El mini hotel de sólo 12 suites en Sorrento para una última escapada veraniega
Nos gusta Italia. La dolce vita, su espíritu Mediterráneo. Y como aún quedan días de verano, y de buen tiempo, ¿por qué no escaparnos allí? Hemos descubierto un hotel mágico en la bahía de Nápoles. Uno de esos alojamientos con encanto que se diferencia de esos lujosos hoteles de la Costa Amalfitana. Aquí nos situamos en Sorrento, con vistas a la ciudad más caótica de Italia, en el puerto pesquero de Marina Grande. ¿El nombre? La Minervetta. El hotel perfecto para despedir la temporada estival.
Una casa y hotel
El azul y el rojo son los protagonistas de este hotelito de 12 suites, repletas de personalidad, que parece una casa de veraneo. Y realmente lo es, porque es la casa del interiorista Marco de Luca, en la que vive y recibe huéspedes, sobre todo en verano. Pero esto no es una novedad.
La Minervetta ha sido más hotel que casa. Ya lo abrieron sus abuelos en los años 50… Y Marco es la tercera generación. Él es que le ha dado un aire diferente a la casa. Más arty, más Mediterráneo. Porque él, además de empresario y dueño de un hotel, es interiorista. Sus abuelos tuvieron la visión, él es el encargado de darle la personalidad que tiene ahora.
Un hotel boutique en pleno acantilado
Este hotel boutique se encuentra en pleno acantilado, elevado sobre el mar en la Costa Sorrentina, por lo que tiene un lugar absolutamente privilegiado.
Es como tener nuestra propia casa de veraneo en la preciosidad localidad de Sorrento, porque la sensación es la misma. Tiene una hermosa terraza a la que llega la brisa del mar, para desayunar o tomar un Aperol Spritz junto al Mediterráneo. Y de fondo, en algún equipo de música, que suene Sapore di mare.
Tardes al sol
Aquí los desayunos son lentos, con productos del mercado, que se elaboran en la cocina de La Minervetta. Y las tardes al sol, con baños en la piscina. Porque sí, la casa de también cuenta con piscina al aire libre para pegarse unos baños después de bajar a la playa. O después de un paseo por el centro Sorrento, que se encuentra a solo quince minutos andando. ¿Para comer a cenar? Tiene al lado el restaurante Radici del Sud. Para todas esas cenas románticas con vistas al mar.
Para el ‘dolce far niente’
¿Más planes? Quedarse absorto mirando al mar, desde nuestra habitación -cada una de ellas distinta, pero en las que predomina el azul y el rojo-, leer en el salón cualquiera de los libros que hayamos traído en la maleta… O de la biblioteca, que ofrece a los huéspedes de buen grado. ¿Más cosas que hacer? Un rato en el jacuzzi, una copa en su bar, un paseo por el jardín… O hacer lo que mejor se puede realizar en Italia: disfrutar del dolce far niente.