OKDIARIO reconstruye la huida y caza de Salustiano Amador

Las llamadas a su madre delataron al asesino de la A-5

Las llamadas a su madre delataron al asesino de la A-5
El presunto asesino de la N-V

Salustiano Amador fue capaz de matar a su mujer y esquivar durante ocho días a los guardias que le pisaban los talones, pero no resistió el impulso de llamar por teléfono a su madre y eso delató su posición precipitando su detención en Madrid.

Su alocada huida arrancó la madrugada del 24 de marzo en la A-5, a la altura de la localidad toledana de Santa Cruz del Retamar. Acababa de asesinar a su mujer Dolores Vargas tras discutir con ella en el coche cuando volvían de una fiesta de cumpleaños. En el vehículo viajaba el matrimonio junto a la hermana de Dolores y su pareja. Tras una violenta trifulca, Dolores se bajó del vehículo e intentó escapar momento en que Salustiano la atropelló y le pasó por encima con el coche en tres ocasiones hasta asegurarse de que había muerto.

La hermana de Dolores y su pareja Mohamed se arrojaron en marcha y corrieron hasta el pueblo para salvar su vida. Llamaron a la puerta de la primera casa que encontraron pidiendo ayuda, pero a los guardias civiles que acudieron les contaron que habían tenido un accidente. Sólo horas después, cuando se curaban de sus heridas en el hospital y se había encontrado el cadáver de la víctima, se decidieron a contar que habían sido testigos del asesinato.

Sofocados por el miedo le concedieron un tiempo precioso al homicida para que éste llegara con su coche hasta la casa que compartía con la víctima en el barrio madrileño de Pan Bendito. Allí, Salustiano recogió el dinero que pudo, y tras abandonar el Renault Scénic que usó en el crimen, emprendió la huida hacia el barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla.

A Sevilla llegó horas después y en la calle Sancho Panza le esperaba su hermana Consuelo. Allí también el homicida se reunió con sus hijos y su madre, la que a los ojos de los investigadores ha sido el sostén de Salustiano y la coordinadora en la sombra de su fuga.

Encerrado en el piso

Para entonces, 15 guardias del grupo de delitos contra las personas de la unidad de policía judicial de la Guardia Civil de Toledo seguían sus pasos de cerca, pero durante cuatro días Salustiano consiguió eludir a los guardias cambiando en varias ocasiones de vivienda, hasta que hallaron el portal donde se escondía.

Alertado por las noticias de un medio de comunicación que le situaba en ese mismo lugar, Salustiano dejó de pasearse por el barrio, se encerró en el piso e incluso intentó alquilar una vivienda primero en el barrio de las Tres Mil y posteriormente en varias localidades del extrarradio sevillano, pero ni su hermana, ni el resto de la familia ni siquiera los conocidos le prestaron más apoyo, todos le dieron la espalda salvo su madre.

Los guardias se apostaron en la puerta e intentaron averiguar en qué piso se hallaba el homicida para pedir una orden de entrada, pero en un barrio cuyos edificios están comunicados entre sí a través de agujeros y sus sótanos esconden un laberinto, Salustiano consiguió evadirse y alquilar una furgoneta con la que puso rumbo a Madrid en compañía de uno de sus hijos y la pareja de éste. Su próximo destino: la calle Monte Urgull, en el barrio de Puente de Vallecas en Madrid.

El huido llegó a Madrid el jueves, buscando la vivienda en la que hasta 2014 estuvo viviendo su madre. Y allí quedó a cargo de un matrimonio amigo de la familia que vivía en el mismo rellano de su nuevo escondite. La misión del matrimonio y de su hijo de 40 años que sufría una discapacidad intelectual era la de alojarle con discreción, servirle la comida cada día y alertarle de cualquier peligro pero también la de tenerle bajo supervisión para que no protagonizara nuevos altercados.

Nostalgia de su madre

Ni su madre ni sus hijos le acompañaban en su nuevo destino. Salustiano se creía a salvo de la Guardia Civil, pero añoraba la compañía de los suyos que ahora le rechazaban. No pudo resistir el impulso, agarró el móvil y marcó el número de su madre de nuevo permitiendo que le triangularan las llamadas y los guardias dieran con su ubicación.

La detención se precipitó en las horas siguientes. Los guardias hacía tiempo que escuchaban las comunicaciones de teléfono del fugado y su entorno. Los investigadores habían escuchado al homicida pedir que le consiguieran una nueva documentación falsa y sabían que en pocas horas tenía previsto volver a cambiar de escondite.

A las 20:00 horas del domingo 1 de abril los guardias le detuvieron en la casa sin que ofreciera resistencia. Así terminó la fuga por el presunto asesinato que hoy le ha llevado hasta la cárcel por orden del juez.

Lo último en Sociedad

Últimas noticias