Jardín de las Delicias, el festival de música en el que vibran la amistad y el buen rollo

En el Festival Jardín de las Delicias, celebrado en Madrid los pasados 20 y 21 de septiembre, la música y el buen rollo abrazaban a los asistentes desde que cruzaban el umbral que separaba el mundo terrenal del paraíso y la fantasía. En la entrada del recinto se agolpaban decenas de grupos de amigos dispuestos a pasarlo bien, y eso se palpaba desde el primer instante.

Amigas del colegio haciéndose fotos para sus redes sociales con el photocall instalado con flores gigantes y alegres, junto al ya icónico búho del festival; amigos que entraban saltando y cantando porque, de repente, sonaba una de sus canciones favoritas; amigas que cogían a hombros a otras para dejar su mensaje de recuerdo en una pared de pizarra; y otros muchos con los teléfonos móviles en las manos esperando a los amigos que faltaban por llegar para disfrutar del Festival Jardín de las Delicias, una cita patrocinada por Endesa que se ha convertido en uno de los planazos más visitados del comienzo de otoño y a la que han asistido 55.000 personas.

Un cartel de escándalo

Y es que el cartel, sencillamente, era una pasada y nadie se lo quería perder. 84, Coti, Besmaya, Marlon, Hombres G, La La Love You, Juan Magán, Beret, Inazio, Malmö 040, Andy y Lucas, Beret, La Oreja de Van Gogh, Viva Suecia y Taburete, Depol o La Vecina de Arriba, entre otros, lo dieron todo sobre el Escenario Endesa y el Escenario Bosque, haciendo saltar a todo el personal que se acercaba al festival que, de alguna forma, despide el verano.

Los artistas saltaron y cantaron con energía, dispuestos a que el público lo disfrutara desde el minuto cero, incluso en los primeros compases de la tarde. Se mostraban entregados y entusiasmados a la hora de interpretar sus canciones y que los fans las pudieran cantar con ellos, algo que es, según aseguraban todos ellos, una de las cosas más increíbles de hacer música para los demás.

«La música hace que pasen cosas»

Inazio, que acababa de tocar en el Escenario Endesa, reconocía que lo que le acababa de suceder era «algo increíble», que «aún estoy intentando procesar, esto ha superado todas mis expectativas y no tengo palabras». Aseguraba que el público le transmitía «sensaciones de alegría y absoluto gozo, yo me subo al escenario pensando que mi objetivo era hacer feliz a la gente que venía a ver el concierto y yo a ser feliz con ellos».

Delpol, por su parte, se mostraba absolutamente emocionado tras su concierto en el Escenario Bosque del Festival Jardín de las Delicias. «Ha sido increíble, espero repetir el año que viene. He sentido mucha energía en el público, cuando acompaña de esta forma es algo contagioso». Y añadía: «Desde el escenario he visto muchos grupos de amigos, gente que, además, se lo está pasando bien y eso me alegra muchísimo».

Cree Inazio que la música es «la conexión que nos une a todos, es la sangre que todos compartimos, aunque no seamos familia porque hacer amigos con la música ¡es tan fácil! ¿Esta canción te gusta? ¡Sí! Pues ya somos amigos, aunque quizá no estemos de acuerdo en ninguna otra cosa de nuestra vida. Pero una canción, al menos por un segundo, nos une y eso… eso es una locura».

Y es que, sin duda, gracias a una sola canción, tenemos la capacidad de abrazarnos con alguien que canta a nuestro lado, ¡aunque ni siquiera nos conozcamos! «Eso es lo bonito de la música, no necesitas excusas. La música hace que pasen cosas», añadía. «Es alucinante que la gente sepa las canciones que escribes y que las cante. Gente que no sólo ha oído la letra y la música, sino que las ha procesado y las ha hecho suyas. Llegar y poner el micro y que la gente cante, hace que los dos estemos juntos. No estamos separados, sólo hay personas disfrutando, cantando y amándose», expone Inazio con la emoción del concierto aún palpitando en el ambiente.

«Los festivales son un espacio para la diversión»

Afirmaba también Inazio que los festivales, que están viviendo un momento estupendo, «siempre pasan cosas interesantes, te das a conocer y estás en un ambiente de compartir con compañeros de la música, y eso es algo que nos hace sentir unidos, eso es muy bonito».

En la misma línea, confiesa Depol que subir al escenario siempre tiene algo de adrenalínico, que al principio sales con «algo de tensión por el hecho de que todo salga bien», pero «en la última canción es cuando más te quieres quedar, ya estás en calor y te quieres quedar todo el tiempo. Los festivales son un espacio para la diversión, la gente está dándolo todo y con una total entrega. Eso es lo que me llena».

Tanto Depol como Inazio se quedaron hasta el final del festival. Querían disfrutar del ambiente, de la amistad y del compañerismo del resto de grupos y artistas, y sentir la música vibrando como unos festivaleros más. Inazio no quería perderse por nada del mundo la canción La Voz del Presidente de Viva Suecia. «Me quedo con esa canción, sin duda. Es que este verano me la he puesto en bucle para todo. Levantarme, desayunar, ducharme, dormir, cenando, después de cenar, tomando una copa, ¡en toda situación! Esa canción ha estado en mi vida todo el verano, así que ¡100% que me quedo a verlos!», terminaba entre risas.

«A mí Taburete me gusta mucho y también Hey Kid. Bueno, es que este Festival Jardín de las Delicias parece que lo haya hecho yo con mis listas de reproducción, me gustan todos. ¡Podría ser perfectamente mi Spotify!», termina Depol sonriendo por la alegría contagiosa que inundaba el festival y el trabajo bien hecho.

Economía circular real

41 emocionantes actuaciones que han robado el corazón de los amantes de la música, en un espacio, además, donde la emoción, la música y la diversión han dado la mano con la sostenibilidad. El Jardín de las Delicias contó un año más con un ambicioso plan de sostenibilidad con dos pilares principales: la movilidad eléctrica, colectiva y gratuita gracias al acuerdo alcanzado con la EMT, y la economía circular.

Se calcula que la movilidad de asistentes y artistas supone aproximadamente el 80% de las emisiones de un festival. En este ámbito, el Jardín de las Delicias presenta una de sus grandes fortalezas al contar cada edición con un cartel exclusivamente nacional, con el consiguiente ahorro de emisiones que provocan los viajes internacionales.

En cuando a la economía circular, el 90% de los materiales han sido reutilizados del pasado año. Mientras que otros elementos que ya no podían ser reutilizados por haber llegado al límite de su vida útil se han reciclado. Por ejemplo, las lonas que cubrían torres de sonido, se han reconvertido en 350 tote bags. Además, se ha dado prioridad al alquiler de equipos y luces, las cuales son todas LED. Una tecnología que ha reducido el consumo en un 60% respecto a las luminarias tradicionales de uso general en los festivales hace seis años.

Las emisiones de 2023 se han compensado al 100% a través de la plantación de 411 árboles en Navalacruz (Ávila), lo que permitirá la absorción de 85 toneladas de Co2 durante los próximos 50 años; mientras que en el ámbito de la electrificación, el Festival Jardín de las Delicias volverá a contar con una batería que permitirá que las labores de montaje y desmontaje se realicen con suministro totalmente eléctrico y renovable.

El poder transformador de la música

Endesa cree en la cultura y la música como una herramienta potente a través de la cual impactar en la gente y transformar el mundo. Por eso es una aliada habitual de los festivales de música, y no sólo ha extendido su colaboración el Jardín de las Delicias hasta el 2026 –al que lleva apoyando desde 2022–, aunque no es la única cita musical que ha apoyado este año.

Ha estado presente en Mallorca Live Festival, Icónica Santalucía Sevilla Fest, Es Jardí, Cruïlla Barcelona y Dansaneu en Lérida, terminando el año con la celebración del Espacio Zity Zaragoza del 4 al 12 de octubre, el festival que completa la lista de eventos musicales pop/rock que cuentan con la compañía como patrocinadora.