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Flamenco y moda se dan la mano con ‘La vida es un romance’ de María Juncal 

María Juncal y María Lafuente son dos de esas personas que ya estaban destinadas a conocerse. Y como no hay mayor fortuna que conocer a personas que te complementen, han coincidido estas dos profesionales de diferentes ámbitos para colaborar y crear magia sobre el escenario. De este modo, nos han contado sobre el proceso de creación de La vida es un romance. Un espectáculo en el que moda y flamenco se dan la mano para demostrar, una vez más, que a través de estos dos artes es posible hacernos soñar desde la butaca.

Diseño de bata de cola María Lafuente / Foto: De Flamenco

El Teatro Cofidis Alcázar de Madrid acoge esta obra dirigida por el coreógrafo y bailaor Ángel Rojas, en la que la bailaora María Juncal depositó toda su confianza sobre la diseñadora española María Lafuente. Una encomienda en la que la artista ha creado piezas únicas que han destacado detalles que la caracterizan como la técnica del macramé, por ejemplo.

Diseño María Lafuente / Foto: De Flamenco

Las notas de una guitarra española, un ‘quejío’, o el vuelo de María Juncal sobre el escenario son algunas de las enseñanzas que tiene intrínsecas ‘La vida es un romance’. Ejemplos a través de los cuales me atrevería a explicar cómo desde escena todos y cada uno de los artistas derrochan ese arte flamenco tan español, y son un ejemplo de superación tras poner en pie este espectáculo de 90 minutos y tres actos gestado en tiempos de pandemia.

María Lafuente en escena / Foto: De Flamenco

«Yo soy una romántica empedernida. Hay que creer en el amor, porque sin él no hay nada en esta vida. Así que, a las románticas…», contaba la diseñadora explicando cómo cada uno de los diseños que luce Juncal desde el escenario están hechos a mano con mimo. Y teniendo en cuenta hasta el más mínimo de los detalles, pues cada una de las prendas está confeccionada y estudiada para formar parte del cuerpo de María y ser «su otra piel». Así, María Lafuente explica cómo ha sido el proceso de elaboración de prendas que «se saliesen un poco de lo normal, que sean capaces de cobrar vida por sí solas», algo que andaba buscando la bailaora.

María Lafuente en escena / Foto: De Flamenco

«Una de las cosas más bonitas que me ha pasado es que otro se ilusione con mi proyecto. Es increíble que María se haya sumado al espectáculo con sus ideas y con toda su creatividad. Desde que hablé con ella por primera vez, sabía que era la persona», expresaba Juncal con una sonrisa.

María Lafuente con bata de cola / Foto: De Flamenco

El caminante

Todos tenemos una historia que contar‘ es una de las frases con las que comenzaba a recitar uno de los bailaores o ‘caminantes’ en la obra. Y qué veracidad tan enorme es la que llevan implícitas las palabras de esa frase. De una u otra manera, un romance, como explicaba María, es una palabra que no únicamente alude a los sentimientos personales internos sino a la creación de rimas o historias que poder contar. Y que poder añadir a ese romancero que, por descotado, son cada uno de nuestros recuerdos. Los que vamos viviendo, y queremos recordar por tiempo, y también los que dejamos olvidar. «El romancero incluye lo que tenemos y lo que dejamos de tener. Cuando le damos la bienvenida a algo maravilloso o cuando nos despedimos de alguien del que tal vez queríamos, o no. Pero todo eso forma parte de nuestra historia», cuenta María entre silencios.

Diseño en escena de María Lafuente / Foto: De Flamenco

A través de esta obra, tanto María Lafuente como Juncal, han buscado que el espectador se sienta parte de esa historia; como conjunto de acciones de cualquier caminante que sigue su propio camino. De ahí que la cercanía al público sea prácticamente absoluta ya que se puede escuchar desde un respiro de la bailaora, de un cantaor o del guitarrista; o el taconeo absoluto de todos ellos. Procurando la familiaridad en la escena y en la obra; un acercamiento al público.

«La vida es un romance» / Foto: De Flamenco

Como apasionada de la cultura española y de nuestras tradiciones, además de andaluza, «La vida es un romance» erizó mi piel en más de una escena. Mi mente, durante el espectáculo, tradujo la escena en un cuerpo que danzaba entre un pentagrama de notas musicales suspendidas en el aire, que se podían ver. Al son del palmeo y de la guitarra y del taconeo.

La bailaora en escena / Foto: De Flamenco