Así es la casa que Adriana Lima ha vendido por 14 millones: cine, piscina olímpica y seis dormitorios…
Adriana Lima no es sólo una supermodelo icónica, es también una mujer que ha sabido construir espacios a su medida. Su más reciente movimiento en el tablero de la vida tiene forma de venta inmobiliaria: la brasileña y su esposo, el productor André Lemmers III, han decidido poner en el mercado la casa que compraron hace apenas tres años en el exclusivo vecindario de Brentwood, en Los Ángeles. El precio de salida no es menor: 15,9 millones de dólares (casi 14 millones de euros).
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A la venta la casa de Adriana Lima por 14 millones
La propiedad es un espectáculo en sí misma. En cuanto uno cruza el umbral, se entiende por qué la adquirieron en 2022 por más de doce millones. Es una residencia contemporánea, bañada por la luz californiana y rodeada de jardines diseñados con un cuidado casi escultórico.
Tiene seis dormitorios y ocho baños que parecen sacados de una revista de arquitectura, con techos altos, ventanales que funden el interior con el exterior y materiales nobles que aportan calidez a la modernidad.
El corazón de la vivienda late en su cocina gourmet, abierta, luminosa, equipada con lo último en electrodomésticos y conectada a zonas de comedor interiores y exteriores.
Desde allí se accede a la terraza, un espacio soñado para largas cenas bajo el cielo de Los Ángeles, con cocina exterior y zona de fogatas.
En el ala más privada, el dormitorio principal es un auténtico santuario. Tiene vistas al jardín, chimenea y un baño en suite digno de un spa, con mármoles, ducha de lluvia y bañera exenta.
Cada estancia respira amplitud, equilibrio y un cuidado obsesivo por los detalles. Y para los invitados, la mansión reserva una casa independiente, con su propio baño.
El exterior rivaliza en protagonismo con el interior. La piscina es de esas que parecen infinitas, rodeada de tumbonas y vegetación frondosa. El terreno de más de 1.300 metros cuadrados ofrece espacio suficiente para instalar incluso una cancha deportiva, lo que convierte esta residencia en un pequeño resort privado en pleno corazón de la ciudad. El garaje cubierto para dos coches se complementa con espacio para cuatro más.
Pero lo que realmente marca la diferencia es la tecnología que recorre la casa como un sistema nervioso invisible. Se trata de una vivienda inteligente en toda regla: la iluminación, la climatización y el sonido se controlan con un solo toque, mientras que un sistema de seguridad con inteligencia artificial reconoce rostros desconocidos y activa protocolos automáticos de alerta.
Cámaras, vigilancia perimetral y patrullaje permanente completan un engranaje digno de una fortaleza discreta.
Además, hay guiños al hedonismo moderno que convierten la casa en un lugar único. El cine privado, con butacas de piel y un sistema audiovisual valorado en decenas de miles de dólares, gimnasio, salas polivalentes y rincones diseñados para el ocio completan el hogar.