Club Monteverdi: mil metros cuadrados con arte, música y gastro sólo para socios en la calle Almagro de Madrid
Club Monteverdi: Sólo para socios. Mil metros cuadrados en Madrid de ocio. La consigna es que todos los miembros de este club privado madrileño compartan inquietudes artísticas comunes. Arte, música, lectura y gastronomía de vanguardia combinadas con la más enraizada tradición.
- Historia de los clubes privados: estos son los más exclusivos de España
- Club de lectura de noviembre, libros de otoño
Un lugar de encuentro ideado y financiado por el economista Javier Martí Corral, gran amante y conocedor de la música clásica, de ahí el nombre elegido. «Es un homenaje al compositor Claudio Monteverdi, porque representa la elegancia y es el fundador de la ópera… Por tanto, resume nuestros valores a la perfección», explica este empresario en una entrevista concedida a COOLthelifestyle.
Un imponente vestíbulo que recuerda el pasado aristocrático del palacio donde vivió el segundo Marques de Aldama, nos da la bienvenida. Decorado con mimo, salones en color blanco, con techos ornamentados de más de tres metros de altura, un suelo original de madera de pino del siglo XIX que cruje al caminar, y una imponente fachada principal de balcones con vistas al Hotel Santo Mauro, entre otras cosas, Monteverdi es el lugar perfecto para disfrutar, sólo socios, de las bellas artes: pintura, música, literatura y gastronomía.
«Un comité elige la admisión o no de los miembros de este distinguido club madrileño, siempre con el criterio de compartir inquietudes culturales, no el económico», precisa Javier Martí, su alma mater.
Empresarios, amantes de la múica, de la literatura y de la buena gastronomía se dan cita a diario de lunes a domingo en este club donde las puertas se abren a la hora del desayuno y se cierran «cuando se va el último socio», comenta Miguel Martí, el hermano de Javier que también participa en esta iniciativa .
Dos pianos, una terraza ajardinada, un salón de lectura, una chimenea colgante, un salón para reuniones con capacidad para más de 30 personas, un champán bar, un auditorio y un restaurante con zona para almuerzos privados, todo reluciente y decorado con buen gusto y con esmero hacen que este lugar, este club privado, sea un reducto de los más deseados de la capital de España.
«Lo más difícil fue encontrar un lugar así en Madrid, reconoce Javier Martí. Nos llevó mucho tiempo hasta que encontramos este piso. Una primera planta de un edificio palaciego, que fue entre otras cosas sede de la Sección Femenina».
Promotor de música clásica y fundador de la Orquesta Santa Cecilia, Martí deseaba encontrar un sitio emblemático para construir su sueño. Tras tres años de búsqueda, era una búsqueda calmada…lo encontré», reconoce. Misión cumplida. Monteverdi está abierto desde hace un año y medio. Mil metros en una única planta. Amplios espacios contiguos y luminosos con varios salones para uso privado.
«Club Monteverdi es un espacio diseñado para reunir empresas y personas con el interés común del desarrollo de las artes. Es una empresa. La cocina que tenemos en el restaurante pone el foto en la materia prima porque es importante que en un club se coma bien. Hay una carta según cada temporada», explica Martí.
La parte de programación musical corresponde a Javier Martí que la decide cada mes: recitales, música de cámara, conciertos y las exposiciones que se van seleccionando a medida que van llegando.
Las cuotas de socio son anuales. Pueden ser personales o corporativas. Ronda los dos mil quinientos euros al año para socios particulares. «El interés y el gusto por las artes, es la clave», insiste Javier. El límite está en 800 socios. «No más, no queremos masificarlo», precisa Javier.
Creado al más puro estilo del club inglés, que son pioneros en el tema, nació Club Monteverdi. Ese es el punto de partida y de inspiración de este espacio único en España, con dos pianos y un especial hincapié en las artes.
Este club es una empresa, en última instancia. Y se trata de ganar dinero, o al menos no perderlo. «En mi caso se une una pasión y un negocio, y claro que hay que tener una rentabilidad para atender bien a los socios y dar un servicio impecable», añade Javier, sonriendo.
«La obra de reforma del espacio duró cuatro meses. Comenzó durante Filomena, la gran nevada de 2021 que paralizó Madrid y lo decoró Lorna de Santos. Buscamos los espacios adecuados para lo que queríamos tener: un gran auditorio y otras zonas con más privacidad. Lo estudiamos mucho todo antes de decidirnos», detalla Javier Martí, con satisfacción y orgullo. No es para menos. Club Monteverdi es sin duda un sitio para descubrir.