Can Ferrereta, el hotel (galería) mallorquín donde despedir el verano
No queremos despedir nunca el verano. Nos gusta el otoño y sus colores, sus temperaturas y sus sensaciones. Y si queremos ir en busca del verano, podemos encontrarlo en otras partes del mundo. Pero los sentimientos que surgen en esos días de descanso estival no se encuentran en ninguna parte. Solo están disponibles en los meses de junio, julio, agosto y septiembre. Para estos últimos días te hablamos de un lugar muy especial. Uno de esos hoteles mágicos en la isla de Mallorca donde nos apetece despedir este verano: Can Ferrereta.
Estamos hablando de Can Ferrereta, al sur de la isla, en el encantador pueblo de Santanyi. Es un resort de lujo exclusivo en una emblemática residencia del siglo XVII que abrió sus puertas el pasado verano. «Una residencia que hemos convertido en un edén de arquitectura, diseño y arte contemporáneo», nos explican. Un hotel con encanto pero con todos los lujos que nos recuerda que estamos en la isla de Mallorca. Porque muchas veces se nos olvida dónde estamos. En Can Ferrereta no, y eso es gracias a la familia Soldevila Ferrer, quienes han conseguido que el hotel sea lo que es -sin olvidarnos de que es un lugar que pertenece al patrimonio cultural de Santanyi, además de ser un hotel de lujo-.
El hotel cuenta con 32 habitaciones, algunas suites, que están divididas entre varios edificios. Pero todas están rodeadas de un magnífico jardín que invita a pasearlo de vez en cuando. Porque aquí se viene a descansar, a desconectar, a incluso conectar con uno mismo. También a disfrutar de su entorno, pero también del hotel.
Te invitamos a que recorras cada uno de los rincones de Can Ferrereta. Te encontrarás con obras de artistas como Jaume Plensa, Miquel Planas, Joan Miró, Bárbara Vidal… Obras escogidas por la familia Soldevila Ferrer y de las que podemos disfrutar si nos hospedamos en este hotel. La colección de arte contemporáneo es impresionante.
Pero el arte no solo se queda en las paredes. El diseño se palpa también en algunos de los rincones de la casa, con el toque de un estudio de arquitectura local que ha luchado por preservar el encanto del edificio… En otros de estos rincones encontramos piezas de diseño que forman parte del mobiliario. Encontramos muebles de Piet Boon, Piero Lissoni, GamFratesi, Hans J. Wegner… Que conviven con piezas encargados a artesanos locales. Todo esto hace que Can Ferrereta sea un lugar especial porque mira al pasado y al futuro a la vez.
Dejando a un lado la parte más artística del hotel, no hay que olvidarnos de su lado más gastronómico. En Can Ferrereta podemos disfrutar de comidas y cenas en su restaurante Ocre, que hace honor a los colores que encontramos en este coqueto pueblo mallorquín. Ese ocre surge de la arena del norte de África que arrastrada por el viento y que tiñe las fachadas de las casas del pueblo. Es el restaurante más gastronómico del resort. Pero también podemos disfrutar de La Fresca, un homenaje a la expresión «prende a la fresca» -refrescarse-, por lo que encontramos -evidentemente- mucho producto fresco como pescados o ensaladas. Y además de alimentar nuestro estómago también podemos alimentar nuestro alma en su magnífico SPA, Sa Calma.
Leer -tienen una estupenda biblioteca-, dormir, comer, bañarnos en la piscina, disfrutar del sol en las hamacas, dar una vuelta por Santanyi, perderse en el hotel… Los planes son numerosos. Eso sí, como dicen los menorquines de la isla vecina en Can Ferrereta es mejor hacer las cosas «poc a poc». Estamos en los últimos días del verano y hay que exprimirlos al máximo.