¿Por qué te sientes más cansada cuando hace buen tiempo? Esta es la explicación, según los expertos
Pocas personas se resisten a la llegada del buen tiempo, pero todas notamos unos mismos síntomas: un cansancio repentino que se apodera de nosotros. Y es que, aunque deseamos que haga buen tiempo para poder disfrutar de los planes al aire libre, lo cierto es que en verano al mismo tiempo que suben las temperaturas, bajan nuestra energía. Sentirte cansada tiene una explicación y te la contamos a continuación.
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Quizá sea un dicho propio del refranero popular, pero siempre se ha escuchado que los días de calor, cansan por dos. Aunque, lejos de ser una consecuencia de nuestro bienestar, el cansancio en la época de primavera y verano es consecuencia del agotamiento. Y no un agotamiento cualquiera. Aunque diverso, su origen radica en varios puntos, que abarcan desde hábitos que adquirimos hasta rutinas que dejamos a un lado. Sólo hay que saber detectarlas para evitar su aparición.
Cansada por calor
Aunque el sol invita a pasar largas horas persiguiendo el codiciado bronceado o persiguiendo los sabores veraniegos en chiringuitos a orillas de la playa, hay prácticas arraigadas a la temporada estival que juegan en nuestra contra. Comenzamos por la exposición prolongada al sol.
Según la información publicidad por Mayo Clinic a través de su blog, el agotamiento por el sol «es una de las tres enfermedades relacionadas con el calor, siendo la más leve la de los calambres por calor y la más grave el golpe de calor».
Esta se da principalmente cuando el cuerpo no es capaz de regular la temperatura central, que es la suma de la temperatura interna con la externa. Para regular, lleva a cabo lo que se denomina autorefrigeración y, cuando este balance se descompensa, surge lo que conocemos como agotamiento como principal consecuencia.
Podemos notar sus síntomas cuando sentimos una sudoración excesiva, debilidad, mareos, náuseas o dolor de cabeza, aceleración del pulso y sensación de pérdida de equilibrio o desmayo. En estos casos, lo más recomendable es aumentar la hidratación, retirar capas de vestimenta y reducir el consumo de alcohol.
Falta de sueño
Si a veces el calor resulta pesado durante el día, en la noche se puede volver nuestro peor enemigo. Y es que pocas son las veces que es fácil conciliar el sueño con temperaturas superiores a los 30º. Pese a su dificultad, mantener y cuidar el sueño puede ser crucial para la salud en todos los sentidos.
Y es que con la relación entre el sol y el sueño ocurre una contrariedad. Si bien es cierto que el sol ayuda con la producción de la melatonina, hormona encargada del sueño, el exceso de horas puede provocar el efecto contrario.
Disminución de la presión arterial
El calor es un excelente vasodilatador y eso hace que, en términos generales, disminuya la presión del cuerpo y hace que te sientas cansada. Eso sí, como norma general y no aplicada a todo el mundo, ya que en personas con hipertensión la respuesta puede ser todo lo contrario.
Deshidratación
Un gran factor que identifica el agotamiento por calor es la deshidratación. Cuando pasamos mucho tiempo al sol, nuestro cuerpo pierde electrolitos a través de la sudoración. ¿La consecuencia? Que sentimos una sensación de mareo al perder los niveles óptimos de hidratación del cuerpo.
No contentos con ello, se suma el problema de la humedad, que ralentiza la evaporación del sudor, aumentando la sensación de pesadez y cansancio. Y, a no ser que solventemos esta carencia, incrementan los mareos, la pérdida de fuerza y la falta de energía, consecuencia de ese estado de debilidad.
Mantén siempre la botella de agua cerca y toma alimentos con alto contenido en agua. El mejor recurso lo tenemos en frutas de temporada como el melón o la sandía, que durante la época estival adquieren su denominación como súper alimentos para prevenir la deshidratación frente al calor.