Para rendir mejor en clase, la mejor solución es cenar y acostarse antes

Adelantar la hora de la cena y acostarse antes consigue que los niños disminuyan el porcentaje de somnolencia diurna, permitiendo que puedan conseguir un mejor rendimiento académico. Así lo desvela la Sociedad Española del Sueño, que se hace eco de una investigación de la Unión Europa con implicación de España. Se tomaron en cuenta datos sobre los horarios de países como Turquía, Italia y España en los dos últimos años.

Participaron en la investigación más de 4.000 jóvenes con edades comprendidas entre los 3 y 18 años. En España se centraron en el municipio valenciano de Silla. El fin que se persigue con este estudio es mejorar las condiciones del sueño de los menores y racionalizar los horarios.

Básicamente se ocuparon de cambiar sus horarios, intentando que fuese más racional en función de unos factores cronobiológicos, además de suprimir el uso de aparatos tecnológicos como teléfonos móviles o tabletas en los dormitorios. También procuraron que las cenas se hiciesen a una hora más temprana y que los desplazamientos al colegio fuesen a pie.

Con la introducción de estas reformas consiguieron que el número de menores con somnolencia diurna se rebajase en los centros educativos desde el 29,1% al 15,7%. En lo referente al rendimiento académico también se incrementó en un punto. Al comienzo del trabajo apreciaron como el 63% de los alumnos presentaban durante el día problemas de sueño, pero después de un par de años aplicando estos métodos se consiguió reducir los niveles hasta el 41%.

Adelantar la hora de acostarse una hora no resulta tan descabellado, como apunta el responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quironsalud Valencia, Gonzalo Pin. Eso permitiría una ganancia de hasta el 10% de sueño para los niños. Explica que uno de cada cuatro personas en España cuenta con unos ritmos circadianos alterados. Esto significa que no hay un adecuado funcionamiento del reloj interno que gestiona el sueño y la vigilia.

Además del horario de meterse en la cama influyen otros aspectos como las horas de las comidas, la actividad deportiva o el ocio.