La historia de un clásico de la relojería, el ‘Reverso’, por Pablo Cantos
Hoy os voy a hablar de uno de los relojes que más me ha llamado siempre la atención, por diferente, rompedor y clásico a la vez, elegante y deportivo a un mismo tiempo. En definitiva, un auténtico clásico de la relojería que este año cumple su 90 aniversario, estoy hablando del Reverso de Jaeger leColutre.
Uno de los diseños más vanguardistas en el momento de su creación y que mejor han resistido el paso del tiempo. Después de múltiples variaciones e innovaciones mecánicas y técnicas, el modelo en sí permanece inalterable, un éxito de diseño y un homenaje eterno a uno de los iconos del art decó.
Todo comenzó durante el invierno de 1930-1931. Mientras viajaba por la India, el empresario suizo y coleccionista de relojes César de Trey asistió a un partido de polo en un club de oficiales del ejército británico. Uno de estos oficiales, que acababa de romper el cristal de su reloj, desafió a De Trey a crear un modelo de reloj lo suficientemente robusto como para resistir un partido de polo. César de Trey discutió la idea con Jacques-David LeCoultre, el entonces propietario de la manufactura LeCoultre, quien podría proporcionar los movimientos para el nuevo reloj. LeCoultre nombró a la firma Jaeger S.A. para la creación de la caja reversible, que a su vez contrató al diseñador francés René-Alfred Chauvot, el verdadero inventor del mecanismo único de deslizamiento y volteo. El resultado fue un reloj elegante con una esfera que podía girar, protegiéndolo de los golpes y ofreciendo un fondo de caja con una superficie generosa que se podía utilizar para personalizar.
La esfera del modelo original presentaba solo manecillas de horas y minutos. Fue solo en 1934 que LeCoultre introdujo una versión con contador de segundos pequeño a las seis en punto.
En 1937, Jaeger S.A. y LeCoultre se fusionaron y se convirtieron oficialmente en Jaeger-LeCoultre. Representando una respuesta elegante y sofisticada a un desafío técnico, el Reverso se estableció como un gran clásico Art Decó inspirando constantemente a los relojeros, artistas e inventores de la Manufactura Jaeger-LeCoultre a reinterpretar la parte trasera del reloj.
El éxito fue enorme desde su lanzamiento. De hecho hay una anécdota no muy conocida cuando Jacques-David LeCoultre que en ese momento era uno de los administradores de Patek Philippe, le propuso César de Trey, el cual ya había registrado el modelo que le proporcionara 8 unidades, 4 en oro blanco y 4 en oro amarillo entre diciembre de 1931 y abril de 1932 con diferentes esferas y diseños que dieron origen a la fabricación limitada de 8 Reversos Patek Philippe, que salieron al mercado con la referencia 106.
Desafortunadamente, después de la Segunda Guerra Mundial, con el cambio de diseño a los relojes redondos, el símbolo del Art Deco fue ignorado de alguna manera en comparación con años anteriores. A finales de los 60, la invasión de los relojes de cuarzo japoneses dejó a los relojes mecánicos en un segundo plano por un tiempo.
Afortunadamente, un comerciante de relojes italiano, Giorgio Corvo, observó algunas cajas Reverso sin usar en la Manufactura suiza en una visita en 1972. Compró todas las existencias restantes (200 cajas vacías), instaló movimientos y los vendió todos en Italia.
Confiado en que el relanzamiento de Reverso sería un éxito, Corvo convenció a la marca de que utilizara únicamente movimientos mecánicos en sus modelos. Finalmente, en 1982, el Reverso fue revivido por JLC en una línea de relojes que albergaba principalmente movimientos de cuarzo.
En 1985, Jaeger-LeCoultre presentó el primer Reverso resistente al agua. Esto requirió un cambio de imagen completo para ofrecer una comodidad de uso sin precedentes y garantizar una seguridad total al girar.
Si bien el primer modelo del Reverso constaba de unas 30 partes, solo se podía girar en el extremo más alejado de la base y no era resistente al agua, la segunda generación no solo era resistente al agua, sino que también podía girar en cualquier punto a lo largo. La cuna. Cada caja Reverso ahora constaba de más de 50 componentes, lo que la convierte en una de las cajas más complicadas de la relojería.
En 1994, Jaeger-LeCoultre presenta uno de los modelos más exitosos con un concepto GMT de dos caras, es decir dos usos horarios, uno en cada cara del reloj con un único mecanismo que impulsa ambos movimientos. Un nuevo alarde de ingeniería técnica de los relojeros de la marca.
Durante todos estos años las variaciones y complicaciones introducidas en los diferentes modelos del Reverso han sido muy numerosas, desde modelos con tourbillon, con mecanismos de repetición de minutos hasta fases de lunas, calendarios completos y cronógrafos.
En la búsqueda por la excelencia en 2014 la firma llega a una complicación técnica nunca superada hasta la fecha y que será casi imposible superar en otro reloj, es decir 3 esferas en un mismo reloj.
El concepto de tener dos caras en un solo reloj ya es bastante raro. Pero el Reverso Grande Complication à Triptyque supera el concepto e introduce tres esferas, una pantalla muy complicada que necesitó cuatro años de desarrollo. Este Reverso es un reloj excepcional que cuenta con tres esferas para tres grupos diferentes de indicaciones: hora «normal», hora sideral y calendario perpetuo. Este movimiento Grande Complication permite 19 indicaciones, repartidas en los tres esferas, y está compuesto por 642 partes. El Grand Reverso à Triptyque fue una edición limitada a 75 piezas y se vendieron a un precio impresionante de 335.000€ la unidad.
Como podemos observar, la historia del modelo continúa de manera imparable y yo ya estoy esperando cuál será la novedad que lance la marca en este 2021 en el cual, como anunciaba al principio, se celebra su 90 aniversario. Lo que es seguro es que Jaeger nos sorprenderá con alguna variación extraordinaria de su icónico modelo como ya lo hizo en su 60, 70 y 80 aniversario… ¡Estaremos expectantes!