empresas nuevas en el mercado que están apostando por la construcción en 3D en el resto del mundo”.

Su ilusión de dar una vivienda digna a miles de personas que han perdido sus casas aún está algo lejos, pero siempre permanece en el horizonte. “Nuestra ilusión final es poder gestionar grandes proyectos de construcción social. Hemos empezado a hablar con constructoras para hacer viviendas en España, vender nuestras máquinas en Sudamérica… Pero, lo que nos gustaría, por ejemplo, es que nos encargaran un proyecto de 10.000 viviendas en el norte de África donde no hay casas. Dar una vivienda digna a todas aquellas personas que, por culpa del desarrollo de su país, del dinero o las catástrofes, no tienen acceso. Se pueden generar viviendas en muy poco tiempo y ayudar a muchas personas”.