Escuchar, empoderar, apoyar y orientar a las auxiliares de los Servicios de Ayuda a Domicilio (SAD) son algunos de los objetivos de los nuevos equipos conformados por Clece en materia de recursos humanos y atención personalizada al usuario. En ocasiones, estas empleadas que cada día cuidan a personas mayores y dependientes, se encuentran con situaciones complicadas, difíciles de resolver.

Por ello, y para abordar de manera eficiente cualquier tipo de escenario, Clece ha creado varios equipos que dan soporte a la plantilla de Servicio de Ayuda a Domicilio: el comité ético, el equipo mentor, el equipo coach y, además, ha impulsado la figura de la mediadora asistencial. Estos equipos trabajan en perfecta coordinación a la hora de tomar las decisiones que, además de resolver casos concretos, elevan la calidad del servicio con buenas praxis que lo hacen evolucionar.

El comité ético, en primer lugar, está conformado por empleados del SAD de muy diversos perfiles que tiene el objetivo poner solución a dudas éticas que puedan surgir en el desempeño del trabajo diario. Coral Falcón, responsable de coordinación del comité ético, explica que “el grupo es muy diverso para enriquecer el trabajo; hay personas de coordinación, calidad, trabajadores sociales, psicólogos, jefes de servicio o personal del departamento jurídico, entre otros, para orientar y buscar soluciones a los conflictos éticos que puedan llegar desde las auxiliares de ayuda a domicilio”.

Falcón destaca la gran importancia de este comité ético a disposición de las auxiliares de atención sociosanitaria y de las personas usuarias del servicio de Clece. “Debemos tener en cuenta que las personas a las que atendemos, en muchas ocasiones sólo tienen contacto con las auxiliares, y que éstas, de alguna forma, se convierten en sus ojos, en sus oídos y en su único apoyo ante una situación grave”.

Grupos interdisciplinares para ayudar a las personas

Falcón relata que, por ejemplo, hace un tiempo tuvieron que intervenir desde este comité ético de Clece por una usuaria que estaba en situación de maltrato. “Vivía con una amiga joven en su casa que se suponía que la cuidaba, sin embargo, la empleada de Clece que iba observaba que no había comida en la nevera o que había yogures caducados que le daba de comer”, explica.

Llegados a este punto, relata Falcón, la auxiliar comentó con su supervisor el problema que tenían y pusieron en marcha el engranaje ético de ayuda. “La señora transmitía y confesaba a las auxiliares que iban a casa que no estaba bien atendida, pero a los Servicios Sociales se lo negaba. La situación era realmente muy complicada y teníamos que saber bien qué hacer para poder sacarla de esa situación y saber qué límites no podíamos sobrepasar”, detalla. “Finalmente”, concluye Falcón, “el caso nos llegó al comité ético de Clece, y entre todos buscamos alternativas para atajar el problema y, con mucho empeño y constancia, logramos que la usuaria se trasladara, voluntariamente, a una residencia”.

A Falcón le encanta su trabajo, “no sólo porque ayudas a las personas a avanzar y encontrar soluciones, sino porque eres capaz de aprender de los demás al trabajar en equipo con gente diferente que aporta una visión que a veces uno no tiene, por falta de experiencia en algún campo. Esta forma de trabajar nos enriquece a todos en beneficio de las auxiliares y los usuarios del servicio que presta Clece”.

Auxiliares sociosanitarias que ponen su experiencia a disposición de sus compañeras

Clece también ha impulsado el equipo mentor, un proyecto que se conforma para ayudar a las auxiliares del SAD a manejar herramientas y protocolos de actuación de manera eficiente. Iratxe Lindosa, supervisora de enlace de SAD en Clece, explica que el grupo tiene un total de ocho auxiliares que están en activo. “Ellas hacen su trabajo cada día, pero, además, una tarde a la semana hacen guardias en la oficina de dos horas para atender al resto de las auxiliares y poder aportar su experiencia en la resolución de los problemas del día a día”, explica.

Por ello, describe, son personal seleccionado porque deben tener cualidades que son imprescindibles para desempeñar esta función de escucha activa: “Se les elige para que tengan empatía, habilidades sociales y de comunicación, inteligencia emocional, etc. Al final, de alguna manera, deben tener la capacidad de aconsejar a sus compañeras cuando deben atender, por ejemplo, a un usuario que no colabora ni quiere que lo atiendan a pesar de necesitar asistencia por su grado de dependencia, y sepan qué hacer para ir modificando la conducta del usuario a través de pautas”.

Además, en la zona noroeste, Clece ha creado el conocido equipo coach, un grupo que está formado para ayudar, empoderar y elevar la confianza de las auxiliares de atención sociosanitaria que trabajan en la compañía. Lourdes Valencia, coordinadora del SAD de Valladolid, explica que “está formado por cuatro personas ajenas a nuestro departamento que empoderan a la plantilla y les van demostrando que son fundamentales, esenciales, imprescindibles para el estado del bienestar, y que forman parte de un equipo que las ayuda, que las escucha. Además, las personas son más productivas cuando sienten que son parte de algo, así es fácil que den lo mejor de ellas mismas”.

Proyectos pioneros para empoderar a la plantilla

Este equipo coach, además, y de acuerdo con Valencia, “es pionero, novedoso y está dando muy buenos resultados porque las auxiliares agradecen mucho el apoyo y la ayuda que reciben por parte de la empresa. Nos interesamos en conocer a las personas que trabajan en Clece, saber cuáles son sus necesidades, detectamos si pueden estar pasando un mal momento en su vida personal y nos involucramos en su bienestar porque éste también repercute en su trabajo al cuidado de las personas”.

En esta línea, relata Valencia que hace poco ayudaron a una de sus auxiliares que estaba sufriendo malos tratos. “No lo decía, pero un día sacó fuerzas para contárnoslo. Estuvimos trabajando con ella desde este equipo coach. Denunció, y ahora se siente mucho más tranquila, está en tratamiento y deseando reincorporarse con todas las ganas del mundo”, explica Valencia.

Concluye con orgullo que, además de las llamadas diarias, desde Clece también “vamos a hacer un curso motivacional para que se sientan valoradas y queridas porque su opinión es importante, pero tienen que saberlo. Por eso, la comunicación siempre es fluida y sincera. Están muy contentas”.

Una persona que te escucha y tranquiliza

Por último, está la figura de la mediadora asistencial del SAD de la Diputación de Almería. Se trata de una persona que habla con los usuarios siempre que lo necesiten y también de forma proactiva: llama siempre a los 15 días de empezar un servicio para ver cómo están y al cabo de un mes realiza otra llamada para cómo está siendo el servicio, si hay una queja o para felicitarles su cumpleaños, etc. Noelia Alcaraz, mediadora asistencia del SAD, explica que “le encanta” su trabajo: “Me siento realizada, tengo paciencia, buen humor y eso se lo transmito a las personas con las que hablo cada día”.

Básicamente, explica Alcaraz, “escucho a los usuarios durante el tiempo que necesitan, les atiendo con tranquilidad porque, por fortuna, Clece me otorga el tiempo necesario para dedicarme a ellos, ¡y cómo lo agradecen!”.