Los bancos, uno de los agentes económicos más importantes del sistema financiero de cualquier país desarrollado o emergente, poseen un papel fundamental en las sociedades dominadas por el libre mercado. Financian proyectos públicos y privados, otorgan préstamos que cumplen retos individuales o grupales, patrocinan actividades con impacto social, poseen productos ad hoc para muchos tipos de clientes, buscan rentabilidad para usuarios y accionistas recibiendo depósitos de los ahorradores y repartiéndolos entre demandantes de crédito o asesoran a los empresarios –generalmente a las pymes– a internacionalizarse y diversificar su negocio, entre otras actividades.

En definitiva, las entidades financieras, no sólo participan del sistema financiero, sino que son, además, elementos cohesionadores dentro de las sociedades en las que están presentes porque son parte del motor, junto con las personas, del crecimiento económico y la creación de empleo. De ahí que, de un tiempo a esta parte, sobre todo desde el estallido de la Gran Recesión de 2008 –crisis que erosionó la confianza de los ciudadanos en los bancos– la rentabilidad ya no sea lo más importante para las grandes compañías del sector bancario, sino que sea el compromiso con las personas uno de los principales retos que tienen por delante.

Está claro, a tenor de los planes estratégicos de los bancos centrados en los clientes, que la relación entre las entidades financieras y las personas ha cambiado. Hoy en día los bancos han dejado de ser simplemente proveedores financieros y han pasado a convertirse en aliados estratégicos para la consecución de los objetivos de aquellas personas que se acercan a ellos.

Una de las actividades empresariales en auge en los últimos años, que ha contribuido a la riqueza del país y la sostenibilidad del tejido empresarial de España ha sido el impulso que muchas empresas han dado a su actividad internacional. Los obstáculos económicos hicieron entender a muchas pymes que la diversificación y la exportación eran dos ingredientes primordiales para la supervivencia de su actividad.

De hecho, las cifras hablan por sí solas: las exportaciones españolas de mercancías se incrementaron un 1,6% entre enero y septiembre de 2019 respecto al mismo periodo del año anterior y alcanzaron los 215.600 millones de euros, máximo histórico para el acumulado en este periodo, según los datos de comercio procedentes de Aduanas, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda. Sin embargo, y a pesar de las ventajas de la exportación, ésta requiere de un asesoramiento especializado que haga sostenible, tanto a las empresas, como al tejido comercial. Por esta razón, entidades financieras de primera línea han creado productos financieros destinados únicamente al menester de la internacionalización que guíen de manera clara a las empresas para mostrar sus proyectos fuera de nuestras fronteras.

Santander y el asesoramiento especializado de Trade Club Alliance

En esta línea, trabaja desde 2015 Banco Santander a través de la iniciativa Trade Club Alliance. Una plataforma digital que aborda las barreras comerciales internacionales e impulsa el crecimiento sostenible de las empresas con el fin de ayudarlas a operar globalmente.

La iniciativa fue creada hace ya cuatro años, sin embargo el pasado mes de octubre dio un paso más e incorporó un total de 14 bancos – Abu Dhabi Commercial Bank, Attijariwafa Group, Banco BPM, Royal Bank of Canada, CIMB, Crédit Agricole, Eurobank, KBC Group, Industrial Bank of Korea, MUFG, Nordea, Siam Commercial Bank y Standard Bank– que abarcan mercados como África, América Latina o el sureste de Asia para dar una respuesta a sus clientes mucho más potente frente a la vicisitudes económicas y geopolíticas, como pueden ser el Brexit o el proteccionismo de EEUU.

El objetivo es abrir las puertas de todo el mundo a los clientes y sobre todo, garantizando su seguridad. A través de Trade Club Alliance, las pymes de cada banco podrán disponer de información y contactos de compañías solventes de otros países con los que poder entablar negocios y, además, conocer las particularidades de cada uno de los países de destino. “Las ventajas de la alianza es que las empresas sabrán que su contraparte en otro país, si está incluida en la red, es de plena confianza, solvente y cumple todas las normativas contra el blanqueo de dinero”, detallaba Javier San Félix, director de la División Global de pagos de Santander. 

Ayudar a más de un millón de empresas hasta 2022

El objetivo de Santander es llegar a 2022 cubriendo más del 90% de los corredores comerciales mundiales, con un millón de empresas –principalmente pymes– dentro de la red. Eso sí, detallan que la prestación de servicios financieros a los clientes seguirá siendo proporcionada por cada uno de los bancos de manera independiente y fuera de la plataforma común. «El Trade Club Alliance es una fuerza positiva que respalda los mercados abiertos y el comercio libre», señalaban desde la entidad española.

Y además, con esta nueva plataforma se marca el inicio de una relación nueva entre los bancos y sus clientes porque irá más allá del contacto de los proveedores financieros. Ahora, a través de Trade Club Alliance, la relación empresa-cliente da un salto para convertirse en socios estratégicos que bucean en el océano del comercio global.

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