El acceso a la educación de toda sociedad es la base del progreso colectivo. Una sociedad con una base sólida de personas bien formadas, motivadas y con un acceso igualitario a los conocimientos, tiene la capacidad de ser imparable. Es, sin duda, un importante motor de desarrollo y una de las herramientas más eficaces para lograr la igualdad y el progreso, al generar oportunidades de desarrollo e inclusividad para todos.
Desde el punto de vista socioeconómico, el Banco Mundial, quien apoya programas educativos de 90 países, apunta que la educación contribuye al desarrollo económico a largo plazo y promueve, entre otros aspectos, la innovación. Pero es que, además, también posee beneficios muy importantes sobre los jóvenes, ya que los conocimientos y el acceso a la formación sin obstáculos les brinda habilidades cognitivas, socioemocionales, técnicas y digitales avanzadas para desarrollarse en el escenario competitivo actual.
Invertir en talento
Por tanto, es fundamental dedicar inversiones importantes e inteligentes en el talento y la formación de las personas, así como tener un compromiso firme con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, entre ellos el número cuatro, el cual defiende la obligación de una educación inclusiva, equitativa y de calidad que promuevan oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todo el mundo.
La educación es una prioridad, en la teoría y la práctica, con la que debemos tener un compromiso tanto desde entes públicos como los gobiernos o los ministerios del ramo, como privados, garantizando el acceso de todos los individuos, independientemente de su origen socioeconómico y cultural. Apostar por la formación y el acceso a la misma debe ser un trabajo real para retener el talento y aplicarlo para dar solución a los desafíos del mundo actual no debe ser una opción, ya que tiene el poder de transformar de forma tangible las vidas de las personas.
Una realidad de la que somos conscientes, de ahí que en las últimas décadas se haya incrementado de forma significativa el número de alumnos que cursan estudios superiores, buscando progresar, elevar su bienestar a través de la independencia que brinda el acceso al mercado laboral, y contribuir a la sociedad. La educación superior es un ascensor social, económico y cultural real que debe estar al servicio de todos, sin excepción, y todos aquellos que necesiten una cobertura económica deben tener una respuesta de los agentes sociales, como la que ofrece Banco Santander desde hace más de 27 años en línea con su compromiso con la educación, el emprendimiento y la igualdad.
Banco Santander: 27 años de becas y ayudas
De cara a 2025, sus proyectos de becas y ayudas en colaboración con las universidades españolas se transforman para dar una respuesta a las nuevas necesidades de la sociedad, de cara a la globalización, la digitalización y el auge de la Formación Profesional. En este sentido, el modelo va a hacerse más digital, internacional y global, beneficiando a más de 40.000 personas y empresas el próximo año.
De esta manera, los programas estarán abiertos a más personas, y también a alumnos de FP de grado superior que cursen su formación en campus universitarios, que tienen una tasa de inserción en el mercado laboral de entre el 70 y el 75%, según datos recientes del portal Trabajos.com, ya que más del 60% de las ofertas demandan este tipo de perfiles técnicos.
Educación que se traduce en empleo
Además, Banco Santander pone a disposición de estudiantes, universidades, profesionales y empresas sus plataformas globales Santander Open Academy, Santander X y Campus Digital, con las que la entidad tiene el objetivo de universalizar los programas de becas y ayudas, en colaboración con las universidades, y así llegar y ayudar a quienes más lo necesitan.
Santander Open Academy ha permitido integrar una oferta formativa en competencias y habilidades muy demandadas en el mercado laboral actual a la que la entidad prevé que accedan 60.000 personas el próximo año con el fin de mejorar su empleabilidad de forma gratuita. Una empleabilidad en la que pone un foco especial, desarrollando nuevas iniciativas como las cerca de 5.000 ayudas complementarias para prácticas profesionales, que permitirán a los alumnos sumergirse en un ambiente laboral real y elevar las probabilidades de quedarse en la empresa.
En este sentido, expone Ana Botín, la presidenta de Banco Santander, que «la educación por sí sola no basta si no se traduce en empleo», por lo que, argumenta, «universidades y empresas tenemos que trabajar juntas para cambiar la tendencia que ha llevado a cerca de 400.000 personas a emigrar en busca de puestos de alta cualificación; cerrar la brecha entre oferta y demanda con 150.000 vacantes laborales sin cubrir y para que la universidad se convierta en actor clave para la formación continua y el empleo a lo largo de la vida».
Por último, el impulso al emprendimiento se traducirá en el respaldo a 1.500 empresas y proyectos emprendedores el próximo año con formación, asesoramiento y recursos para crecer.
Compromiso con el crecimiento sostenible
Banco Santander mantiene un firme compromiso con el progreso y el crecimiento inclusivo y sostenible, con una apuesta pionera y consolidada por la educación, la empleabilidad y el emprendimiento, que desarrolla desde hace más de 27 años y le distingue del resto de entidades financieras del mundo.
El banco ha destinado más de 2.300 millones de euros y ha apoyado a más de 1,5 millones de personas y empresas a través de acuerdos con más de 1.200 universidades. Además, ha sido reconocida como una de las empresas que más están contribuyendo a cambiar el mundo a mejor, según la lista de la revista Fortune ‘Change the World’ 2023.