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Luchy Bakery Café en Madrid arrasa con su brunch artesanal: el plan perfecto para Navidad

(Foto: Luchy Bakery Café)

Al entrar en Luchy Bakery Café, muchos clientes se sorprenden al descubrir el logo de un perrito y la presencia de India, la encantadora perrita de Cristina Sánchez, dueña de este acogedor café, descansando detrás del mostrador. Algunos piensan que es un café exclusivo para perros, pero en realidad es un espacio acogedor petfriendly, pensado para que todos se sientan como en casa. Esta es sólo la primera de muchas sorpresas que esperan a los visitantes: cada rincón del café está diseñado para transmitir tranquilidad y magia, especialmente en Navidad.

(Foto: Luchy Bakery Café)

Luchy Bakery Café, el café donde saborear la Navidad

Cristina, su fundadora, explica que Luchy es un homenaje a su abuela materna: «Desde mi niñez siempre tuve un vínculo muy especial con ella. Mi abuela, nacida en Suances, siempre ha cocinado genial y hoy en día, gracias a mi tía Merche, guardo cada una de sus recetas que son las que diariamente se encuentran en mi cafetería en los postres». Este legado familiar se percibe en cada detalle, desde la decoración hasta los sabores que evocan recuerdos de infancia, veranos en La Coruña y tardes en casa de su abuela en El Pardo.

(Foto: Luchy Bakery Café)

El postre estrella, la Bica, es un bizcocho típico de Galicia con azúcar y canela tostada, que transporta a quienes lo prueban a esos momentos de infancia. Pero Luchy no se limita a lo tradicional; su carta ofrece opciones innovadoras como el iced fresa matcha, yogures con granola casera, plátano, arándanos, crema de avellana 100% sin azúcar, miel y mermelada artesanal de La Rioja, elaborada diariamente por artesanos con frutas de la mejor calidad. Esta mermelada acompaña deliciosamente a los scones con mantequilla y se convierte en el corazón de muchas creaciones del café.

Cristina, que estudió diseño de moda en IED y tiene un máster en marketing digital y otro en moda, comunicación y belleza en Conde Nast College, combina su formación con la inspiración de su familia: «Vengo de familia de empresarios y siempre me han inculcado luchar por lo que uno quiere sin dejar que nadie te quite la ilusión. Mis padres, Carlos y Concha, han sido mis principales fuentes de inspiración: mi padre me enseñó el valor del esfuerzo y el sacrificio, y mi madre, la perfección en todo lo que hace».

(Foto: Luchy Bakery Café)

Luchy Bakery Café no es una cafetería al uso. Es un espacio de co-working y de creación de eventos, pop-ups y talleres, con salas de distintos colores que evocan paz y serenidad. La zona 3, con su amplia mesa, luz natural y espejo, invita a trabajar, estudiar o reunirse con amigas de manera cómoda y relajada. Cada mesa, banco, taza y plato está hecho a mano por artesanos, reflejando el amor de Cristina por la artesanía y lo hecho con dedicación, en una era dominada por la digitalización.

La pasión de Cristina por los animales también se refleja en la cafetería. Criada entre caballos y con una hermana que competía en equitación, siempre quiso que el café fuera petfriendly. India, su perra, llegó en un momento difícil y se ha convertido en su compañera inseparable, acompañándola a diario en el café y en todos sus proyectos.

(Foto: Luchy Bakery Café)

Además, Luchy ofrece detalles únicos que marcan la diferencia: collares mexicanos trenzados a mano en Chiapas, con pulsera a juego para que los dueños y sus mascotas puedan ir conjuntados. La cafetería también alquila el local para eventos privados, talleres y pop-ups, consolidándose como un espacio de creación y disfrute gastronómico, donde cada cliente encuentra su lugar, desde quien viene a desconectar sólo hasta grupos grandes que disfrutan de un brunch navideño.

En esta Navidad, Luchy Bakery Café se convierte en un refugio donde tradición y modernidad se encuentran: postres caseros con historia familiar, bebidas únicas con ingredientes de primera calidad, espacios pensados para la calma y el disfrute, y la calidez de un café donde cada detalle está hecho con amor. Para Cristina, después de tres meses de ilusión y sacrificio, la satisfacción de ver su sueño hecho realidad es sólo el comienzo de un proyecto que seguirá creciendo, siempre con trazos de historia, sabor y magia navideña.