Carlos Fontaneda, la saga continúa: la deliciosa tarta de galleta María que es un dulce homenaje a sus antepasados
Carlos Moreno Fontaneda es un emprendedor de 45 años, que acaba de abrir su primera confitería, siglo y medio después de que su bisabuelo materno Eugenio Fontaneda, abriera su primera pastelería en 1880 en un pueblo de Palencia, Aguilar de Campoo. Dice que «lo lleva en los genes».
Orgulloso de su árbol genealógico -es la cuarta generación de la familia fundadora de la mítica fábrica de galletas Fontaneda-, Carlos acaba de estrenar El perro y la galleta ‘Bakery’.
Un lugar para probar las irresistibles tartas de galleta María -una galleta, por cierto, que su bisabuelo introdujo en España traída desde Inglaterra a principios del siglo XX-.
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Tartas todas hechas al estilo de la casa. «Es la receta de mi madre. Es la tarta más famosa de mis restaurantes y se hace con una capa de galleta María y una capa de chocolate. Se llama la ‘tarta de mamá'», cuenta Carlos en una entrevista para COOL realizada en el espacio recién inaugurado.
Decorado con un enorme cuadro, inspirado en Maria Antonieta y su pasión por los dulces, está situado en el número 12 de la calle Castelló de Madrid.
La famosa tarta se prepara hasta para 20 personas por encargo y también se vende con chocolate blanco. Son, todas las tartas, siempre muy cremosas en el interior, por definición. Ese es el secreto de este dulce que ya es un todo un éxito de ventas.
«Eso es precisamente lo que la caracteriza y la distingue de otras tartas de otras pastelerías, la cremosidad», precisa Carlos. Es la misma tarta que preparaba la madre de Carlos en los cumpleaños infantiles. Pura tradición.Y un truco: se guardan siempre en la nevera.
Siete negocios en ocho años
Éste es el séptimo negocio que Carlos Fontaneda inaugura en sus ocho años de carrera como empresario. Estudió ICADE y trabajó en el departamento financiero de una gran empresa, hasta que un buen día no de improviso, -negoció durante dos años su salida de la compañía- montó con su propio dinero el primer restaurante de El Perro y la Galleta en la madrileña calle Corredera Baja de San Pablo.
Un restaurante que está lleno de recuerdos de la familia, que Carlos fue recopilando a través de internet y que utilizó en la decoración del local, de la que se encargó personalmente.
«Desde pequeño me encantaba ir a comer a restaurantes y me gustaba mucho también la decoración», explica así el porqué de su aventura empresarial, con todos los locales decorados por él . Y siempre con perros y galletas.
«Me gustan tonos oscuros que recuerdan al chocolate y suelos de maderas recuperadas colocados en espiga, como un recuerdo al cereal», comenta sobre el estilo de interiorismo que luce en su ‘Bakery’.
«Me acuerdo cuando iba a la fábrica, siendo un niño y me colaba a jugar con las galletas… aunque a mi abuelo no le conocí. En el pueblo de mi madre recuerdo que olía siempre a galletas», recuerda.
Ahora, esas tartas de galleta María de su infancia de inspiración tan familiar, se fabrican artesanalmente en su obrador madrileño en un modelo individual con una sola galleta y se venden incluso a domicilio.
«Es un homenaje familiar, sí claro; y mi familia se siente muy feliz de que recupere la tradición galletera», confiesa. Estamos -quizás- ante el principio de un nuevo dulce imperio. ‘Ojalá’, sonríe Carlos.
«La cocina me encanta, especialmente lo de sabor salado. Yo, con siete, años ya hice mi primer plato de pasta. Ahora pruebo las recetas de todos los platos de mis restaurantes, antes de llevarlos a la carta, en mi casa. Yo siempre quise tener mi propio negocio , confiesa, pero tenía que encontrar el momento adecuado». Carlos Fontaneda piensa que los negocios son como la cocina: hay que hacerlos sin prisa. «Aunque nuestra idea es seguir creciendo; lo haremos, pero poco a poco», reconoce.
Homenaje familiar
«Adoro los perros y las galletas son mi familia, de ahí el nombre de El perro y la Galleta», explica Carlos. «Quería un nombre raro, como de pub inglés», aclara para no dejar ninguna duda. Y lo consiguió.
«En todos mis restaurantes cuelgo siempre un retrato de un perro vestido de humano con una galleta María. En la pastelería, el perro es este afgano», dice mientras señala y muestra el enorme cuadro que preside en salón de la ‘Bakery’ recién abierta.
Un lugar para encontrar dulces tentaciones con el sello de una legendaria familia galletera.