Ayudar a ayudar. El progreso de cualquier sector va de la mano de los avances técnicos y el apoyo de las nuevas tecnologías, ya que en muchas ocasiones una inversión sencilla tiene un alto impacto sobre las organizaciones sin ánimo de lucro, como fundaciones y ONG, que desarrollan proyectos que trabajan para las personas, sobre todo para las más desfavorecidas y desprotegidas como puede ser el caso de la población infantil.

Maika Sáenz, coordinadora de apadrinamientos de la Fundación Fransol, una institución dedicada desde 2006 a impulsar programas dedicados a la educación y la sanidad de la infancia en países en vías de desarrollo como África y América Latina, ya tiene experiencia en hacer grandes cosas con poco presupuesto.

“Somos muy pequeños, así que para nosotros cualquier empujón económico o material es muy importante. Además, y aunque hay ayudas públicas, tampoco tenemos la capacidad para pedirlas porque sólo somos dos personas en el equipo, no nos daría tiempo a gestionar todos los proyectos”, relata enérgica.

Explica, además, que la Fundación Fransol, que camina de la mano de la Fundación Educativa Franciscanas de Montpellier, se financia de manera sencilla de diversas formas.

“Por un lado, tenemos los ingresos que vienen de padrinos particulares que apadrinan a los niños; por otro lado, organizamos diferentes actividades lúdicas, culturales, etc, en los colegios con los que trabajamos, en Madrid hay seis colegios en total, como conciertos, espectáculos de magia o hacemos viveros de flores y las vendemos para recaudar fondos y poder usarlos en los proyectos que vamos impulsando”, subraya.

Reconoce Sáenz, de todos modos, que lo que mejor funciona en la Fundación Fransol a la hora de recaudar o impulsar los apadrinamientos educativos y escolares de los niños es el boca a boca. “Nos va bien así, una persona le cuenta a otra, ésta prueba y se lo dice a la siguiente; pero lo cierto es que también nos hemos dado cuenta de que si no estás en internet y las redes sociales, sencillamente, no existes”, comenta la coordinadora de esta organización.

Sobre el movimiento de contenidos de la Fundación Fransol en el entorno digital, Sáenz relata que ella sabía usar las redes sociales a nivel usuario “porque las usaba con sus hijos”, pero no a nivel profesional.

“Si no estás en internet y las redes sociales no existes”

@RRSS Fundación Fransol

Por ello, añade, “fui consciente de que estaba usándolas sin más y que no estaban dando el resultado que deseábamos. De alguna forma, creo que lanzábamos mucho contenido que nacía casi inerte porque no tenía impacto suficiente para que el mensaje que mandábamos llegara a mucha gente. Por tanto, concluimos que teníamos que apostar por dar un paso más en nuestra profesionalización y, por ende, en nuestra digitalización”.

Por esta razón, está ex ayudante de dirección de cine y televisión hoy coordinadora de la Fundación Fransol, decidió apuntarse a Santander Social Tech, el proyecto de Fundación Banco Santander que tiene el objetivo de apoyar al tercer sector en su proceso de transformación digital para mejorar el impacto y la eficiencia de sus acciones.

Casi el 90% de las ONG pequeñas y medianas no desarrollan prácticas digitales

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Y es que, sin duda, la evolución del tercer sector –al igual que todos los demás– también pasa por la digitalización de su actividad para sacarle el máximo partido. De hecho, la mayor parte de las pequeñas y medianas organizaciones –que alcanzan casi el 90% del tejido social– aún no han incorporado las nuevas tecnologías y prácticas digitales a su día a día, según el Barómetro de la digitalización del tercer sector de ISDigital Foundation en colaboración con el Programa de Talento Solidario de la Fundación Botín.

El mismo estudio también señala que una de las razones que frenan esta digitalización es la falta de recursos económicos, algo que señalan alrededor del 80% de las organizaciones, seguida de la escasez de formación o conocimientos que ronda el 40%. Casi la mitad de las ONG encuestadas, de hecho, afirman que disponen de menos de 1.000 euros anuales, mientras que el resto tiene un presupuesto anual de apenas 5.000 euros.

La importancia de las ayudas económicas

Teniendo en cuenta estas cifras, y tal como comenta Sáenz desde la Fundación Fransol, “la ayuda de 5.000 euros de Santander Social Tech nos da la oportunidad de poder digitalizar toda la base de datos que tenemos con los datos de los padrinos, poner un servidor con todas las garantías de seguridad, etc. En definitiva, digitalizarnos para poder avanzar y progresar para poder ayudar a más niños en África y América Latina. De verdad, para nosotros que somos tan pequeños 5.000 euros es un gran empujón”.

En la última edición (tercera) del programa Santander Social Tech, un total de 54 ONG recibieron 250.000 euros en ayudas para digitalizarse. De hecho, en sólo tres años, este programa ha apoyado a 380 organizaciones del tercer sector, ha entregado 160 ayudas, realizado 38 talleres y asesorado a 128 personas con cerca de un millón de euros de inversión.

Ahora, ya está en marcha la IV edición de Santander Social Tech, en la que han participado 144 ONG de toda España a través de 12 talleres online y podrán optar a ayudas de hasta 5.000 euros para mejorar su digitalización, como ha sido el caso de la Fundación Fransol.

En la actualidad, alrededor de 27.000 entidades sociales forman el tercer sector social activo en España, emplea a más de 2 millones de personas, entre voluntarios y empleados, y atiende a casi 12,9 millones de ciudadanos que están en riesgo de pobreza y exclusión social. Su aportación al PIB es del 1,4%, sin embargo, también ha sufrido importantes cambios durante la pandemia, lo que hace esta nueva edición de Santander Social Tech sea más necesaria que nunca.