Tips para una cocina de revista, por Raquel Chamorro: «Tonos claros en paredes, muebles y encimera»
La cocina es más que nunca el núcleo de la casa. Su mera funcionalidad ha pasado a un segundo plano para centrar en estos espacios parte de la vida, del día a día de los hogares. Incluso la creciente oleada de fenómenos virales y recetas de las redes sociales han llevado a los foodies a hacer de las cocinas auténticos sets de grabación. Por todo ello, hemos preguntado a la interiorista Raquel Chamorro cómo podemos dar un nuevo aire a la cocina, sin perder el foco en lo que será tendencia en interiorismo este 2025.
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Funcionalidad contemporánea
Si preguntamos a Raquel Chamorro sobre cómo se imagina las cocinas en 2025, la interiorista nos desvela el tríptico esencial en todas ellas: funcionalidad, estética y sostenibilidad, adaptándose a un estilo de vida moderno. «Una tendencia destacada es la integración de la cocina en el espacio social del hogar, fomentando la convivencia, y esto se logra a través de diseños abiertos, islas centrales y barras que invitan a disfrutar de la vida en compañía».
En cuanto a los materiales, «la sostenibilidad y la naturalidad son la clave, y se destacan los reciclados, renovables y de bajo impacto ambiental, como la madera certificada, el bambú y las superficies sólidas ecológicas». Los colores también se inspiran en la naturaleza con tonos neutros y cálidos como el beige, el gris, el blanco roto y los verdes suaves, que transmiten calma y serenidad. «Apuesta por colores neutros que aportan luminosidad y amplitud», afirma Chamorro.
Otro punto importante es la introducción de la tecnología, que en las casas del 2025 «también juega un papel fundamental, los electrodomésticos inteligentes, como hornos y placas de cocción conectados permiten controlar la cocción de los alimentos de manera remota». Asimismo, la iluminación LED regulable se integrará en el diseño para crear ambientes personalizados y funcionales. Si quieres integrar en tu hogar estas tendencias, «puedes empezar eligiendo materiales nobles o naturales para encimeras, revestimientos y mobiliario», subraya Chamorro.
Lo primero la funcionalidad: aúna estilo, comodidad y resistencia
La cocina, como otras muchas áreas de la vivienda, tiene una función práctica, esencial en el día a día de las personas. A pesar de que la vida en los hogares contemporáneos ha posicionado a la cocina como uno de los núcleos de la vida, en palabras de Raquel Chamorro lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de configurarla es la funcionalidad. «Una cocina debe estar diseñada para facilitar la preparación de alimentos, el almacenamiento y la limpieza, lo que permitirá tener los elementos esenciales siempre al alcance de la mano, aumentando así la comodidad».
La funcionalidad no se entiende sin comodidad. La clave para conseguirlo es configurar cada uno de los espacios en base a su uso. De este modo, la zona de cocción, «debe estar cerca de la de preparación y del fregadero; los utensilios y las ollas bien organizados y han de ser fáciles de encontrar». Así como saber priorizar los recursos que ayuden a facilitar el uso del espacio, como es la iluminación. «Recomiendo combinar una iluminación general con una iluminación específica para las zonas de trabajo, como la encimera o los fuegos, y que la iluminación puntual esté mezclada con la natural».
No por buscar la funcionalidad debemos renunciar al diseño. De hecho, en los últimos años el diseño ha llegado a transformar cada uno de los elementos que interceden en el uso diario de la cocina.
En materiales, prioriza la resistencia
Los materiales que elijamos en la cocina no deben seguir parámetros meramente estéticos. Si lo que queremos es configurar una cocina funcional, trata que los materiales que elijas faciliten y resistan al uso que le des a la cocina. Siempre teniendo en cuenta que estos «deben ser resistentes y fáciles de limpiar. Lo ideal son las maderas, lacas, piedras, acero y los laminados de última generación», subraya Chamorro.
Para las encimeras Raquel Chamorro recomienda la piedra natural, como el mármol, el granito o la cuarcita, «que son conocidos por su durabilidad y son fáciles de limpiar y resistentes a arañazos y manchas. Su belleza natural y sus vetas únicas hacen que no existan dos iguales; y, además, añaden un toque de sofisticación y elegancia a cualquier cocina».
El acero inoxidable también es un material resistente, perfecto para estéticas más industriales, que puede convertirse en una gran opción para la cocina, «ya que es muy resistente a la corrosión, a las manchas y al calor; es fácil de limpiar y mantener, lo que lo convierte en una opción muy popular en cocinas profesionales».
El porcelánico «es muy resistente a los golpes y a las altas temperaturas; el cuarzo por otro lado combina belleza con un mantenimiento muy sencillo». Sin olvidar la madera, que aporta un gran acabado por su calidez.
Adapta la reforma a las necesidades de tu cocina
«En cocinas pequeñas, donde cada centímetro cuenta, es de vital importancia implementar recursos que potencien, tanto la funcionalidad como la estética». Intenta aprovechar al máximo la luz natural y suma puntos de luz puntuales en zonas clave de la cocina, como la isla «donde queda fantástico dejar caer lámparas para iluminar la comida». También es interesante que por dentro todo el mobiliario al abrir la puerta, «a ser posible de push, se ilumine con una tira de led».
En cuanto a los muebles, «para ganar espacio, los cajones con divisiones y los organizadores son muy prácticos, el almacenamiento oculto y las soluciones modulares, también dan buen resultado, así como las estanterías abiertas para colocar objetos y de ese modo servir como elementos decorativos» subraya Chamorro. Aunque también remarca que este tipo de muebles adquieren más polvo que las puertas cerradas y necesitan mantenimiento.
Una cocina necesita orden
Respecto a la configuración de la cocina, Raquel Chamorro defiende la organización en triángulo de los elementos clave (fregadero, cocina, nevera) «para facilitar el movimiento y la eficiencia al cocinar». Si es posible, elimina las barreras espaciales que rompen o impiden una correcta circulación en las zonas centrales y de paso, eliminando paredes y puertas para crear un espacio más abierto.
En cuanto a los colores, «los tonos claros para las paredes o los muebles y la encimera, pero buscando que queden engamados o al menos que haya un leve contraste, todo en una pieza que continúe por la pared, hasta el comienzo de los muebles superiores».