Cómo saber si tu hijo presenta obesidad

En España se estima que uno de cada tres niños menores de 15 años presentan problemas de obesidad o sobrepeso, aunque muchos padres no reparen en ello y consideren algo normal el exceso de kilos. De hecho, un estudio realizado por el Comité Interdisciplinario para la Prevención Cardiovascular (CEIPC) asegura que casi el 70% de los padres no consideran preocupante el sobrepeso. En este artículo te damos unas cuantas claves que te permitirán saber si tu hijo presenta obesidad.

En otros casos, los progenitores son incapaces de reconocer si su hijo cuenta con sobrepeso excepto que alcance unos niveles ya considerados de peligrosos, como recoge un información de la University College de Londres (Reino Unido). En ocasiones, para algunos padres ver comer a sus pequeños grandes cantidades de todo tipo de alimentos resulta básico para disponer de una buena salud, pero tampoco es preciso excederse con la cantidad. El sobrepeso a estas edades acaba condicionando en muchas ocasiones la vida del menor cuando pase a la edad adulta.

Hay ciertos elementos que pueden resultar de ayuda a los progenitores para saber si su hijo se encuentra por encima de los parámetros considerados de normales. Entre otras cosas, cuando se encuentra rellenito, se cansa con facilidad a la hora de realizar una actividad física, duerme más horas de lo normal para un niño de su edad, roncar al dormir, presenta estreñimiento e intolerancia al frío, cuenta con estrías y tiene unos percentiles por encima de lo normal.

Estos kilos de más durante la fase infantil le pueden llegar a condicionar cuando sea adulto. Pueden aparecer una serie de patologías. Además resulta necesario que desde una edad bien temprana se le inculquen unos hábitos saludables, de ahí que los padres deberían animarlo a practicar ejercicio y cuidar un poco más la alimentación, reduciendo sobre todo el consumo de azúcares y grasas.

Menos cantidad y más calidad en los platos

El peso de las personas varía en función de la herencia genética y de los hábitos diarios (lo que comemos, problemas, la actividad, etc). El primer sistema no se puede modificar, pero el segundo sí. Esto hace que tengamos que ponernos manos a la obra desde el primer momento y cuanto antes se ataje el problema, mucho mejor. No nos olvidemos que hay ciertas patologías y enfermedades asociadas al sobrepeso. Además, cuando más tiempo lo dejemos, más nos costará deshacernos de esos kilos de más.

Hay que intentar que el niño coma mucho mejor, reduciendo en ocasiones la cantidad y proporcionándole unos menús más saludables. Jugando con los sabores, formas y colores conseguiremos que la alimentación no le resulte tan aburrida y aprenderá a comer de una forma más sana. Las frutas, verduras y legumbres no pueden faltar en su alimentación.