Huir de manera forzada de nuestro hogar y dejar atrás todo lo que somos es una sensación de orfandad tremenda, una vacío sin parangón porque, aunque no estamos apegados a nuestras cosas materiales, sí que en muchas ocasiones lo estamos a los recuerdos que de ellas emanan. Miramos con emoción y empatía a los ucranianos que han tenido que dejar sus vidas para mirar al futuro, aún no saben en qué consistirá, porque nos vemos reflejados en sus ojos, en sus miradas y en sus lágrimas.
Pero, además, nos volcamos como sociedad con el fin de poder aliviar el dolor de las más de 3,5 millones de personas que han salido de Ucrania desde la invasión rusa, según los datos revelados por ACNUR, superando de esta manera otra marca que está en nuestra historia como fue el éxodo de personas en Europa provocado por la II Guerra Mundial.
A toda esta situación de vacío al abandonar sus vidas, debemos pensar en los detalles de cada una de ellas, ya que muchos de los refugiados ucranianos que han corrido hacia las fronteras colindantes como Polonia, por ejemplo, llegan con muy pocos enseres, pero muchos de ellos además llegan con una enfermedad. Una enfermedad que, por desgracia, además, no pueden dejar atrás, ni abandonarla.
A España han llegado ya miles de refugiados desde Ucrania y han obtenido el calor de la solidaridad. Entre los aterrizados en nuestro país, hay también niños enfermos de cáncer a los que debemos buscar un camino de luz y cuidados para que puedan avanzar de la mejor manera posible, arropados por nuestro respeto, cariño y ayuda como la que les ha dado Banco Santander.
Un lugar de acogida
En concreto, la Ciudad Financiera del Grupo Santander acoge temporalmente a 178 personas, incluido niños que siguen sus tratamientos oncológicos en España acompañados de sus familias, y se alojarán durante un mes y medio en las instalaciones del centro de formación de la entidad, mientras se les encuentra una ubicación definitiva en el país.
Estos niños han podido reanudar así su tratamiento oncológico en los hospitales del Niño Jesús, Doce de Octubre, Gregorio Marañón y La Paz, a pesar de la irrupción del conflicto bélico en sus vidas.
Estas familias, que han llegado a España gracias a la colaboración del Gobierno español con la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas, así como otra serie de instituciones que están participando en la evacuación y atención sanitaria de menores, están acompañadas en todo momento por personal de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), pendientes tanto de sus necesidades sanitarias como psicológicas, problemas con el idioma, etc.
De hecho, si fuera necesario, Banco Santander también ha puesto a disposición de estas familias los servicios del Centro Médico y de la Escuela Infantil que se encuentran en la Ciudad Financiera.
Banco Santander ha contribuido también fletando un vuelo de Iberia en coordinación con la Embajada de España en Polonia, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones español, el Ministerio de Presidencia y distintas ONG para el traslado de refugiados ucranianos a España. Parte de ellos, que no tienen familia en España o amistades con los que ir, se han alojado del mismo modo y temporalmente en la Ciudad Financiera hasta que se les asigne una familia de acogida definitiva.
Durante el viaje, además, la entidad ha asistido a los refugiados con intérpretes en lengua ucraniana o inglesa para ayudarles a cumplimentar las obligaciones necesarias para el embarque en Polonia y el paso por la aduana española.
La urgencia de la huida
Incluso antes de los hechos recientes, Ucrania ya había estado sufriendo los estragos de años de conflicto e incertidumbre, tal como alertan desde ACNUR. De hecho, hacia finales de 2021, casi tres millones de personas en el país necesitaban ayuda humanitaria; entre ellas, más de 850.000 personas desplazadas por el conflicto. Sin embargo, con el estallido y la invasión de Rusia hace ya un mes, ha sido más importante y urgente que nunca ayudar a los ucranianos a salir del horror en el que, además, ya han perecido decenas de vidas.
Desde el punto de vista económico, además, Banco Santander ha puesto en marcha medidas como la eliminación de las comisiones a las transferencias permitidas de países europeos a Ucrania, así como la suspensión de las comisiones de cuentas y tarjetas para clientes ucranianos en Polonia o la puesta a disposición de cajeros y el acceso permanente de dinero en efectivo en las sucursales.
La entidad también ha realizado una donación inicial de un millón de euros a Cruz Roja y ACNUR e igualará las donaciones adicionales que están realizando sus empleados en los distintos países desde que estalló el conflicto.
Si quieren colaborar con Cruz Roja y ACNUR para apoyarles en la asistencia a los refugiados ucranianos y proporcionarles alojamiento de emergencia fuera de su país, primeros auxilios, comida, agua, calefacción y electricidad, pueden hacerlo por transferencia o Bizum: