En países como Colombia, desde que una manzana se recoge hasta que llega a las estanterías del mercado pasa por al menos cinco manos. La larga cadena hace que productos como la fruta puedan costar el doble que una bolsa de patatas fritas. En este país existen más de 340.000 tiendas pequeñas que comercializan el 70% de las frutas y verduras.

Según la FAO, hay cinco millones de establecimientos así en Latinoamérica. Sin embargo, tienen grandes problemas para acceder a una distribución eficiente y, en consecuencia, encarecen sus precios. Para solucionar esta situación, Carolina Medina creó Agruppa, una plataforma móvil que reúne los pedidos de los pequeños comerciantes y les deja competir con los establecimientos mayoristas para adquirir los productos.

Carolina Medina, máster de Desarrollo Internacional y Emergencias Humanitarias por la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, fue consciente de este inconveniente cuando estudió qué provocaba los hábitos nutricionales perjudiciales de la población de su ciudad, Bogotá. Se percató de que las familias conocen perfectamente qué productos son más saludables, pero no tienen suficiente dinero para acceder a ellos. Por otra parte, los pequeños comerciantes deben hacer frente a los altos costes que implica transportar los productos a su local, con un impacto que supone hasta un 20% de sus ingresos. Esta estructura ineficiente entre productores y comercios acaba repercutiendo en el precio final.

El sistema digital de logística de Agruppa solventa esta situación al regular a los diferentes actores de la cadena. Los vendedores pueden hacer sus pedidos a Agruppa a través de un SMS, su aplicación o una llamada. Desde las peticiones de cada tienda, se crean conjuntos virtuales de adquisición en los que se reúne a los diferentes comercios. Después, se organizan los inventarios y se adquieren directamente a los agricultores.

Agruppa examina los historiales de compra, clasifica los pedidos que se solicitan a los distribuidores y calcula el precio para el dependiente. También transporta los productos a la ciudad y los reparte en los diferentes establecimientos.

De este modo, favorece a los productores, que tienen dificultades para trasladar los productos a la ciudad, y a los microempresarios, que se liberan de una cadena de  abastecimiento difícilmente sostenible. Según los cálculos de Medina, que ha sido elegida por MIT Technology Review en español entre los 35 ganadores Innovadores menores de 35 años Latinoamérica 2017, este sistema de colaboración supone un ahorro de tiempo y dinero que puede llegar a aumentar 15% el beneficio de cada negocio.

Medina -que además es parte del programa de emprendimiento del Foro Económico Mundial, Global Shapers de Bogotá-, ha conseguido unir a 250 comercios de Bogotá en cuatro años desde que creó la compañía. Ahora, desea consolidar el proyecto, colaborar con más comercios, y mejorar de esta manera los precios, ya que al ampliar el número de pedidos disminuye el coste. Confía en sus posibilidades de desarrollo, pues al optimizar la distribución de frutas y verduras no solo facilita el día de los comerciantes y campesinos. Su impacto va más allá: ayuda a mejorar el estado de salud de toda la población.

Fuente: Opinno, editora de MIT Technology Review en español