María de Lluc Martorell Rojas, dietista: «Sin grasa no hay hormonas ni claridad mental»
Sentirse joven no es una cuestión de edad, sino de biología. O, como dice la dietista especializada en salud femenina María de Lluc Martorell Rojas, «la vitalidad no se compra: se cultiva cada día con lo que pones en tu plato». Su enfoque, basado en nutrición funcional, salud intestinal y bienestar hormonal, está ayudando a muchas mujeres a rejuvenecer desde dentro con ciertos alimentos y recuperar una energía que creían perdida. Y su mensaje es claro: rejuvenecer desde dentro es posible si sabes cómo alimentarte.
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«La piel luminosa, la mirada tranquila y la energía de alguien dicen más de sus hábitos que cualquier analítica»
Rejuvenecer desde dentro no es magia: es nutrición inteligente, constancia y un profundo respeto por el propio cuerpo. Y empieza hoy, con el próximo plato que pongas en tu mesa.
Rejuvenecer con alimentos
Muchos creen que las calorías son el centro del universo nutricional. María lo desmiente sin rodeos:
«No es lo mismo comer 400 kcal de avena que 400 kcal de bollería industrial»
La explicación es sencilla: los alimentos reales liberan energía de forma estable y los ultraprocesados provocan picos de glucosa seguidos de caídas que generan cansancio, niebla mental y hambre repentina. Por eso, dice, cuando las personas abandonan los productos industriales y vuelven a lo natural, la energía mejora sin necesidad de comer más. Entonces, empiezan a ver que es posible rejuvenecer a través de alimentos.
Lo que comes afecta a tu piel, tus hormonas y tu estado de ánimo
El cuerpo es un sistema conectado, y María lo resume así:
«La piel, las hormonas y la mente hablan el mismo idioma: la inflamación»
Alimentos ricos en omega-3 como salmón, sardinas, nueces o semillas de chía no sólo ayudan al estado de ánimo, sino que aportan luminosidad a la piel. El magnesio –presente en espinacas, aguacate o cacao puro– y las vitaminas del grupo B también son claves para gestionar el estrés y equilibrar el sistema hormonal.
Piel más limpia: el acné también se trata desde el intestino
Según la dietista, muchos brotes de acné tienen un origen interno: inflamación sistémica, desequilibrios hormonales o alteraciones del intestino. Alimentos antiinflamatorios como pescados azules, aceite de oliva virgen extra, frutas rojas, verduras de hoja verde y cúrcuma ayudan a mejorar la piel. Además, recomienda moderar lácteos industriales y azúcares añadidos:
«Pueden empeorar los brotes hormonales y la inflamación cutánea»
Grasas saludables: el aliado hormonal y cognitivo que olvidamos
Durante años se demonizaron las grasas, pero para Martorell esto fue un error histórico:
«Sin grasa no hay hormonas, no hay claridad mental y no hay ciclo menstrual equilibrado»
Aguacate, aceite de oliva, frutos secos y pescado azul son indispensables para la memoria, la concentración y el equilibrio hormonal. Muchas mujeres recuperan la energía sólo por dejar de tenerle miedo a la grasa. Hasta el 90% de la serotonina se produce en el intestino, y allí también se metabolizan los estrógenos.
«El intestino no sólo hay que cuidarlo… Hay que mimarlo»
Fibra, verduras, alimentos fermentados y comidas completas construyen una microbiota sana, que se traduce en más energía, mejor digestión y menos inflamación.
Ultraprocesados y azúcares vs. Comida real
Ultraprocesados y azúcares generan picos de insulina que agotan el sistema hormonal y disparan la ansiedad por la comida. El cuerpo dice la dietista necesita estabilidad, no estímulos artificiales.
Verduras como brócoli, coliflor o coles de Bruselas ayudan a depurar estrógenos y reducir síntomas como acné hormonal, hinchazón o retención.
Y los antioxidantes de frutas y verduras coloridas protegen la piel del envejecimiento y regulan hormonas.
«Un plato rico en vegetales puede ser más efectivo que cualquier suplemento»
El desayuno y la cena: dos momentos clave
El desayuno estabiliza la energía del día; la cena prepara las hormonas y el sueño. Proteína + hidratos complejos + grasas saludables: esa es la fórmula para un día equilibrado y una noche reparadora.