El Día Mundial del Refugiado se celebra cada año el 20 de junio. Una jornada que representa un homenaje para las personas refugiadas de todo el mundo y que este año, además, toma una especial relevancia debido al conflicto que ha impactado al mundo: la guerra de Ucrania y la huida de los ucranianos de sus casas.

Según datos de ACNUR, desde que comenzó la invasión rusa más de 4,5 millones de personas refugiadas se han ido a países vecinos y alrededor de 7 millones de personas se han desplazado dentro del propio país a casas de familiares, sobre todo en zonas rurales, buscando la seguridad que no tienen en las ciudades asediadas. En lo que respecta a España, más de 134.000 refugiados han llegado a nuestro país.

La situación sigue siendo alarmante, a pesar del tiempo trascurrido, tal y como alertan desde la organización internacional. El número de refugiados seguirá aumentando y, por ello, será necesario que estas personas sientan el abrazo y el apoyo del conjunto de la sociedad. El calor de una mano tendida que les ayude a seguir adelante con sus vidas, muchas de ellas cercenadas por el dolor de los recuerdos y el miedo.

Durante estos meses de guerra, que comenzó a finales de febrero dejando mudo al mundo con imágenes desoladoras, muchos lugares de nuestro país se han reconvertido en espacios de acogida para los miles de ucranianos que han bajado de un tren con apenas unos pocos enseres personales.

Instalaciones que se reconvierten en hogares

Escuela Infantil de la Ciudad Financiera Grupo Santander. Autor: Sergio González.
Escuela Infantil de la Ciudad Financiera Grupo Santander. Autor: Sergio González.

Uno de estos espacios ha sido El Solaruco, la residencia que se encuentra en la Ciudad Financiera de Banco Santander en Boadilla de Monte (Madrid) y que se ha convertido en la casa de más de 200 adultos, entre los que se encontraban 25 niños enfermos de cáncer que han podido retomar los tratamientos oncológicos paralizados en los varios de los hospitales más importantes de la capital: el Niño Jesús, 12 de Octubre, Gregorio Marañón y La Paz. Todos los gastos de la acogida, que ascendieron al millón de euros, fueron asumidos por la entidad presidida por Ana Botín.

Una de esas refugiadas alojadas en El Solaruco junto a su sobrino pequeño es Anastasiia, que explica que “cuando miro atrás, recuerdo mucho dolor, incertidumbre y sufrimiento. Hemos tenido que abandonar nuestros queridos hogares, nuestra Ucrania. Todos nos están ayudando mucho, por lo que solo podríamos dar las gracias”.

Para que su llegada fuera posible, también Banco Santander fletó vuelo de Iberia, todo ello en coordinación con la Embajada de España en Polonia, así como el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones español y distintas ONG que trabajan tanto sobre el terreno como en nuestro país.

Colaboración con varias organizaciones sociales

Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la Ciudad Financiera Grupo Santander; Anastasiia Hrynzovska, refugiada ucraniana; Paco Garrido, coordinador de CEAR Madrid; y Inés Ruiz de la Cuesta, voluntaria de Banco Santander. Autor: Sergio González.

Durante la acogida de los refugiados ucranianos, Banco Santander se ha puesto a disposición de varias organizaciones sociales con las que ha trabajado codo con codo.

En este sentido, junto con CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), Fundación Aladina o Cruz Roja, la compañía española ha hecho todo lo posible para que todas las familias se sintiesen un poco en casa y, además, no dejasen de lado su formación académica. Para ello, los niños han acudido cada día a la Escuela Infantil que Banco Santander tiene a disposición de todos sus empleados, mientras que los más mayores han podido seguir sus clases en Ucrania online.

Para contribuir a la continuación de su educación, una de las grandes barreras que los más de 300 voluntarios de Banco Santander se han encontrado ha sido la idiomática. “Es complicado dar clase a personas que no entendemos y que no nos entienden, y es impresionante la facilidad, en un mes y pico, que han cogido con el idioma, lo que se ayudan entre unos alumnos y otros cuando uno coge la idea… Es muy gratificante”, afirma Inés Ruiz, una de las voluntarias de Banco Santander.

Para ello, un total de 70 voluntarios de Banco Santander se reunieron en una actividad solidaria en la que construyeron más de 1.000 fichas –plantillas básicas de español/ucraniano para niños de entre uno y tres años– para facilitar el aprendizaje de español a los niños refugiados ucranianos. El material, elaborado en la Cruz Roja de El Plantío-Aravaca (Madrid), se usa en las clases que esta institución imparte en sus nueve centros de la Comunidad de Madrid.

También, a través del programa Santander Ayuda, la compañía ha destinado 250.000 euros a 11 ONG seleccionadas de pequeña y mediana envergadura que están trabajando con este colectivo, especialmente con niños y adolescentes, y que cuentan con menos recursos e infraestructura.

Banco Santander los acompaña en sus caminos

Ciudad Financiera de Banco Santander en Madrid. @BancoSantander

Ahora, tras varios meses en la Residencia El Solaruco, muchos de estos refugiados tienen la intención de regresar a su país, mientras otros se quedarán en Madrid para encontrar la oportunidad de comenzar de nuevo después de compartir emociones, confidencias y momentos con decenas de voluntarios, empleados y profesionales de la entidad bancaria en colaboración con otras organizaciones sociales.

Los que se quedan en Madrid para empezar de cero se instalarán con familiares que estaban previamente en España o en pisos de acogida, un camino que recorrerán también con la ayuda de Banco Santander. “Ahora ha llegado el momento de dar el siguiente paso. Muchas de las familias están pensando en su futuro más inmediato. Algunas nos están pidiendo volver a Ucrania y otras nos están diciendo que se quieren quedar en España. Hay que buscar pisos, hay que buscar familias de acogida, y Banco Santander va a ayudarles en todo lo que podamos”, defiende Belén Sánchez, directora de Servicios Generales de la Ciudad Financiera Grupo Santander.

En este sentido, también destaca la iniciativa ‘Empresas por Ucrania’, una plataforma digital puesta en marcha junto a la Fundación CEOE con la que se centralizan ofertas de formación y empleo preferentemente para personas procedentes de Ucrania y para ello, además, ha prestado toda su experiencia acumulada por parte de Universia como plataforma de orientación y empleo.

Ayuda básica en el día a día

Mural elaborado por los refugiados ucranianos más pequeños alojados en la Ciudad Financiera Grupo Santander. Sergio González.

También, desde el inicio de la guerra, Banco Santander ha eliminado las comisiones a las transferencias permitidas de países europeos a Ucrania, así como la suspensión de las comisiones de cuentas y tarjetas para clientes ucranianos en Polonia o la puesta a disposición de cajeros y el acceso permanente de dinero en efectivo en las sucursales.

Y, por supuesto, destacar la gran labor de los voluntarios de Banco Santander. Gracias a ellos se han llevado a lo largo de estos meses actividades de ocio como yoga o salidas al zoo, por ejemplo, pero también han ayudado a estas personas refugiadas a tomar clases básicas de español para poder desenvolverse en su día a día.

Son pasos hacia delante de un apoyo y ayuda que comenzó por parte del Santander nada más estallar el conflicto, con una donación inicial de un millón de euros realizada por la entidad para Cruz Roja y ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. La entidad continuó igualando las donaciones adicionales de sus empleados en los distintos países. En un corto espacio de tiempo, las donaciones entre clientes y empleados de la entidad superó los 10 millones de euros.

Descubre todas las iniciativas de Banco Santander para ayudar al pueblo ucraniano.