Cultura

Brigitte Bardot confesó antes de su muerte: «Jamás me sentí hermosa»

(Foto: COOLthelifestyle)

Brigitte Bardot es un nombre que ha vestido el cine durante décadas y fue uno de los pilares que construyó la cinematografía francesa del siglo pasado. También fue una importante figura en el mundo de la cultura e incluso un icono de la moda en las décadas de los sesenta y los setenta. Su nombre comenzó a resonar con títulos como Y dios creó a la mujer, Viva María o incluso Una parisina, los cuales desarrollaron, a su vez, ese punto de icono sexy que encandiló las miradas de muchos. La actriz ha fallecido a los 91 y le hacemos un homenaje a través de uno de los grandes legados que nos ha dejado.

Brigitte Bardot. (Foto: Getty)

En el mundo del cine, lo que vemos es lo exterior, lo superfluo, pero detrás de la vida de esos intérpretes que nos entretienen, a través de la pantalla, hay muchos ángeles y demonios que les crean debates interiores. A pesar de la percepción que nosotros podamos tener, quizás les vemos bellos y con estilo, pero cuando se miran en primera persona, a veces no es así. En el libro iLarmes de combat, la actriz francesa relata la cruda realidad de lo complicadas que pueden ser, muchas veces, las relaciones humanas.

Sobre estas páginas, cuando Brigitte Bardot tenía 83 años, hizo uno de los ejercicios más duros de su vida: desgarrar su interior para contar una historia que sorprendió al mundo. En estas 270 páginas habla de ese momento en el que desapareció, los temas pendientes que tuvo que solucionar e incluso los combates internos que le quedaron por solventar. Era 2018 cuando publicaba esta obra y, como bien afirmó en una entrevista con la periodista y coautora del libro, Anne-Cécile Huprelle: «Después de esto, no volveré a escribir».

Brigitte Bardot. (Foto: Getty)

En este testamento, la actriz francesa deja patentes muchas confesiones. La popularidad puede ser muy dura y la fama, en ocasiones, es una bendición o una de las peores maldiciones que existen. Como bien asegura en sus páginas: «Cuando abandoné el cine, no podía más. Es exasperante soportar el reverso de la medalla. Una frase de Madame Germaine de Staël resume muy bien la angustia que puede engendrar la celebridad: «La gloria es el duelo esplendoroso de la felicidad». Estoy convencida de que la fama destruye. No hay nada más que ver los destinos de Marilyn Monroe, Romy Schneider o Marlene Dietrich. La mayoría de las grandes actrices tuvieron un final trágico». Además, añade que la fama no le permitió vivir una vida normal y que cuando dejó la actuación, se sintió aliviada.

Brigitte Bardot. (Foto: Getty)

Brigitte Bardot siempre ha sido uno de los iconos de belleza que, a pesar del paso de las décadas, ha seguido siendo un referente. Pero ella no se veía de la misma manera. «Jamás me sentí hermosa. Recién ahora comienzo a darme cuenta de esa famosa belleza que originó mi éxito. Eso viene de la ortodoncia que debí soportar durante mi infancia, que hacía juego con mis enormes anteojos y mi peinado horrible. Tenía tanto horror de mi físico que, a los 10 u 11 años, decidí asumir mi fealdad. Puede resultar sorprendente, pero no tengo confianza en mí. Todo me aterroriza» Unas duras declaraciones que la actriz dejaba plasmadas en su único libro.

Brigitte Bardot. (Foto: Getty)

Uno de los momentos más horribles que ella puede recordar es cuando fue madre y cómo vivió el acoso mediático de la prensa, haciendo guardias en su casa. «Cuando nació mi hijo, había centenares de fotógrafos al pie de mi casa. El acoso mediático que sufrí desde ese momento fue el origen de un traumatismo irremediable. Y fue Nicolás quien pagó las consecuencias. No pude enfrentar y asumir ese embarazo porque era demasiado joven, demasiado inexperimentada, demasiado activa, demasiado conocida, demasiado inestable. Jamás hay que forzar a una mujer a tener un hijo», confiesa en sus páginas.

Brigitte Bardot. (Foto: Getty)

En cuanto a sus amores, además del que fue su marido, Bernard d’Ormale, los animales fueron su gran compañía durante estos años. Vivía con ellos en una imponente casa en Saint-Tropez, la cual vendió hace unos meses y que, a pesar del acoso constante de los paparazzi en su carrera, nunca dejó de ser su edén de paz. Lo que Brigitte Bardot hizo fue dar luz a las sombras que existen en el mundo del cine y las exigencias, a veces, exageradas que se requieren. Un icono que se va, pero que nos deja un legado, con un trasfondo que nos hace pensar.