Cine

10 películas clásicas que son una auténtica obra maestra

Escena de "Lo que el viento se llevo"/Foto: Getty Images.

Para disfrutar del buen cine, nada como las películas clásicas. Razón por la que te proponemos que antes de engancharte a otra serie te detengas en alguna de estas  grandes obras del séptimo arte, en la lista obligada de todo cinéfilo. Entre las mejores,  según The Hollywood Reporter, están estas 10. La publicación especializada entrevistó a 2.120 personalidades de la industria cinematográfica para estar segura de su elección. 

Casablanca (1942)

Una de esas películas clásicas de culto que, al menos, una vez en la vida merece la pena ver. Dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, pareja histórica en la gran pantalla, sigue a día de hoy dando que hablar gracias a su repercusión y sonadas anécdotas. Amor y política, con valentía para la época en la que fue rodada, sustentan la trama. Se hizo con tres Oscar: mejor director, película y guion.

El Padrino (1972)

 Las andanzas de la familia Corleone, capos de la mafia italiana, se han convertido en historia del cine. Esta primera entrega de la célebre trilogía dirigida por Francis Ford Coppola se centra en la venganza de Vito Corleone y su hijo Michael cuando el patriarca sufre un atentado, a modo de represalia, que le deja al borde de la muerte. Gran favorita de los Oscars en su año se alzó con tres estatuillas: mejor película, actor (Marlon Brando) y guion adaptado (está basada en la novela homónima de Mario Puzo). 

Lo que el viento se llevó (1939)

¿Quién no recuerda las míticas frases Escarlata O’Hara (Vivien Leight)? El film, basado en la novela de Margaret Mitchell, fue un auténtico éxito; nominado a 13 Oscar se hizo, finalmente, ganó ocho de los galardones. Como anécdota, el director, David O. Selznick, tardó dos años en dar con la candidata perfecta para encarnar a Escarlata, casi el doble que en rodar la película.

Ciudadano Kane (1941)

Dirigida, escrita y protagonizada por Orson Wells cuando solo tenía 25 años. Incomprendida en su tiempo, hoy es considerada por la crítica una de las mejores películas clásicas de la historia de cine. Está inspirada en la vida del magnate de la comunicación William Randolph Hearst, en la cita recreado en el personaje de Charles Foster Kane. El film empieza con su fallecimiento, cuando éste muere en soledad y rodeado de misterios en su gran castillo de Xanadú. 

Qué bello es vivir (1946)

Agobiado por las deudas, el accionista George Bailey decide suicidarse, ahí estará Clarence, su ángel de la guarda, para convencerle de que no lo haga. El siguiente reto de esta especie de fábula navideña convertida en obra maestra será enseñarle a ver lo bonita que es la vida. La película, a la que no le falta crítica social, fue dirigida por Frank Capra.

 Matar a un ruiseñor (1962)

Basada en la novela homónima de Harper Lee, ganadora del premio Pulitzer, la película fue dirigida por Robert Mulligan. El racismo, la inocencia y la infancia, temas a día de hoy de plena actualidad, vertebran historia que invita a reflexionar.

Sonrisas y lágrimas (1965)

Arrasó en taquilla y se convirtió en uno de los musicales más aclamados. Julie Andrews, la novicia María, es la protagonista de esta historia ambientada en Austria en la que, basada en hechos reales, tendrá que hacerse cargo de los siete hijos de capitán Von Trapp. Se alzó con cinco premios Oscar.

Annie Hall (1977)

Considerada la mejor película de Woody Allen, esta comedia romántica redefinió la narrativa cinematográfica de la década. Cuenta la relación de un neurótico judío afincado en Nueva York, interpretado por el propio director, y su pareja, Annie Hiell, personaje al que da vida Diane Keaton.

Cantando bajo la lluvia (1952)

Otro aclamado musical. La calidad de su repertorio, el tono de comedia y la fresca narrativa han hecho de esta película un imprescindible en el marco del cine clásico. Dirigido por Stanley Donen y Gene Kelly.

Con faldas y a lo loco (1959)

Gánsters, travestis y Marilyn Moonroe son los ingredientes de esta explosiva comedia que terminó de consagrar a Billy Wilder. El guion parte de la película francesa de los años treinta Fanfare d’amour. Solo se llevó un Oscar, algo que compensó su millonaria recaudación en taquilla.