Educar en valores de igualdad es clave para prevenir la violencia de género. Pero, ¿cómo se puede promover este enfoque desde las edades más tempranas? La escuela juega un papel clave en el aprendizaje de valores basados en el respeto por todo aquello que es diferente bajo criterios de igualdad y tolerancia. Un aprendizaje que debe empezar cuanto antes. Los más pequeños, niños de tan solo 3 años, nos dan un mensaje esperanzador: el cambio es posible.

Justo a un mes de Navidad y a pesar de las numerosas campañas que se han puesto en marcha para fomentar la igualdad, en los anuncios de juguetes y en las tiendas, aún son obvias las distinciones entre niños y niñas. La tradicional campaña navideña es solo un ejemplo de cómo los estereotipos de género, aunque sean sutiles, se siguen reproduciendo, como un reflejo  de la desigualdad entre ambos sexos.

El próximo 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, es una buena fecha para reflexionar sobre la necesidad de conocer y erradicar estos estereotipos. Son muchos los expertos que insisten en este problema como una cuestión sociocultural y que afirman que la agresividad contra la mujer está estrechamente relacionada con los modelos discriminatorios de dominio y sumisión que se han perpetuado generación tras generación. Se puede decir que la violencia de género es la expresión más brutal de la desigualdad de género.

En este escenario, la educación en valores se convierte en un valioso medio para prevenir y luchar contra la violencia de género. El papel de la escuela y de la familia es esencial para promover relaciones de igualdad y respeto entre niños y niñas. No hay tiempo que perder, cuanto antes se empiece mejor. Por eso ya desde el ámbito de la escuela infantil, con niños de 0 a 3 años, se fomenta la educación en igualdad. Pero, ¿cómo abordar un tema tan profundo desde edades tan tempranas?

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Las escuelas infantiles de Clece

Cada vez más escuelas infantiles hacen suyo este reto y la concienciación crece entre los educadores de esta importante etapa. Es el caso de las 113 escuelas infantiles gestionadas por Clece, empresa comprometida con un proyecto pedagógico que fomenta el aprendizaje de valores basados en el respeto por las diferencias, la igualdad y la tolerancia.

Así en la Escuela Municipal Infantil Fantasía de Valladolid comprobamos como desmontan uno de los estereotipos más clásicos, el de la tradicional pareja de princesa rosa y príncipe azul.  “Partimos de la base de que los niños en estas edades están aprendiendo las normas que rigen la convivencia social, desarrollando sus propias habilidades sociales y creando un esquema del lugar que ocupa cada persona dentro del grupo social: familia-escuela-amigos” afirman desde el centro.

Por eso, la escuela no ha dudado en incluir en su programación anual el proyecto “Yo también puedo” que aborda la no violencia contra la mujer desde el enfoque de cambiar los estereotipos impuestos por la sociedad. “La idea es que el niño pueda observar y ser consciente de estos estereotipos para poder desmontarlos, ya sea a través de los cuentos clásicos o bien de los roles que se reproducen diariamente en las familias. Es importante mostrar a los niños que todos somos capaces de llevar a cabo todo lo que nos propongamos y que nuestro género al nacer no condiciona lo que debemos o podemos hacer con nuestras vidas y, mucho menos, que se nos trate con mayor o menor respecto” añaden.

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“Yo no quiero ser siempre rosa, también puedo….”

Entre otras actividades, el programa incluye la realización de manualidades con el significativo título de “La princesa y el príncipe” por el que mediante diversas técnicas –plumas, sellos, pintura de dedos o papel seda– se decora la figura gigante de una princesa en color azul y la figura de un príncipe en color rosa para romper con el estereotipo socialmente establecido.

Por otro lado, niños y padres realizan conjuntamente el mural “Yo también puedo” donde colocan las dos figuras –princesa y príncipe– con los carteles “Yo no quiero ser siempre rosa, también puedo….” y “Yo no quiero ser siempre azul, también puedo….”. Frases que completan las familias con alternativas no sexistas.

También en Valladolid, en la Escuela Infantil Municipal Mafalda y Guille, coincidiendo con el 25 de Noviembre, el equipo educativo ha preparado una representación teatral para las familias con el objetivo de “despertar en aquellos que quieren escuchar la iniciativa de luchar por la dignidad de la persona independientemente de su sexo”.

Además, durante toda la semana han llevado a cabo la iniciativa “Tarjetas voladoras”. En los patios del centro los padres han encontrado tarjetas colgadas. Cogiendo una al azar han tenido que elegir si colocarla en el buzón rosa, si pensaban que estaba escrita por una niña y en el buzón azul, si pensaban que el autor era un niño. Los resultados no han dejado indiferentes a nadie.

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Conciliar la vida laboral y familiar desde los 3 años

Otro ejemplo de cómo llevar a la práctica la educación en igualdad nos lleva hasta Chiclana de la Frontera en Cádiz. Allí los niños de 3 años ya están familiarizados con la conciliación. Y es que el pacto local para la conciliación de la vida laboral  y familiar del Ayuntamiento ha llegado también a las escuelas infantiles municipales.

Los alumnos las Escuelas Infantiles Municipales de Bocoy y Aldea del Coto llevan a cabo distintas actividades dirigidas a inculcarles actitudes favorables a la conciliación. Entre estas actividades, cuentan con rincones temáticos en las aulas que animan  a los niños a experimentar, a través del juego simbólico, la responsabilidad en las labores del hogar, así como el reparto equitativo de las mismas, sin asignación de género. En la misma línea, trabajan a diario las responsabilidades en el aula, creando hábitos de autonomía que implican recoger el aula o  ayudar a los compañeros y compañeras.

No cabe duda de que escuchar a niños de 3 años hablando de conciliación apunta un mensaje de cambio esperanzador.