Un nuevo concepto de timbre para las bicicletas

Un nuevo concepto de timbre para las bicicletas
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La mayoría de los ciclistas que te puedes encontrar por la calle o en las sendas no llevan timbres en sus bicicletas, pero este dispositivo les resultaría de gran valor para advertir al resto de usuarios sobre su presencia o simplemente para pedir paso. En el mundo del deporte todo transcurre a gran velocidad y cada vez nos encontramos con más avances en materia tecnología. En esta ocasión te presentamos un nuevo concepto de timbre para las bicicletas.

Está claro que a los diseñadores y a los ingenieros les encanta marcarse nuevos retos, sobre todo en aquellos casos en los que parece que los dispositivos no precisan de un desarrollo por su funcionalidad y simplicidad. Es lo que ocurre con los timbres. En esta ocasión te presentamos un modelo fabricado en Australia por la compañía de accesorios Knog con el nombre de Oi. Detrás de un aparato de estas características hay muchas horas de estudios, de creación de prototipos, delineación, durabilidad e incluso calidad del pitido emitido. No hay ningún detalle suelto que lo convierta en algo vulgar.

Lo que buscaban en realidad los creadores de este timbre era desarrollar un dispositivo que mejorase las prestaciones que hasta la fecha ofrecían sus predecesores, con un estilo diferente que no tuviese nada que ver con los timbres que se conocían hasta la fecha. Incluso ellos se atreven a definir los modelos clásicos como “una ampolla que sale del manillar”. En este sentido han trabajado mucho para que no se desmarcarse demasiado respecto al conjunto de la bicicleta.

Este timbre Oi resulta muy discreto, es como si no lo llevarás y posiblemente pasará desapercibido para los demás. Está formado por una especie de abrazadera que se integra en el manillar, sin que sobresalga ningún elemento. Otro aspecto a tener en cuenta es que permite salvar el problema de los cables de los frenos y de los cambios. Gracias al diseño de su sistema de agarre al manillar consigue enganchar al cableado sin llegar a estrangularlo.

Lo que puede sorprender más a los usuarios es el sonido que emite este timbre, que no tiene nada que ver con lo de los otros. Se trabajó de manera concienzuda para que el pitido fuese lo más duradero posible y para que tanto el tono como el volumen fuesen óptimos para alertar a los otros ciclistas o a los peatones.

Este dispositivo de momento no se puede adquirir en las tiendas, pero existe la posibilidad de comprarlo en distintos packs y formatos por medio de una campaña de crowdfunding que concluye el próximo 30 de marzo. Sus creadores han apostado por este sistema para comprobar el grado de aceptación que tiene entre los consumidores y aficionados a la bicicleta. De momento han recaudado hasta la fecha algo más del doble de lo que necesitaban para comenzar con su fabricación. Sin lugar a dudas, los timbres son una de las partes más olvidadas de las bicicletas, pero no hay que olvidar el papel que desempeñan para garantizar la seguridad del resto de ciclistas y peatones que nos encontremos por el camino.

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