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DeLorean: el creador de un sueño

  • Rafael Chelala
John de Lorean sentado en su coche deportivo De Lorean en 1981/Foto: Getty Images

Los sueños, a veces, se cumplen pero, no siempre como uno quiere. Esto, es lo que le ocurrió a John Z. DeLorean, el empresario americano creador del vehículo que lleva su apellido. Los creadores de la película “Regreso al Futuro” originalmente pensaron que la máquina del tiempo fuese una nevera, pero a Robert Zemeckis, el director y guionista, se le ocurrió que podía ser un coche, y qué mejor que el DeLorean para asustar a los granjeros de Twin Pines Ranch en 1955.  Con su diseño futurista, parecería una nave espacial. La que fuera película de culto en el año 1985, había inmortalizado al DeLorean de una manera muy distinta a la que había previsto su creador.

John Z. DeLorean, ingeniero de General Motors, era una mente privilegiada en el mundo de los automóviles. Trabajó en los mejores proyectos de la época cuando Estados Unidos, controlaba al completo el mercado. Transformó los aburridos Pontiac –marca destinada a un público de edad avanzada- en el deportivo GTO del año 1964 generando, un nuevo rumbo en la industria. Y fue así como nacieron los llamados muscle cars, que a día de hoy perduran en las marcas norteamericanas.

Nunca a la multinacional le fue mejor que con DeLorean que, por otro lado, su vida era -de lejos-la más interesante de cuantas había en la compañía. Aquel hijo de inmigrantes rumanos superdotado y amante del riesgo era todo un sex symbol que, si hubiera querido, podía haber llegado a presidente de General Motors.

Delorean en Autobello / Foto: Rafael Chelala

Un buen día, en 1972, De Lorean decidió -en una misiva-criticar abiertamente los coches que ellos mismos producían por considerarlos aburridos y de mala calidad. El empresario también criticó a sus propios compañeros, grandes ejecutivos de la gigantesca empresa, por permitir que esto ocurriese.

Por difícil que parezca, lo cierto es que no iba mal encaminado. La irrupción del coche europeo acabaría con la situación relativamente cómoda del oligopolio que tenían los fabricantes norteamericanos. Con esto, se atisbaba la decadencia de Detroit, cuna de la industria del automóvil producido en serie. Así, con su salida en 1973, se perfilaría la idea del DeLorean un supercoche que se produciría a gran escala y a un precio de tan sólo 12.000 dólares. Por esto que se llamase ‘DeLorean Motor Corporation – 12 DMC-12.’ Y además, tendría una carrocería en acero inoxidable para que durase para siempre. Un proyecto muy ambicioso que desafiaba una vez más, a la industria.

De Detroit a Irlanda del Norte

Irlanda del Norte, con los problemas por los que  atravesaba con el terrorismo y las enormes tasas de desempleo, se convertía en el sitio elegido para instalar la nueva fábrica. Una industria que allí, se convirtió en mucho más que una cadena de producción o, un sitio en el que empleados con ninguna experiencia en la fabricación de coches trabajaban. Era, un lugar de entendimiento entre católicos y protestantes, de tregua. En un proyecto común que además, alimentaba a sus familias. A ello se añadía el impulso de Lotus, fabricante de coches de carreras y con el que, por cierto, Corvette también tuvo su colaboración importante en su pugna contra los nuevos Porsche 911 a principios de los años 90.

John de Lorean dentro de un DelLorean en 1981/Foto: Getty images

Del coche, finalmente se produjeron unas 9.000 unidades entre 1981 y 1982, pero DeLorean había jugado con fuego al instalarse en un territorio del que dependía de subvenciones de Inglaterra, y la entrada de la conservadora Margaret Thatcher no fue precisamente una buena noticia. El tema se complicó más aún para el empresario cuando Ronald Reagan decide comenzar una lucha contra el tráfico de drogas. Conociendo que DeLorean buscaba financiación externa desesperada para continuar con su producción, se le tendió una trampa con una posible ‘mano negra’ poderosa aunque, de estos cargos resultó finalmente absuelto. Pero, la acusación acabó definitivamente con su proyecto de fabricación y además arruinó a su familia.

La propia Cristina Ferrare, que había sido una de las modelos más bellas del mundo y  abandonó su carrera profesional para casarse con DeLorean, le había acompañado “en lo bueno y en lo malo” hasta que le abandonó, poco después de declararse su inocencia, y seguramente ante la ruina del emprendedor. Uno de los grandes pilares de DeLorean se acababa de desmoronar y esto ocurría debido a que su verdadero amor era un coche y esto estaba por encima de ella y del resto de su familia. Sería la puntilla de su aventura, pese a lo cual, siguió buscando financiación hasta su muerte a los 8o años.

La historia de John Z. DeLorean recientemente ha sido contada en un interesante documental protagonizado por Alec Baldwin, “Framing John DeLorean” (2019). Con certeza nos hace ver que la trilogía de “Regreso al Futuro”, por lo que comúnmente es conocido el coche para casi todos, no es más que la guinda de una apasionante historia de emprendimiento e innovación en lo que iba a ser el “deportivo del pueblo” americano, y el drama de una familia cuyos hijos quedan marcados para bien, y más para mal, por su apellido.

El coche y sus cualidades

Steven Ferdman/Foto: Getty Images for Tribeca Film Festival

Los DeLorean son coches realmente muy llamativos hasta el día de hoy y eso que parten de un prototipo de mediados de los años 70, finalmente diseñado por Giorgetto Giugiaro. Su carrocería de acero inoxidable había sido una pesadilla para ensamblar al chasis y lo que finalmente se logró gracias a la colaboración de Lotus, que tanto influyó en sus soluciones técnicas. Esta carrocería de acero es sin duda lo más llamativo del coche y que hace que todos sean iguales, ya que es un acabado final, sin pintura. Las alas de gaviota también son características, y técnicamente eran muy avanzadas. Gracias a ellas, en la película de Zemeckis se otorga otra dimensión a la experiencia del interior del automóvil.

El motor finalmente montado no era el previsto y fue un 2.8 L. V6 trasero desarrollado por Peugeot, Renault y Volvo, y con unas cifras de rendimiento muy inferiores a las esperadas para el proyecto, tan sólo desarrollaba 132 CV, pero esto que en su momento fue un inconveniente en relación a sus competidores, hoy no tiene importancia en el caso de este coche.

En el DeLorean, el motor es lo de menos. Como curiosidad, su velocímetro marcaba únicamente hasta 85 millas por hora (136 Km/h) de acuerdo con la regulación norteamericana, si bien, gracias a su motorización y reducido peso conseguía una velocidad punta (oficial) de unas 130 millas por hora (208 Km/h.). De hecho, el marcador del vehículo de la película Regreso al Futuro, ante la necesidad de llegar a las 88 mph (140 Km/h) para viajar en el tiempo, tuvo que ser camuflado con una pegatina superpuesta al original.

El DeLorean es muy bonito y especial, es un coche único e icónico. Entiendo que a muchos les habrá extrañado ver la cantidad de unidades que se produjeron para un vehículo del que se cree que se fabricaron muchos menos, pero seguramente habrá pocos vehículos tan llamativos e identificables por varias generaciones. Además es un coche que cotiza a un precio muy bajo, y del que se pueden conseguir buenas unidades y con bajos kilometrajes porque, sus propietarios, en la mayoría de los casos, los han conservado con cuidado y cariño y han mostrado un enorme respeto por su creador, manteniendo vivo su legado. Además, quién sabe, en un futuro con qué combustible funcionará.

‘Regreso al futuro’

El coche de Regreso al futuro es un automóvil eterno y mágico. John DeLorean, ya con su proyecto fracasado, escribió una emotiva carta a los guionistas Zemeckis y Gale, copiando a Spierberg, el productor. Esto fue en julio de 1985 tras ver su coche en la película. Gracias a ellos su sueño se mantendría vivo, sin duda una gran alegría en una historia sin final feliz para él y para su familia.

Curiosamente, la primera canción que se escucha cuando Marty McFly llega al pasado de Hill Valley y pasea por sus calles es Mr. Sandman, dedicada al arenero que hacía que los sueños fuesen bonitos. Dice la maravillosa canción escrita por Pat Ballard, “bring me a dream”. Me pregunto, si ese bonito sueño fue el  DeLorean.