El deportivo británico que desafía al primer Ferrari eléctrico: sólo 150 unidades a 100.000 € cada uno
En un momento en que muchos fabricantes de coches eléctricos caen en la trampa del exceso de peso, la complejidad y el más es mejor, emerge la británica Longbow Motors para demostrar que la ligereza, la simplicidad y el placer de conducción todavía pueden definirse con una nueva sacudida eléctrica. Su joya más reciente, el Longbow Speedster, recupera la esencia de los deportivos clásicos ligeros, esos que te hacen sentir cada curva, cada cambio de dirección, cada kilómetro cubierto con intención. Este deportivo no es simplemente otro coche eléctrico: es un guiño a la tradición deportiva británica, reinventada bajo la estética y tecnología del siglo XXI.
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Longbow Speedster: la revolución eléctrica que recupera el alma del deportivo clásico
La concepción del Longbow Speedster parte de un planteamiento claro: ¿qué pasa si construimos un deportivo eléctrico sin las inercias que arrastran muchos BEV (vehículos eléctricos de batería)? Con ese menos peso por bandera, los fundadores de Longbow decidieron crear un vehículo que, aunque eléctrico, pudiera rivalizar en agilidad y conexión con modelos de combustión ligera como la célebre Jaguar E-Type o la ágil Lotus Elise.
El Speedster pesa tan sólo 895 kg, una cifra sorprendente en un mercado eléctrico donde muchos coches superan los 1.500 kg con facilidad. Gracias a esa ligereza, puede acelerar de 0 a 100 km/h en unos 3,5 segundos. Además, su autonomía homologada según el ciclo WLTP ronda los 440 kilómetros, una cifra nada desdeñable para un deportivo de esta naturaleza.
Diseño y carácter deportivo
Visualmente, el Longbow Speedster abraza la tradición sin caer en lo retrocaricaturesco. Sus proporciones, su silueta baja, su contorno abierto, esencialmente un speedster sin techo completo, lo convierten en un bólido para puristas. Según la propia marca, es «un deportivo moderno que no parece algo del futuro que nadie quiere conducir, y tampoco es un pastiche de algo del pasado».
El chasis es de aluminio, diseñado con múltiples enlaces y una estructura pensada para máxima rigidez con mínimo peso. La filosofía de construcción revela una obsesión con el tacto, la respuesta activa y el disfrute del conductor. Aquí no se trata sólo de potencia bruta: se trata de que cada curva, cada cambio de dirección y cada feedback del volante tenga sentido. Esa es la promesa de Longbow.
Tecnología y mecánica: simplicidad eficiente
Una de las claves del proyecto es que Longbow opta por la externalización de los componentes clave, motor eléctrico, electrónica de potencia, gestión de baterías, en lugar de desarrollarlos internamente. Esta decisión les permite centrarse en lo que consideran su ventaja competitiva: arquitectura ligera, acabado artesanal y sensaciones puras. Como uno de sus cofundadores comenta, «ser verticalmente integrado es una trampa» en el contexto actual.
El resultado es un coche con una plataforma tipo skateboard, motor trasero, tracción trasera y un enfoque absolutamente centrado en el conductor. No hay ostentación tecnológica innecesaria, sino ejecución precisa. La cilindrada ya no importa; lo que importa es pilotar.
Mercado, producción y posición sobre el tablero del Longbow Speedster
El Speedster tendrá una producción muy limitada: sólo 150 unidades para su edición de lanzamiento, con un precio de partida en torno a 100.000 € para la versión más exclusiva. Es un segmento de nicho, pero diseñado para entusiastas que valoran la exclusividad, la ligereza y la tradición deportiva electrificada.
Más allá del Speedster, Longbow también ha anunciado un modelo cerrado (hard-top) llamado Roadster, que pesará algo más, alrededor de 995 kg, y costará unos 76.000 €, apuntando a un volumen ligeramente mayor dentro del ámbito premium.